Novelas ligeras en español

jueves, 17 de noviembre de 2016

Dungeon Defense capitulo 8

El Guardia del Norte, Margrave de Rosenberg, Georg von Rosenberg.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 15.
Cercanías del Castillo del Lord Demonio Dantalian.


— Parece que el enemigo no tiene puestos fronterizos adelante, señoría.

— Hmm. Así que todo está de acuerdo a la información de nuestros espías. Parece que no hay nada impresionante acerca de este Lord Demonio Llamado Dantalian…

Asentí luego de escuchar el reporte de mi subordinado.

Actualmente, mis tropas, las tropas del Margrave de Rosenberg, estaban marchando lentamente. El destino era la fortaleza del Lord Demonio Dantalian. Nuestro avance procedía con eficiencia. La moral entre las tropas era alta, y los pasos de todos eran ligeros.

Era un despliegue abrupto, pero todos fueron obedientes. Eso me hacía estar honestamente agradecido. Una fuerza de 1.500 soldados seguían obedientemente las ordenes de su superior sin siquiera quejarse. No había nada más complaciente para una persona de gran importancia que esto.

— Majestad. ¿Cree que sea cierto? ¿Ese rumor sobre la cantidad interminable de Hierba Negra apilada en el castillo del Lord Demonio Dantalian…?

— No importa si es verdad o no. Lo importante aquí es el hecho de que el rumor se está expandiendo por toda nuestra tierra.

La razón decisiva de nuestro despliegue tenía que ver con la Muerte Negra.

Esa plaga terrible que se había establecido como una pesadilla, ahora reinaban sobre toda la gente de la tierra. Los familiares y amigos que ayer gozaban de plena salud, en solo una noche terminarían como simples cadáveres fríos. Era el terror en persona.

Desafortunadamente, la gente de mi tierra no era la excepción. En un solo mes luego del brote la plaga, 2.000 de mis ciudadanos fallecieron.

Todos temblaban de miedo por esa plaga, allí no importaba el estatus social.

De acuerdo a un reporte de un recaudador de impuestos, la población de una pequeña aldea montaña había perecido por completo. Su tarea inicial era simplemente de recaudar impuestos, pero terminó enterrando cadáveres. Era una historia perturbadora…

— La inseguridad y el miedo están por encima de mis subordinados. Si nos quedásemos allí sin hacer nada, entonces la opinión pública se vería alterada. Si eso sucediese, entonces la posibilidad de que se produjese una rebelión se elevaría.

— Una rebelión…

El rostro de mi asistente se tensó.

Él debió haber estado sorprendido que yo, el lord, mencionara la posibilidad de una rebelión. Mi asistente podía haber sido competente, pero carecía de más coraje. ¿Se relajaría si yo sonriera aquí?

— Hasta donde han ido las cosas, esto solo es una hipótesis. Piensa en ello por tu cuenta, ¿qué harían mis súbditos si su lord no hiciese nada mientras sus amigos y colegas cercanos muriesen? Sería difícil para ellos tolerar tal cosa.

— Pero eso es irracional… ¿acaso la Muerte Negra no es un castigo divino de los dioses? Manejar eso no es algo que se encuentre dentro de sus capacidades, mi lord.

— Sea un castigo divino o cualquier otra cosa, es el trabajo del lord cuidar de sus súbditos. Si un lord escapase en una situación así, lo único que le esperara a él o ella sería la ruina.

— Majestad.

Mi asistente me miró con un rostro lleno de admiración.

Dejó de mirarme con ese tipo de ojos. ¿Acaso no había dicho algo obvio? Era algo molesto que los jóvenes de hoy en día se conmovieran fácilmente por cualquier cosa.

¿O es que quizá yo me había convertido en un viejo que era incapaz de mantener su sensibilidad? Esto era deprimente. La única cosa que se incrementaba a través de la edad eran las arrugas y la grasa. Sería bueno ir rápidamente al campo de batalla y tener una muerte honorable…

Si fuese a dar una queja, entonces sería el hecho de que, en los últimos años, no ha habido guerra que se sienta como tal. Algo como una guerra en masa era más improbable debido al brote de la Muerte Negra.

Por eso, yo tenía una oportunidad substancial de morir, no en los ásperos terrenos de un campo de batalla, sino sobre una cama muy cómoda. Es decir, una muerte lamentable para un guerrero. No tendría el honor de enfrentar a mis antepasados en la otra vida…

— Al menos, los ciudadanos deben saber que los altos mandos no están holgazaneando por allí. Ya sea que se encuentre la Hierba Negra en el castillo del lord demonio o no, este es un asunto secundario. Mostrarles que estamos esforzándonos con el fin de hacer algo es lo más importante.

— Comprendo. De eso se tratan las políticas, ¿eh…?

— Hmm –asentí–. De lo que deberíamos estar agradecido es que el protagonista de los rumores es Dantalian. Es un alivio que sea el 71º Lord Demonio.

— ¿Un alivio?

Así era. Suponiendo que el rumor esparcido acerca de responsable de monopolizar la hierba negra seria la 8º rango, Barbatos. Sería inmensamente difícil para las fuerzas de mi Margrave asaltarla. Hacer uso del rumor seria políticamente imposible.

Por otro lado, Dantalian, el 71º, era un novato.

Él estaba a en el nivel de un individuo que olvidabas con frecuencia.

— Podemos torcer el cuello de Dantalian cada vez que lo deseemos. Honestamente, es una perdida llamarlo siquiera Lord Demonio. Simplemente es un adrianictíido. Nada más y nada menos.

De acuerdo a la información que hemos reunido, Dantalian no tiene una base apropiada y reside en una cueva. Ni siquiera tiene un único puesto fronterizo como muralla. Estaría bien declarar que; subyugar al Lord Demonio Dantalian era más fácil que romper la muñeca de un niño.

Por eso, esto era una fortuna.

— Fuimos capaces de desplegar nuestras tropas porque nuestro objetivo era Dantalian. Si se tratase de Barbatos, entonces no habríamos logrado movernos ni una pulgada. Solo habríamos tenido que sentarnos y esperar pacientemente hasta que mis súbditos comenzaran un alboroto. Es una fortuna que la fuente del rumor sea Dantalian…

Mi asistente se asombró.

— Tras escucharle decir eso, Majestad, comprendo que la Diosa de la Fortuna tiene su mirada puesta en usted.

— ¿Hm? ¿Eso crees?

— Si. ¿Acaso los demás dominio no están tan lejos, lo que sería difícil desplegar nuestras tropas si quisiéramos? Pero su territorio, Majestad, está, comparativamente, más cercano al castillo del Lord Demonio Dantalian. Sin importar cuán grande sea el imperio, ¡solo a usted se le dio esta oportunidad!

— Es una suerte. Solo puedes confiar en este tipo de cosas unas pocas veces en la vida.

Pero ya veo. Mi asistente dio en el punto. ¿Debería mostrarme complacido de que las Diosas me presentaran esta oportunidad?

Sacando la voz de mi pecho, ordené.

— ¡Soldados, avancen! Solo quedan dos días para que lleguemos a la fortaleza de Dantalian. ¡Obtendremos nuestra recompensa de guerra allí!

— ¡Si, Majestad!

Los oficiales al mando se dispersaron y animaron al resto de los soldados.

— Muévanse rápido. El descanso terminó. ¡Levanten sus sucios culos y marchen como patos!

Las tropas comenzaron a moverse rápidamente. Todos los soldados estaban equipados ligeramente. Habíamos movilizado a las tropas de esa forma con el fin de terminar esta batalla lo más pronto posible. Sería difícil trasladar provisiones si no hacíamos esto, por eso, esta era una táctica obvia.

Miré al cielo y murmuré.

— Hace buen clima.

El sol estaba oculto detrás de las nubes. El viento era refrescante. Era el clima apropiado para marchar. Probablemente iríamos a la batalla en dos días. Barramos rápidamente el castillo de Dantalian y pongamos mi tierra a salvo.

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Lord Demonio más Débil, Dantalian. 71º Rango.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 15.
Cercanías del Castillo del Lord Demonio Dantalian

Las brujas reportaron que un ejército desconocido se acercaba.

Su fuerza militar, de aproximadamente 1.000 soldados. Un ejército compuesto solamente de humanos, ni un solo demonio. De acuerdo a las suposiciones de las brujas, mirando la velocidad de avance del enemigo, ellos llegarían pronto.

— ¿Los descubrimos demasiado tarde…? –murmuré tristemente.

Los habíamos avistado tarde. La razón era simple. Era porque no teníamos idea de la ubicación por donde iban a avanzar los invasores. La nota nos decía que los invasores aparecerían cerca de esta hora, sin embargo, no nos decía con exactitud quienes eran y por donde se acercarían.

El resultado fue una situación desagradable. Le habíamos permitido al enemigo llegar bajo nuestras narices. Se sentía como yo hubiese quedado tan ciego como un murciélago. Afortunadamente, al menos teníamos a las brujas realizando investigaciones desde el cielo, pero si no las hubiésemos tenido, ¿cuán tarde los habríamos descubierto…?

El juego y la realidad eran distintos. En una guerra de la vida real, no había algo como una ventana de mapa que mostrase amablemente ‘la dirección por donde se acercaban las fuerzas enemigas’. Era deprimente. Al final, tuve que pasar por pasar por la engorrosa tarea de buscar yo mismo a los atacantes. Era la peor condición posible para un encerrado. ¿Acaso no había un hechizo mágico
que acabara con las fuerzas opuestas de un solo golpe, tal como en el juego? ¿No había realmente nada? Ya veo…

Ahora si quería suicidarme…

Desde el día que peleé con Lazuli, he estado con un constante humor abatido. Todo en el mundo era agotador.

¿Por qué seguía viviendo mi vida? Para alguien que ya ha comprendido que su vida es una completa mierda desde la edad de los 6 años, ¿por qué es que seguía vivo? ¿Acaso soy masoquista?

…si, conocía la verdad. Porque debido a mi maldito desorden de personalidad, siempre y cuando pudiese lograr mi objetivo, me parecía bien masacrar niños y ancianos. No sentía ningún remordimiento por ello. El simple acto de convertir la vida de otra persona en una marioneta y manipularla a mi voluntad era uno de los placeres de mi vida, y pisotear a los estúpidos arrogantes y luego empujarlos a una zanga también era un placer de mi vida. ¿Qué se supone que haga? Cuando nací, lo hice de esa forma.

Sin embargo, una vez traté de escapar de mi destino. Luego que mi padre muriese, había renunciado a la herencia y encerrado, alejándome de todo. Pero, por alguna razón, caí en un mundo que seguía la ley de la jungla. Mi vida estuvo en ese modelo, y ahora había vuelto otra vez…

— Huuh…

Un suspiró salió por su cuenta.

Ya era difícil vivir una vida diligente, pero ¿acaso por eso también era difícil vivir una vida ociosa? Ciertamente, este era mi destino. Esto realmente encajaba con una vida que era toda una mierda. Más bien, todos deberían comer mierda. 

Laura De Farnesio habló:

— Lord, su complexión parece enferma. ¿Se encuentra bien? Ambos estábamos teniendo una reunión estratégica. Ella probablemente estaba preocupada ya que suspiré abruptamente en medio de nuestra reunión.

Miré a la Srta. Farnesio con ojos vacíos.

— Farnesio. Cuando la vida se siente como una mierda, ¿qué haces?

— ¿Hmm? ¿De qué habla? La vida siempre ha sido una mierda. ¿Acaso usted, Majestad, quizá ha sentido que su vida era algo además de una mierda? –la Srta. Farnesio parpadeó al verme y yo lo que hice fue levantar mis hombros.

— Bueno… hasta ahora, no.

— ¿Lo ve? De seguro dice cosas inútiles. Referencialmente, ésta damisela piensa que, en un promedio, de 2 veces al día, en querer suicidarse. Los impulsos suicidas ya son parte de la vida de esta damisela.

— Yo lo he hecho un poco menos que eso. Aproximadamente un intervalo de 1.5 veces al día, quizá.

— Lo sabía. ¿Eso no es similar a la mentalidad de una persona normal? No se preocupe por cosas sin sentido, milord. Ya estamos destinados a nadar en una zanja por el resto de nuestras vidas. Incluso si se preocupa, nada va a cambiar, Majestad.

— Hmmm –asentí lentamente. Definitivamente, ella tenía razón. Sin duda alguna, yo también pensaba como ella, por lo que lo acepté en forma de presente progresivo. Pero, ¿por qué estaba sufriendo de recaídas depresivas así de repente? No sé dónde está el problema. ¿Dónde comenzó…?–. Mi humor se ha arruinado bastante. Oh, Farnesio. Viendo como ha llegado a esto, he de liberar mi estrés aplastando al enemigo. Aniquilemos a todos y cada uno de ellos.

— Aunque ésta damisela no tiene objeciones ante esa sugerencia… ¿Lord? Actuar por las emociones es un hábito extremadamente malo. Los sentimientos personales solo harán que la gente caiga a segundos niveles.

— Se eso bastante bien. Pero ¿qué he de hacer cuando soy incapaz de mejorar mi humor sin importar qué? No tengo más opción que calmar mi ira viendo dolor en los rostros de los demás.

Gruñí. Y la Srta. Farnesio asintió a regañadientes.

— Bueno, ésta dama solo sigue sus órdenes, Majestad. Sin embargo, si realmente siente que le disgusta, entonces ¿por qué no dirige usted mismo el ejército? Su frustración podría disiparse más si observase a esos humanos caer ante sus propias órdenes.

— Está bien. La meta de esta batalla es despertar tu potencial. No sería de utilidad so colocamos el carro antes del caballo.

— Usted es bastante terco en lugares peculiares, Majestad –Laura de Farnesio sacudió su cabeza–. Ésta dama le hará la última advertencia. Existe la posibilidad de que ésta damisela pueda hacer que todas las tropas, esas que usted contrató, sean aniquiladas. Además, ésta damisela se siente insegura, pero hay probabilidades de perder incluso si el enemigo tiene 1.000 soldados y nosotros 3.000. ¿Está bien dejar el liderazgo a una damisela como ésta, Majestad?

— Por favor, deja de preocuparte.

Presioné la parte superior de la cabeza de la Srta. Farnesio. Era uno de sus puntos débiles, el cual descubrí durante el tiempo que pasamos juntos, es decir, los últimos días.

La Srta. Farnesio sacudió sus manos y se retorció.

— Ah…, ah…, Lord, no en la coronilla. No me gusta.

— Escucha cuidadosamente. No importa si todas las tropas mueren. Este mundo está lleno de soldados de todas formas. Si ellos mueren, entonces contratamos otros, y si huyen, pagamos más. Su lord tiene tanto oro que podría comenzar a pudrirse.

— Ahh… ouch, la coronilla no…

La Srta. Farnesio terminó como una pulpa. Ella tenía una expresión de perplejidad en su rostro mientras se volvía como gelatina. Para alguien que no tenía cosquillas, ella era una dama con un punto débil muy extraño.

— Sin embargo, eres un individuo imposible de reemplazar. Una persona que no puede ser hecha sin importar cuanto oro se vierta. Déjame preguntarte algo. ¿Parezco una persona que arrojaría a un individuo excepcional, el cual puede llevar a cabo la tarea de 500.000 personas en el futuro, solo porque sentía que perder 3.000 soldados era un desperdicio?

— Es porque esta damisela carece de experiencia militar…

— Maldita sea, quédate quieta. No recuerdo haberte dado permiso de replicar. Solo se obediente y déjate presionar por mí.

— Ahh…, ahh…, ahh… Es por eso que la coronilla cobardemente…

Ohh… al ver a la Srta. Farnesio encogerse de esa forma, hizo que un poco de mi estrés desapareciera. Ciertamente, yo era un sádico saludable. Un individuo ejemplar.

Bien. Ya era capaz de regresar moderadamente a mi estado normal. Mi yo usual que era incondicionalmente correcto.

Por ahora, me olvidé de Lapis Lazuli. Tenía que encargarme de esos bandidos, esos malditos idiotas, los cuales no conocían su lugar y estaban invadiendo mi territorio por su propio deseo. Era hora de enseñarles lo que era la verdader etiqueta.

— De Farnesio. Piensa en este lugar, no como un campo de batalla, sino como un campo de juegos. Una pequeña cantidad de 3.000 juguetes han sido colocados ante ti para jugar como te plazca.

— Ohhh…. Juguetes, ¿no?

— Asi es. Trata las vidas de esos soldados vulgarmente. O simplemente considéralos como simples puntos en el mapa. ¿Crees que te castigaré por el hecho de romper algunos juguetes?

En una ocasión normal, yo no hablaría de una forma tan franca.

Sin embargo, Laura De Farnesio y yo éramos iguales. Éramos parte de un conjunto de personas que era, sin excepción, egoísta. Limitándola, al menos, a ella, yo no tenía inclinación a medir mis palabras.

Para ella probablemente era lo mismo.

— Entiendo. Entonces ésta dama debe llevar a cabo su orden y jugar al combate de soldados –la Srta. Farnesio asintió–. Ésta damisela deberá moverse a la vanguardia.

Movió el muñeco de arcilla que estaba en el mapa. El momento en el que bajó el muñeco con un ruido sordo… la batalla comenzó.

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El Guardián del Norte, Margrave de Rosenberg, Georg von Rosenberg.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 16.
Cercanías del Castillo del Lord Demonio Dantalian.

— Milord, la unidad de reconocimiento ha regresado.

— La batalla empezará pronto. Llámame general, no lord. 

Corregí severamente el error de mi asistente.

Convertirme en un noble excelente fue difícil. En una ocasión normal, tenías que sumergirte en las obligaciones sociales mientras también te preocupabas por asuntos domésticos. Mientras estabas en situaciones de emergencia, tenías que hacerte cargo de ello como el comandante supremo en la guerra.

La magnanimidad y la clemencia tenían que coexistir con crueldad. Por eso, el título que uno tenía era imperativo. Había una energía espiritual en las palabras. La gente cambiaria libremente dependiendo del nombre que les fue colocado.

Actualmente, yo no era el soberano del duque de Rosenberg, sino el comandante de un ejército de mil soldados. No su margrave, sino un simple general. Estaba bien llamar esto la obstinación de un anciano. Era mi credo el que si el nombre de uno no se establecía de inmediato, entonces todo colapsaría.

— Si. Mil disculpas, general. Debo corregir mis errores desde ahora.

— Bien. Dame el reporte del equipo de reconocimiento.

— Ellos reportaron que una unidad de lo que se asume sea el enemigo, está bloqueando el camino adelante.

— ¿Eso qué es? –abrí mis ojos de par en par–. ¿Me estás diciendo que el Lord Demonio Dantalian tiene tropas bajo sus órdenes?

— Si. Sin embargo, no es seguro.

¿No era seguro? Esa no era una frase muy linda. La imprecisión era un oponente de los militares. Uno debía hablar con confianza.

— Había estandartes colocados en el campo del enemigo, pero los exploradores reportaron que su afiliación era desconocida. Parece ser una unidad compuesta principalmente de enanos.

— ¿Una unidad de enanos de una afiliación desconocida, dices…? ¿Cantidad?

— No es una cantidad impresionante, general. De acuerdo al reporte, como mucho, han de ser unos 100 o 200 soldados.

— Eso lo confirmaré con mis propios ojos.

Con las tropas montadas en el remolque, me abrí paso hacia el frente del ejército. Poco después, pude ver el área del enemigo ubicada en lo alto de una zona con colinas. Entrecerré mis ojos y examiné su campamento.

— Hmm, veo que el equipo de reconocimiento está haciendo su trabajo como es debido. Los números enemigos no alcanzan los 200 soldados.

— Eso es justo lo que yo pensaba también. ¿Debería enviar un mensajero para ver a que afiliación pertenecen? 

Sacudí mi cabeza.

— No es necesario. Excluyendo a Dantalian, no hay otros Lores Demonio que residan en esta región.

— Pero, dada la casualidad de que se trate de una unidad que no tenga ninguna relación…

— Agradezco el consejo, pero tengo que rechazarlo. Esta unidad parece que bloquea nuestro camino justo el día en que nuestras fuerzas están avanzando. No existen las coincidencias aquí.

Una vez que le respondí con severidad, mi asistente asintió al comprenderlo, y luego retrocedió.

De todas formas, mi mente se sentía incomoda.

Que dicha oposición estuviese ubicada allí significaba que ellos conocían nuestra invasión de antemano. ¿En qué parte se habrá filtrado la información…?

No, ya era demasiado tarde como para investigar eso. El descuido debe ser evitado. Debemos encargarnos primero de las fuerzas enemigas ante nosotros.

— ¡Asistente, transmite mi orden! Moviliza la caballería y asalta a las fuerzas enemigas por ambos lados. Los de infantería que permanezca en espera.

— ¡Entendido! ¡Compañeros de caballería, flaquéenlos!

Mi asistente repitió mi orden en voz alta. Tan pronto como la orden llegó a los demás compañeros, los clavadistas soplaron sus cuernos. Un gran y valiente sonido. Este era el cuerno único en la región norte de Habsburgo. Amaba ese resonar en los campos de batalla.

Mi asistente murmuró.

— Las fuerzas enemigas también deben estar desesperadas. Esto podría convertirse en una batalla difícil.

¿Acaso él mostraba simpatía por el enemigo? Eso sería problemático. Los sentimientos personales no eran más que objetos lujosos sin significado alguno en el campo de batalla. Lo amonesté.

— Pero nosotros también tenemos nuestras circunstancias. Aunque siento pena por Dantalian, no hay otra oportunidad para nosotros forzarlo a ser nuestro chivo expiatorio.

— Claro.

Hm. ¿Era una preocupación innecesaria?

10 minutos pasaron desde el soplido del cuerno.

Mi asistente habló con una expresión de preocupación.

—…general. ¿Lo enemigos no están tomando represalias?

— Hmm…

Mi rostro no era muy distinto al de mi asistente. Honestamente, yo estaba confundido.

Actualmente, nuestros caballeros ligeros estaban disparando desde la cima de la colina. Con ballestas, ellos disparaban pernos a las tropas enemigas.

El sangrado de las fuerzas enemigas debería haberse agravado, y aun así no
se movían. ¿Qué estaba pasando?

— Quizá ellos tienen algún plan en mente, ¿no cree…?

— Sus intenciones son desconocidas –fruncí el ceño–. Si ellos siguen así, entonces sus bajas se incrementarán.

— No hay movimientos, en lo absoluto, general. Quizá están recibiendo menos heridas de las que creemos, ¿ah?

— No. las posibilidades de que eso suceda son bastante bajas. Claro, el rango y el poder de las ballestas usadas por la caballería eran más débiles que las usadas por la infantería. Pero seguían siendo ballestas. El concepto de absorber la energía mágica de los alrededores para disparar pernos poderosos era lo mismo. No podías tratarlo a la ligera. Ciertamente así es que debería ser, pero…

— General, hay oportunidades de una emboscada.

— ¿En esta colina tan amplia? No hay bosques cercas. Si ellos fuesen a ocultar sus tropas, entonces ¿dónde se supone que lo harían?

—……………

Mi asistente cerró su boca. La preocupación en su rostro era aparente.

No sentí la necesidad de reprocharlo. Mi asistente probablemente sabía muy bien que no había algo como una emboscada. Era solo que él no podía comprender el comportamiento de las tropas enemigas y simplemente vociferaba sus ‘¿quizá?’.

— Eh, bueno, parecen ser unidades de élite. Ellos han estado bajo fuego durante los últimos 10 minutos, pero aún siguen sin moverse. General, ellos no son un grupo de soldados cualquiera.

—…eso solo trae más preguntas.

—…es cierto.

Las fuerzas enemigas estaban recibiendo un baño de flechas unilateral y seguían inflexibles.

Sus tropas eran menos de 200. Sin importar cuantas ballestas tuvieran, era bastante probable que no superasen las 100.

Por otro lado, nosotros teníamos 400 centinelas. 400 soldados que dispararían por turnos, permitiendo que se disparase un ciclo interminable de pernos. Ellos ni siquiera eran valiosos como oponentes. Una lucha entre un niño y un adulto probablemente sería más vigoroso que esto.

A pesar de eso, su infantería seguía manteniendo sus posiciones. Seguían con sus mentones en algo, como si sus camaradas cayendo por las flechas a sus lados era un asunto trivial. Su coraje era anormal.

— Normalmente, los habríamos elogiado por su impresionante disciplina militar…

— ¿Eso no es triste…? ¿Qué hace que esos sean diferentes a un escudo de carne?

— Si. Eso es realmente lamentable.

Mi asistente levantó su voz al estar de acuerdo.

Observamos el campo de batalla durante un rato, en silencio. Finalmente, luego de 20 minutos en batalla, mi asistente no pudo seguir conteniendo su ira.

— ¡Ya no lo entiendo!

Su rostro estaba enrojecido.

Probablemente estaba más enojado ante la incompetencia del desconocido comandante enemigo.

— ¡¿Qué es lo que está haciendo exactamente su comandante?! Sus soldados mueren. Reacciona, dale vuelta a la batalla, ¡haz algo! ¡Al menos deberían rendirse…!

Al final. Cerca del marcado de los 30 minutos del comienzo de la batalla, las fuerzas enemigas finalmente fueron derrotadas.

Incapaz de soportar más las heridas, sus posiciones cedieron. El muro resistente había colapsado.

—…da la orden de cargar.

— Si, general…

Tanto el general dando la orden y el asistente recibiéndola estaban cansados. Pero, los únicos tragados por este humor tan sombrío solo éramos nosotros. 

Nuestras tropas estaban notablemente entusiasmadas por esa victoria tan sencilla.

Buuuu.

El sonido de los cuernos resonó.

Recibiendo la señal, nuestras tropas desenvainaron sus espadas y audazmente corrieron hacia adelante, en dirección a las posiciones rotas del enemigo. 

Terminó con eso.

Incapaces de soportar nuestra carga, los soldados enemigos colapsaron rápidamente. Los enanos huyeron a la derecha y a la izquierda. Debido a la secuencia tan obvia y el resultado tan obvio, la fuerza en mis hombros desapareció…

— General. ¿Deberíamos dar la orden de persecución?

— Hazlo… no puedo comprender realmente nada de esto.

Los soldados enemigos, incapaces de huir tan lejos, fueron acabados por nuestras fuerzas. Gritos perturbadores comenzaron a resonar por las colinas. 

Mi asistente entrecerró sus ojos. Era una escena horrenda…

— ¿Qué acaba de ser esa batalla?

— Me gustaría preguntar tanto como lo haces tú. 

Aún quedaban muchos misterios en el mundo.

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Lord Demonio más Débil, Dantalian. 71º Rango.
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—…ya veo. Ya lo he comprendido –los ojos de Laura De Farnesio brillaron–. ¡Los de infantería no son suficientes para derrotar a los de caballería!

— ¡¿Por qué estás comprendiendo algo tan obvio?! –grité con todas mis fuerzas. Ardiendo de ira, presioné firmemente la coronilla de la cabeza de la dama.

— Ah…, ah…,. Odio eso, lord. Eso allí no me gusta.

— ¿Qué ha sido esa batalla? ¡¿No fue una completa idiotez?!

— Oohh… por eso fue que ésta damisela le pidió no dejarle las ordenes…

La Srta. Farnesio se extendió como un pastel de arroz bajo mi brazo. Incluso si una persona no tenía ningún tipo de experiencia en guerras, esa batalla de hace poco fue terrible. No hay fin para lo terrible que fue. Perdimos completamente a 150 hombres de infantería en un abrir y cerrar de ojos, y lo peor, sin siquiera ser capaces de hacer algo en respuesta.

— Desgraciada. Me retracto de lo que dije antes. No estamos en la misma categoría de personas. Ni siquiera eres como mi hermanita. No eres más que mi bola de estrés persona.

— ¿Qué diferencia existe entre eso y una esclava sexual, milord…?

— Al menos, la esclava sexual puede resolver sus deseos sexuales, pero tu eres incapaz de resolver algo. Esa es la gran, gran diferencia. Maldita inútil.

— Ésta damisela ha sido reducida abruptamente a algo más inferior que una esclava sexual…

La Srta. Farnesio se tornó malhumorada.

En esa última batalla, la cantidad de soldados que tuvieron éxito en escapar ni siquiera alcanzaron los 20. Eso significaba que 9 de cada 10 soldados enviados habían muerto.

Con la Srta. Farnesio, tuve que observar esa escena miserablemente idiota de principio a fin, y lo hice mientras montaba la escoba de una bruja. Sentí como si estuviese siendo forzado a ver una película de clase b.

— Hmm. Pero esto es completamente su responsabilidad, milord.

— ¿Otra vez con eso?

— Ya que ésta damisela solo ha leído manuales del arte de la guerra, es obvio que ésta damisela no está familiarizada con una batalla real. En uno de esos manuales que ésta damisela leyó, está escrito que la infantería era suficiente para oponerse a la caballería ligera. Por eso no hubo más opción que verificar si lo que esos libros decían era cierto –ella bastante descarada como para ser la persona que llevó a cabo la peor batalla en la historia.

Miré a la Srta. Farnesio con ojos malhumorados.

— ¿Entonces? ¿Cuál es tu verdadera intención?

— Ya que se siente como si hubiese perdido mi primera batalla, ésta damisela lanzó 150 personas a su muerte, como si fuesen cosas desechables.

— Debería apretar esa mentalidad de perdedora que tienes. 

Presión. Presión. Presión.

— Ah, ah, ah… estoy siendo presionada, milooord… auch. Ésta damisela está siendo presionada…

— Vuelve a intentarlo, pero con un poco más de entusiasmo. ¿Entiendes? La victoria es una dama. Ella solo sonríe ante los retadores más valientes. La victoria se mantiene distante de los idiotas que se quedan amontonados en una esquina.

— Los retadores más valientes, ¿eh…? –la Srta. Farnesio me miró. Yo sinceramente me encontré con su mirada.

— Así es. Debes actuar imprudentemente pero con audacia.

— Imprudentemente…

— Por eso, el atrevimiento te hace contemplar si lo que estás haciendo realmente está bien…

— Atrevimiento…

Me preguntaba si mi sinceridad la había alcanzado.

Laura De Farnesio se adentró en sus pensamientos momentáneamente antes de asentir. Fue un movimiento ligero, pero hubo cierta resolución en él. Dado que era yo, quien fue bendecido en leer la psicología de la gente, el que decía eso, era algo seguro.

— Entendido. Seguramente es como usted ha dicho, milord. Ésta damisela pudo haber sido algo negligente. Ya que se trataba de la primera vez de esta damisela, y además era un territorio enemigo, ésta damisela pudo haber sido cautelosa.

— Hmm.

— En realidad, la primera vez es el momento en el que uno puede probar la cantidad de privilegios que posee. Incluso si un niño fuese a caer, no hay persona que pueda culparlo por hacer eso. Aunque ésta damisela podía ser la genio más grande en el mundo, ésta damisela sigue siendo una infante en relación a los asuntos militares. No hay razón para preocuparse por el orgullo de esta damisela,
no aquí.

— Hmm…

— Por eso es que, ésta damisela seguirá su consejo e invertirá esa forma de pensar. Ésta dama incluso forzará a los enemigos a quedar en shock. Está bien tener esas expectativas. Jurándolo por el nombre de ésta damisela, Laura De Farnesio, ella no lo decepcionará, Majestad.

— Lo que sea, aunque se siente como si la modestia y el orgullo propio estuviesen caóticamente mezclados en ese discursito. ¡Ese es precisamente el espíritu, Laura De Farnesio! ¿No te aseguré que estaba bien usar a los soldados como te placiera? Soportaré las responsabilidades y las perdidas, mientras tomas la gloria y la victoria. De esa forma no hay negocios lucrativos.
— Como ordene. Milord –la Srta. Farnesio tomó un muñeco de arcilla–. Esta es la sinceridad de ésta damisela.

Con un ruido sordo, ella colocó la figura de arcilla en el centro del mapa.

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— General. Otro grupo de tropas enemigas ha aparecido en el frente.

— ¿Qué?

Fruncí el ceño debido al reporte de mi asistente.

Luego de obtener nuestra incomprensible victoria esta mañana –pude haber pasado por incontables campos de batallas en toda mi vida, pero esta era la primera vez que obtenía una ‘victoria incomprensible’ en lugar de una ‘incomprensible derrota’– nuestras tropas se reorganizaron y marcharon nuevamente.

Normalmente, sería apropiado permitirles a mis soldados que descansaran luego de una batalla. La fatiga que el personal militar recibe mientras se involucraba en un campo de batalla era inimaginable. Era una consideración obvia. Sin embargo, esta vez fui incapaz de permitirles tal cosa. La razón era simple.

La voz de mi razón y sentido común se unieron y declararon que ‘eso’ no podría ser considerado como batalla. Ya que no hubo combate, no había descanso. 

No había agujeros en mi lógica.

Pero, ¿qué el enemigo apareciera otra vez? ¿De qué estaba hablando?

— Dame todos los detalles, asistente.

— Si. Se estima que el número de soldados enemigos sea aproximadamente de 150, así como la vez anterior. Parecen estar en una formación de batalla encima de una colina relativamente alta.

— ¿…por qué no fue esta unidad con la que las tropas ‘chocaron’ esta mañana?

— Mil disculpas, pero tampoco tengo certeza de eso.

Mi asistente estaba tan confundido como yo. Sería difícil esperar una respuesta apropiada en este lugar.

Con la caballería siguiéndome, me abrí paso al frente. Y tal como se dijo, otra unidad de fuerzas enemigas estaba al frente. Las banderas de una afiliación desconocidas estaban batiéndose una vez más.

Sin embargo, había algo decisivamente diferente en estos soldados en comparación a los que enfrentamos esta mañana.

— Asistente. No me digas que es…

—…si, general. Luego de verlo con mis propios ojos, he llegado a esa conclusión también –mi asistente murmuró–. Ese grupo, no tiene más que ballesteros.

—…………

Mi visión se sintió débil.

En realidad, este era un grupo atroz.

Era la primera vez que veía a una unidad así en toda mi vida.

Típicamente, una unidad de infantería consistía de lanceros y ballesteros. No era así simplemente por serlo. Existía una razón para todo eso.

Los lanceros usaban sus largas lanzas para prevenir que las tropas enemigas se acerquen. Cuando llegue el momento, ellos mantendrían las lanzas extendidas para prevenir que la caballería cargue contra ellos.

Como el ‘choque’ que sucedió esta mañana –sí, planeo usar ese término muchas veces–, mis hombres no corrieron descuidadamente desde el principio. Fue porque los lanceros enemigos estaban manteniendo sus posiciones sin dejar brecha alguna. Por eso, habíamos lanzado flechas sobre ellos desde la distanci para forzarlos a abrir sus posiciones. La carga sucedió de esa forma.

Mi asistente habló amargamente.

— Aunque parece que tienen establecidas estacas de madera cerca de sus posiciones…

— Hmm.

Las fuerzas enemigas habían colocado estacas de madera a su alrededor como especie de cerco, eran propósitos anticaballería. Como si trataran de estructurar eso de lo que carecían. Ciertamente, esos eran efectivos para obstruir el acercamiento de nuestra caballería, pero las lanzas eran inferiores a las verdaderas heridas punzantes. Sería imposible bloquear completamente a nuestra caballería solo con eso.

— Asistente. ¿Acaso, eso es una estrategia popular en los campos de batalla de hoy en día? Ya que estoy viejo, me encuentro incapaz de seguir las modas recientes.

— Mil disculpas, general. Si algo como eso fuese una moda, entonces el imperio habría unido a todo el continente hace mucho, mucho tiempo. Y yo habría perdido mi trabajo, y me encontrara actualmente desempleado.

— Entonces… ¿deberíamos juzgarla como una estrategia original?

— Usted es bastante amable, general. Si fuese yo, lo expresaría como una idiotez.

Superar la brecha generacional, fui capaz de identificarlo con mi asistente… En ese momento, como si mi asistente comprendiese algo, abrió sus ojos de par en par.

— General. ¡El enemigo puede estar utilizando ese tipo de estrategia de forma involuntaria!

— ¡¿De forma involuntaria, dices?!

— Si. Quizá esto solo sean especulaciones mías, pero esos soldados de allá deben haber estado planeando encontrarse con las tropas con las que chocamos esta mañana. Probablemente estén tratando de enfrentarnos con esas dos unidades juntas. ¡Sin embargo, ya que unificación fue retrasada, terminaron siendo derrotados antes!

— Hm…

Se sentía como si mi visión hubiese brillado. Ciertamente, eso era posible.

— Ya veo. ¿Conque así era…? Eso explicaría la razón por la que las tropas que enfrentamos esta mañana no actuaron. Ellos estaban esperando que los refuerzos llegaran.

— Así es, general. Y nosotros llegamos antes de que sus tropas pudiesen unir fuerzas. Probablemente no esperaban que avanzaríamos tan rápido. Eso debió haber estado fuera de sus expectativas.

— Tienes razón.

Al final, todo tenía sentido.

El ‘choque’ de esta mañana solo fue un error del enemigo. Ellos fueron atraídos antes de que sus fuerzas se pudiesen unir apropiadamente. En conclusión, el resultado fue su derrota sumamente excéntrica y ridícula.

Ciertamente, los soldados enemigos de esta mañana probablemente no tenían presente a su comandante. En ese momento, ellos, quizá, estaban esperando sinceramente la llegada de su comandante y los refuerzos. Pero, al final, su comandante no fue capaz de llegar a tiempo y toda la unidad terminó siendo aniquilada…

— ¡Todo esto es gracias a su percepción, general! Si usted hubiese organizado a nuestras tropas para que solo estuviesen conformadas por infantería y caballería pesada, entonces nuestra velocidad de marcha habría disminuido bastante. Presumiblemente habríamos llegado al campo de batalla luego que las unidades enemigas se hubiesen unido.

— Hmm, eso fue pura suerte.

— Ellos dicen que si sucede una casualidad dos veces entonces es el destino. No hay duda que las Diosas lo están observando, general. ¡Ohhh, la bendición de la Diosa Atenea está sobre nosotros!

Mi asistente se emocionó y exclamó.

Los soldados tenían la tendencia a confiar plenamente en la religión debido a sus duras experiencias en el campo de batalla. No había nada que pusiese más coraje en las tropas que el saber que las Diosas estaban de su lado. Por eso es que mi asistente, quien sabía este hecho, estaba gritando con entusiasmo.

— ¡La Diosa Atenea le ha dado a nuestra majestad, Rosenberg, su protección divina!

— ¿Qué sucede?

Ante la mención del nombre de la Diosa, los demás oficiales al mando se reunieron.

Una vez que mi asistente explicó la situación enérgicamente, sus rostros también comenzaron a brillar.

— ¡Felicidades, majestad!

— ¡Está claro que las Diosas desean proteger su tierra de la Muerte Negra! Los demás oficiales al mando dieron sus felicitaciones como si ya hubiésemos obtenido la victoria.

Con una expresión fría, sacudí mi cabeza.

— Silencio. Es demasiado pronto como para celebrar nuestra victoria, y más aún cuando todavía tenemos enemigos ante nosotros. No será demasiado tarde para compartir un brindis luego que regresemos a nuestra tierra.

Aunque, estaba demasiado complacido, esto era apresurado.

La batalla aun no terminaba. La lucha continuaba hasta que hubiésemos derrotado al enemigo y regresáramos a nuestras casas. Descuidadamente clamé una ruina inesperada.

— ¡Todos, regresen a sus unidades y organicen las posiciones! Manténganse en espera hasta el sonido del cuerno.

— ¡Si, mi general!

Los oficiales al mando respondieron rápidamente. Ellos habían comprendido mis intenciones en el acto. De hecho, ellos eran competentes. Sus pagos no eran altos sin razón. Ellos eran un montón de personas de confianza.

— Asistente. De la orden de que el grupo de caballería cargue. Enséñenles a los ballesteros enemigos, mediante saltos con caballos, que algo tan trivial como estacas es una resistencia inútil.

— Entregaré esa orden. Nos aseguraremos de derrotar a esos malditos enanos hasta que sus traseros sean rojos.

Luego del sonido del cuerno, nuestra caballería corrió hacia adelante.

Una porción de nuestra caballería fue desmontada por la ráfaga del enemigo, pero eso fue todo.

Nuestras tropas evadieron hábilmente las estacas de madera y pisotearon las fuerzas enemigas.

Se acabó.

Esta sensación placentera se adueñó de mi mente.

Con esto, todas las tropas del Lord Demonio Dantalian estarían exhaustas. Ahora que ya no había más obstáculos, ya no podríamos dejar de avanzar. Marchemos a paso ligero.

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Lord Demonio más Débil, Dantalian. 71º Rango.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 16.
Cercanías del Castillo del Lord Demonio Dantalian.

— Te apretaré.

— Auch, aaauch… ah, ah, no puede… realmente no puede…

— Si. Te aconsejé que actuaras imprudentemente. También te aconsejé que te comportaras de forma audaz. Eso lo admito. ¡Sin embargo, ¿quién coño te dijo que te comportaras como una idiota?! ¡Esto va más allá de ser creativo y solo está dejando caer completamente a nuestras fuerzas en una montaña de mierda!

— Auch…, respirar en la coronilla, que tipo de técnica astuta de alto nivel… ésta damisela ya no puede soportarlo… ésta damisela, ahhhh, ésta damisela esta siendo presionada por su lord…

¿Qué había que ocultar?

Siguiendo a la primera unidad, la segunda también fue derrotada limpiamente.

Cada grupo estaba compuesto por 150 soldados. La Srta. Farnesio había enviado un total de 300 tropas de élite al espacio en tan solo un cuarto de día. ¿Era no era una capacidad impresionante?

— ¡Podrías haber utilizado de una vez toda nuestra fuerza y acabarla, pero ¿por qué enviaste pequeñas cantidades de 150 soldados por turno?! ¿Eres masoquista? Laura De Farnesio, ¿eres parte del grupo que recibe placer por castigarse a sí mismo en situaciones delicadas? Si deseas tanto dolor, entonces puedo mostrarte personalmente el Cielo. ¿Ahhh? ¿Es aquí? ¿Este es tu punto débil?

— No… ya no más, auch… en seriooooo…

La Srta. Farnesio se revolvió como una gelatina.

Su rubia cabellera estaba revuelta, parecía un pastel de arroz. En eso me
detuve.

Luego de parecer una pulpa por un buen rato, Laura De Farnesio murmuró.

— Pero es extraño. De acuerdo a los cálculos de esta damisela, ellos al menos debieron haber sido capaces de defenderse contra la caballería.

— Tu cabeza es lo que es extraño, idiota.

— Esta es la primera vez, en toda su vida, que llaman idiota a ésta damisela.Ésta damisela siempre ha sentido curiosidad en cómo se siente la gente, a la cual constantemente se les llama idiota. Pero luego de haberlo experimentado por si misma, es increíblemente deprimente. Quiero suicidarme…

Con una expresión sollozante, la Srta. Farnesio ajustó su cabello y dijo:

—…parece que la caballería enemiga no está montando caballos normales y sino una raza de caballos mejorada, es decir, caballos de guerra.

— ¿Caballos de guerra?

— Si. Una raza nacida por el cruce de un centauro y un caballo. Ésta damisela ha escuchado que, en comparación con los caballos normales, los caballos de guerra no le temen a los objetos filosos y evaden las llamas. Referencialmente, aunque los caballos de guerra son considerados el núcleo de la milicia del Reino de Bretaña, el enemigo no parece ser de allí. Ya que ésta damisela leyó en un libro que un caballo de guerra de Bretaña es tan grande como un orco.

— No puede importarme menos tus mejoras en conocimiento. ¡Solo muestra resultados! ¡RESULTADOS! –exclamé–. Lo que más desprecio en este mundo es el sacrificio sin crecimiento. No me digas que luego de 300 muertes, aun eres incapaz de haber obtenido algo, ¿ah?

— ¡Qué tacaño! ¡Incluso me dijiste que los tratara como juguetes…!

— Quise decir que al menos deberías jugar dentro del dominio del sentido común que la gente pueda comprender.

Laura De Farnesio me miró fijamente.

— Milord, ¿acaso eso no es divertido?

— ¿Hm?

— Esta damisela se está divirtiendo. Se siente como si realmente estuviese jugando como una sargento –la Srta. Farnesio habló. Aunque la concentración en sus ojos color esmeralda aún era oscuro, había un atisbo de vida en ellos, algo más de lo usual–. Honestamente, ésta damisela estaba asombrada. Majestad, usted instruyó a ésta damisela a tratar la vida de los soldados como si fuesen
juguetes, pero era una pregunta en si eso era posible para ésta damisela. Separe la ausencia de un órgano llamado consciencia dentro de ésta damisela, y verá que aun así, ella sigue teniendo una interpretación del concepto de la ética y la moralidad. Ésta damisela cree que la verdadera diversión viene de la euforia cerebral. Por eso, la pregunta es ‘si el cuerpo de ésta damisela aceptaría una
acción que fuese contra su racionalidad y su felicidad…

La Srta. Farnesio sonrió débilmente. Sinceramente, fue demasiado extraño para ser considerado una sonrisa.

Era como una maquina imitando a un humano, se notaba la ausencia de un alma. Una sonrisa que simplemente seguía el gesto de ‘levantar las comisuras de tu boca’.

A pesar de eso…

— Fue divertido, más allá de la imaginación de esta damisela –eso era lo mejor de la actual Laura De Farnesio–. Fue completamente opuesto. Tratar la vida de otra persona como si fuese un juguete es la recreación más importante de todo el mundo. Tanto como cuando leí un libro de historia, no, podría incluso ser más emocionante que leer un libro de esos. Es maravilloso. Ésta damisela nunca se
había sentido así antes…

—………………

Sonreí.

Con un toque suave, palmeé la cabeza de la Srta. Farnesio.

— Ciertamente, eres igual que yo, De Farnesio. Esa emoción. ¿Conoces lo que la gente llama placer?

— No, no lo sé –la Srta. Farnesio sacudió su cabeza–. Por favor, dígamelo, milord. Instruya a ésta damisela ignorante. ¿Cuál es esa sensación extrañamente placentera? ¿Cómo llama ésta damisela esa diversión que siente como si rezumara de su corazón y envolviera su pecho?

— Algunas personas lo llaman instinto posesivo. Otros se refieren a ello como la voluntad de control. Y ligeramente, los individuos más inteligentes se refieren a ello como el proceso de satisfacer la superioridad propia. Sin embargo, si yo fuese a decírtelo en mi lenguaje, entonces sería más intuitivo y se resumiera en una sola palabra.

— ¿Y cuál sería esa palabra?

— Autoridad.

Le acaricié la mejilla. La expresión de Laura De Farnesio quedó en shock, parecía como si hubiese sido golpeada por un rayo.

— Autoridad…

— Si. Autoridad, amiga mía. Mientras es la fuerza conductora detrás del eterno derramamiento de sangre en nuestro mundo, también es mi razón personal para seguir viviendo esta maldita vida que tengo.

— Autoridad. Milord, ¿usted vive su vida con el fin de disfrutar la autoridad al máximo?

Reí.

Si ésta fuese Lapis Lazuli, entonces, en primer lugar, ella nunca habría hecho ese tipo de preguntas.

Pues esto era un hecho muy evidente.

— Piensa en ello, De Farnesio. El olor a sangre es rancio. El olor de los órganos internos es tan repugnante que hace que quieras vomitar. Pero, a pesar de ello, ¿nunca has considerado la razón por la que las personas siguen satisfaciéndose con los sacrificios y asesinatos interminables? Es debido a que la dulce autoridad es tan fantástica que abruma el horrendo olor de la sangre.

—………………

— Ahh, claro. Una persona que nunca ha probado apropiadamente esta exquisitez particular es incapaz de comprenderlo. Ellos realmente no pueden captarlo. Tal como tú, Farnesio, quien no conoce esa sensación a pesar de llevar viviendo 16 años…

Laura De Farnesio era huna hija natural.

Ella había pasado casi toda su vida confinada en su habitación.

El lugar al que esta chica escapaba de su abuso y cautiverio era la librería.

Ella había protegido su propio ego exiliándose en el mundo de los libros.

El universo dentro de los libros pronto se convirtió en el suyo.

En ese proceso, el método de mostrar expresiones faciales, el instinto de centrar la mirada, e incluso la técnica de elevar o bajar la voz propia, todo eso lo había olvidado.

Esencialmente… desde la perspectiva en tercera persona, ella no era más que una persona que falló notablemente en ajustarse al mundo.

En su perspectiva, era lo contrario, pues todo su esfuerzo y sacrificio se había ido por ajustarse a su propio mundo.

La obsesión de Laura De Farnesio con respecto a la historia tampoco era una coincidencia. Los deseos internos que ella tenía, el impulso que solo debía ser tratado como su instinto, era reflejado tras ser ‘distorsionado una vez’.

Pues cada evento histórico existente era una historia de autoridad.

Hasta ahora, la Srta. Farnesio ha vivido su vida sin percatarse de qué tipo de persona era ella originalmente, y qué tipo de sangre fluía por sus venas.

— ¿No deseas más?

Por eso. El papel que yo le estaba dando a esta chica ya estaba determinado. Un demonio tentando a una damisela.

— ¿No deseas más de lo que ya probaste una vez? Para, una vez controlar a la gente, hacerlas morir. ¿No deseas sentir como si eres omnipotente?

—…………………

— Eres una esclava. Pero te diré qué tipo de esclava serás a partir de ahora. No es algo como una esclava sexual. Nunca sería algo así. Si llegases a convertirte en eso, entonces no tendrías más elección que ser encadenada por mí. De Farnesio. Solo puedes esclavizarte ante la autoridad –pasé mi mano por la boca de la Srta. Farnesio. Rozando la punta de mis dedos sobre sus suaves labios–.
Cualquier otro tipo de esclavitud te cegará, pero ser esclava de la autoridad es diferente. La autoridad te liberará. ¡Si deseas en convertirte en la maestra de la autoridad, entonces el único camino que puedes elegir es ser una esclava de la autoridad primero! Esta es la tierra en la que la libertad vive y respira. Por eso, este es un reino donde los esclavos pronto serán maestros, y los maestros serán
esclavos.

Le había presentado un hito apropiado a mi joven subordinada.

Se parecía al tiempo en el que amablemente le enseñé esto a mis medias hermanitas… desafortunadamente, ellas no eran igual que yo. Sin embargo, yo tenía la certeza de que esta chica frente a mi iba a caminar por la misma senda que yo había andado y en la que permanezco ahora.

Estaba completamente seguro.

—…ahh, ahhh.

La Srta. Farnesio dejó escapar un aliento. Era uno de esos que contenía la calidez del corazón.

— Milord. Ésta damisela… nunca ha tenido su pecho tan palpitante como ahora.

Esto es extraño. Ésta damisela puede sentir con toda claridad la verdad en lo que usted ha dicho. Mi corazón sigue latiendo…

Ella fue incapaz de mostrar muy bien las emociones en su rostro.

Pero eso no importaba. Su respiración cálida era prueba más que suficientes de su sinceridad.

Al final de todo, la expresión que uno tenía era menor. ¿Acaso Lapis Lazuli no era siempre inexpresiva, y aun así era más poseída por el deseo de poder que los demás? La autoridad había saltado las emociones hace tiempo, y era más complicado expresarla con una expresión.

— ¿Sientes que estás viva?

— Si, milord. Ésta damisela se siente viva…

— Graba en tu memoria que eres el tipo de humano que solo puede sentirse vivo por esto. Si llegas a sentir que las cosas van mal, entonces, echa un vistazo al tipo de humano que eres. Si no olvidas tus raíces, entonces nunca perderás tu camino…

Ya se acercaba el momento en el que iba a darle mi último consejo, cuando la voz de alguien resonó abruptamente en mi cabeza.

«Lo siento…»

«¿Para qué…?»

«Ese…»

¿Uh?

Trozo a trozo, como el sonido que resonaba cada vez que una gota de lluvia caía en el agua, cada recuerdo era ondeado silenciosamente por una voz.

«Ese no es el problema.»

«El verdadero problema es algo más.»

«¿Acaso no lo sabe, Su Alteza?»

La onda se esparcía como un círculo y lentamente se desvanecía.

Eventualmente, distintas partes de mi consciencia le respondieron.

No era solo la voz, sino su rostro, la mirada de sus ojos, y las dinámicas de todas y cada una de sus palabras estaban intactas y se reproducían.

No es un debate. Es una prueba simple.

«Su Alteza.»

«Lord Dantalian.»

Santo cielo.

¿Cómo puede ser?

Mi boca se abrió y mis labios se torcieron.

Todo mi cuerpo fue engullido por la corriente debido al shock.

«Parece que aún no sabe qué tipo de persona es ésta, Su Alteza.»

«…ésta está decepcionada.»

«Por favor, grábese este momento en su cerebro, Su Alteza.»

Seguramente… no, seguramente…

«Lazuli.»

«Si, Su Alteza. Ahora si puede hablar.»

«Eres una mujer diabólica.»

«Hasta ahora, ¿qué había creído usted que era ésta?»

Todo estaba claro.

Ahora si era consciente de la razón por la que Lapis Lazuli estaba enojada y decepcionada de mí.

Y solo pude ser golpeado por el hecho de que me di cuenta demasiado tarde.

¿Me estás diciendo que fui un idiota? Aunque la respuesta estaba justo delante de mí, no pude verla hasta ahora.

Oh, señor, gran Dios, mamá, papá, hermanas mías, hamburguesa de pollo, desde Alá hasta Buda.

Fui un imbécil.

Fui un completo idiota y un bastardo mental.

Ahora fui capaz de comprender por qué Lapis Lazuli se había comportado de forma desobediente durante ese extenso periodo de tiempo. Era obvio que lo hiciera. Era obvio ya que no había más opción que eso. ¡Si Lapis Lazuli se hubiese comportado como yo lo hice, entonces yo también me habría enojado!

Yo estaba loco.

Gravemente insano.

¿Por qué es que sigo exactamente vivo y no he cometido suicidio? ¿Cómo es posible que viva en este mundo con un cerebro tan deficiente? Lo único apropiado para mí sería morderme la lengua y matarme. Un niño de 6 años probablemente habría sido más inteligente que yo.

— ¿Milord?

Mis sentidos volvieron rápidamente al oír la voz de la Srta. Farnesio.

Ella estaba mirándome inexpresivamente.

— ¿Está bien? Ha dejado de hablar de forma tan repentina, e incluso comenzó a temblar. Si acaso desea usar el baño, no se preocupe por esta damisela y vaya con toda tranquilidad.

La Srta. Farnesio colocó ambas manos en su pecho. Sobre su corazón.

— Las palabras que usted desea transmitirle a ésta damisela, ya se han abierto paso hasta acá. En una forma pequeña pero distinta… ésta dama no olvidará nunca sus palabras, Majestad, y así será hasta la muerte.

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[¡Tu diabólica elocuencia ha cautivado a la otra persona!]

[¡El afecto de Laura De Farnesio ha aumentado por 24!]

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Con ojos sorpresivos, la miré.

Recibiendo honestamente mi mirada, Laura De Farnesio sonrió brillantemente.

— Por eso es qué está bien que vaya y vuelva.

Aunque era una imitación inepta de una sonrisa, sus sentimientos estaban contenido propiamente en ella.

Era la primera vez desde que había nacido que ella sonreía por propia voluntad.

— No se preocupe por la batalla. Las pruebas han terminado. La verificación acerca de cuál aspecto de cada manual de guerra es correcto, se ha completado. Ahora, lo único que ésta damisela tiene que hacer es aplicar correctamente ese conocimiento.

—………………

Me levanté lentamente.

Incluso luego de hacerlo, caminé de un lado a otro en mi sitio durante un rato. Lo que planeaba hacer desde ahora estaba resolviéndose en mi cabeza. La Srta. Farnesio estaba mirándome como si yo fuese un extraño, pero eso no me preocupaba.

Ya que la contemplación era extensa, mi decisión se mantuvo firme.

— Ya regreso.

Al final, yo no era alguien con una personalidad indecisa y vacilante. Por naturaleza, yo despreciaba ese tipo de comportamiento. Golpear cuando el hierro está caliente tiene mejor sabor.

— Hmm. Parece que usted tiene la tendencia a aguantar bastante antes de ir al baño. Tómese su tiempo…

No pude oír el resto de lo que la Srta. Farnesio había dicho. Ya estaba corriendo velozmente hacia mi castillo de Lord Demonio. Ya que nuestra sede militar estaba fuera, tuve que correr una cantidad de tiempo justa antes de llegar al destino.

Me preguntaba cuanto había corrido. Era claro que fue un tramo lo suficientemente largo que se podría considerar exagerado para el lamentable aguante de un encerrado. Honestamente, habría sido más conveniente si le hubiese pedido a una de las brujas de las Hermanas Berbere que me trajese,
pero pensé muy tarde en ello. Para ser exactos, me di cuenta de ello justo después de llegar frente a la oficina de Lapis Lazuli en mi castillo.

Bang.

— ¡Lala!

Golpeé la puerta. Afortunadamente, Lapis Lazuli estaba en su oficina. Excepto, que el tiempo no era grandioso. En realidad, fue pésimo. Lapis Lazuli estaba medio desnuda y cambiándose sus calcetines negros. No, por si acaso, ¿acaso no era un buen tiempo? Ahh, no estaba seguro.

—…………………

Lapis Lazuli miró en mi dirección y suspiró.

— Su Alteza. ¿Acaso ésta no le ha dicho muchas veces que toque la puerta antes de entrar?

— Espera. Escucha lo que tengo que decirte, pero no te muevas.

Respiré profundamente.

Como había corrido descuidadamente, mi pecho ardía más de lo necesario.

Jadeé bruscamente. Necesitaba mucho tiempo para que mi respiración se calmara. Por eso era que odiaba los ejercicios intensos. Se robaban la compostura de uno. Yo siempre era sereno y calmado.

—…seguramente, usted corrió todo el camino hasta aquí, ¿no? asombroso. Hasta ahora, ésta siempre había asumido que usted solo sabía caminar y acostarse, más no sabía de otros movimientos corporales.

— Escúchame, Lala.

Enderecé mi espalda, y usé ambas manos para realizar todo tipo de gestos.

— Lo que necesitamos ahora es dialogar. La necesidad de lograr un entendimiento mutuo a través de un dialogo complejo y delicado pero esencial, es urgente. Este es un asunto político muy grave, así como también es un núcleo más importante que cualquier otra cosa.

— ¿…por eso es que usted se está comportando así de forma tan repentina, Su Alteza? Cada vez que comienza a imitar una forma de hablar muy extraña, ésta no puede evitar ser abrumada por una extraña ansiedad.

Levanté mi dedo índice.

— Desafortunadamente, nuestra situación actual no es muy favorable. No sería exagerado decir que seguimos yendo cuesta abajo. Una fuerza de aproximadamente 1.000 tropas enemigas se están acercando a nosotros en este momento, así que necesitamos tener algo como la política en nuestras mentes. Por eso es qué, solo lo diré una vez. Claro, nuestras circunstancias mejorarán desde ahora en adelante, y los días donde no estemos particularmente ocupados seguirán, pero seguirá siendo solo una vez. Así que no me hagas repetirlo. Para mí, esta es una decisión increíble, terrible e inmensamente difícil, y por eso, seré muy claro al decirte eso cara a cara, aunque terminé poniéndome bajo una presión terrible.

— Ah… -Lapis Lazuli inclinó su cabeza. Ella quedó estupefacta, no había expresión alguna en su rostro–. Hable, por favor.

— Te amo.

El tiempo se detuvo.

Un reloj de péndulo hizo tic-tac.

Se sentía como si el mismísimo aire hubiese dejado de fluir.

Luego de una extensa pausa, Lapis Lazuli frunció el ceño

— Mil disculpas, pero ésta es incapaz de entender.

— Te amo, Lapis.

—………………

El momento en el que ella abrió su boca, di un aplauso de forma exagerada.

— Bueno. Lo dije dos veces. Al final fui capaz de hacerlo. Me determiné, juré y prometí decirlo solo una vez, pero al final lo dije dos veces. Bien. Esto está bien. Esto sigue estando en mi dominio de predicción. No hay problema. No me hagas repetirlo otra vez. Para mí, esta fue una decisión, increíble, terrible e inmensamente difícil, y por eso, seré muy claro al decirte esto cara a cara y
ponerme bajo una presión terrible. Podemos discutir los detalles luego. He de irme con el fin de encargarme de las fuerzas enemigas que se acercan a esta hora. Si lo miras cuidadosamente, esto no es algo que los Lores Demonio debieran hacer. Cuídate. Adiós. Me voy.

Portazo.

Cerré la puerta.

Distorsioné bruscamente mi expresión.

El silencio fluyó. La serenidad del interior de mi castillo no tenía límites. El sonido del agua cayendo de una estalactita podía oírse en algún lado. Mientras mantenía mi posición de apoyar mi espalda contra la puerta, dejé escapar un:

‘Hmm’.

— Fue perfecto.

Ciertamente lo fue.

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Lord Demonio más Débil, Dantalian. 71º Rango.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 21.
Palacio de los Gobernadores, Niflheim.

—………………

La expresión de Barbatos cambió lentamente.

Al principio, parecía que su cerebro era incapaz de comprender lo que acababa de escuchar. Sin embargo, 3 segundos después, ella enarcó lentamente las cejas.

— ¿….ah?

— Amor, Barbatos. Estoy hablando de amor –sonreí. Barbatos aún era incapaz de entender mis palabras. Con una sonrisa cubriendo mi rostro, habló de forma burlona–. Piénsalo. Era un asunto demasiado obvio. ¿Por qué traté de matar a la madre de Lapis? ¿Ah?

Ya que Barbatos no respondía, volví a preguntar.

— ¿Por qué traté de matar a la mamá de Lapis? Si usas un poco tu cabeza, entonces puedes imaginarlo. Honestamente, no hay beneficio que yo pueda ganar por matar a esa vieja bruja. Nada, en lo absoluto –guiñé–. Un Lord Demonio que ha matado horrorosamente a la madre de su amante. ¿Cómo me vería la gente? Me considerarían como un asesino lunático e insano. Hacer algo como eso sería como pasar mi nombre por el fango. Indudablemente, no debería matarla. Es obvio.

El momento en el que uno exponía su propia ignorancia era deleitable. Ahh, se sentía como si yo, inintencionalmente, comenzaba a sentir gusto por este mundo.

— Sin embargo, traté de matar a esa mujer como si se tratase de la cosa más obvia del mundo. Si Lapis no me hubiese detenido, entonces las vísceras de esa vieja habían salido por todos lados. ¿Cuál fue la razón? ¿Por qué traté de llevar a cabo un acto así, aun sabiendo que no me beneficiaria políticamente? Solo hay una respuesta. Es porque amo a Lapis Lazuli…

—…espera un momento –Barbatos frunció el ceño–. Deja de emocionarte tanto y espera. ¿Qué, amor? ¿Trataste de matar a la madre de esa chica por amor? Dantalian. ¿Acaso escuché bien?

— Lo oíste correctamente. Parece que tienes un buen sentido del oído.

— Jodete. ¿Cómo que amor?

Sonreí suavemente. Justo ahora, yo era infinitamente tolerante hacia la vida.

— Es un principio articulado y simple, Barbatos. He cometido tres actos que normalmente no habría hecho si se tratase de mi yo de siempre. Primero, traté de asesinar a una vieja aunque no había méritos. Segundo, traté de matar a la criada del palacio de los gobernadores aunque, ciertamente, no había ganancia. Si hubiese asesinado a la criada sin pensarlo, entonces la reputación del Lord Demonio Dantalian se habría deteriorado fuertemente. Posiblemente no puedas verlo como una acción lógica. Tercero, traté de salvar las vidas de Giacomo Petrarca y los guardias, mientras soportaba el peligro de que mi masacre fuese descubierta. Eso realmente fue estúpido. ¿Acaso yo estaba loco? ¿Por qué traté de salvar a esos tipos? Fue simplemente porque quería mostrarle a Lapis Lazuli que ‘yo era capaz de mostrar piedad’.

La primera vez fue una urgencia.

La segunda vez, coincidencia.

La tercera vez, una inevitabilidad.

Y yo fui el estúpido bastardo que fue incapaz de comprender lo que era

inevitable. Dos veces era comprensible, pero ¿qué yo lo obviara por tercera vez? Eso era imposible.

Mi cerebro me dio una respuesta de acuerdo a mi personalidad ecuánime.

Lapis Lazuli. Ella era mi error lógico.

No era distinta a los virus que causaban errores.

— Honestamente, eso fue increíblemente obvio… –miré inexpresivamente un espacio vacío–. Cuando traté de matar a la vieja esa, no sentí diversión alguna. ¿No es asombroso? Para mí, no hay nada más placentero que usar mi autoridad para mandar a alguien al Infierno. Pero, por alguna razón, cuando iba a matar a la puta esa, mi humor era pésimo…

Lo mismo pasó con la criada. No fue para nada divertido.

Solo una ira desagradable que llenó mi pecho.

Yo fui la persona que celebró cuando se enfrentó a Paimon y a Ivar Lodbrok en la Noche de Walpurgis. En una situación donde si yo hubiese hecho el movimiento equivocado, habría estado en peligro de quedar en la ruina, sin embargo, disfruté placenteramente la sensación de jugar con esos dos tanto como lo deseare. Yo era alguien que era tan insano cuando se trataba de autoridad.

Pero, que yo me sintiese disgustado cuanto traté de remover a la vieja y a la criada, era algo extraño…

Era claro que había un error en todo ello.

Las pistas fueron dadas de antemano.

Cuando pisé la cabeza de Ivar Lodbrok me sentí satisfecho…

Cuando amenacé a la dama y a la criada me sentí insatisfecho…

Las diferencias eran simples.

La primera fue una acción tomada por autoridad, mientras que la última fueron acciones tomadas por el amor.

Si eso no fuese sorprendente, entonces no sabía lo que era.

Pensando nuevamente en ello, todo era claro.

— Quedé completamente atónito. Pensar que llegaría el día en el que alguien como yo realmente amaría a alguien. Es algo que no pude predecir, ni siquiera en sueños, por eso fue incapaz de comprenderlo antes…

— Tú… ¿lo dices con sinceridad?

— Siempre soy sincero, Barbatos.

El rostro de la otra parte se tornó burlón.

—…demente.

— ¿Quién?

— Tú. Estás completamente loco.

— Eso no es nuevo.

Me tomé el vino. Un sabor dulce y amargo humedeció mi lengua.

De hecho, este vino obtuvo bien el título de ser el mejor vino en el mundo demoniaco por jactarse de su profundo sabor.

‘Hijo. Si tienes suerte, entonces conocerás a una buena mujer. Hagas lo que hagas, nunca la dejes ir.’

Padre, tus palabras fueron ciertas.

Si conoces a una chica extraordinaria, entonces ese sentimiento solo vendrá a ti.

Sin embargo, mi padre tu razón solamente en este punto.

Pues, decisivamente, soy más competente de lo que él fue. 

Eso lo probaré aquí.

— Lo que tuve que hacer fue simple. Primero, tuve que confesarle mi amor a Lapis. Esto, como te dije antes, fue logrado a la perfección.

— ¿A la perfección…?

La expresión de Barbatos se distorsionó, pero yo ignoré eso.

— Seguido de eso, tuve que quitar rápidamente el ejército invasor. Eso no fue tarea facil, pues mi meta no era aplastar las fuerzas enemigas, sino dar crecimiento a mi futura general. Bueno, hasta cierto límite ella despertó con éxito… solo a cierto grado. Hay algunas cosillas que quedan por enseñarle. Hm, en fin, luego de suprimir a los invasores y presionar a la Srta. Farnesio a mi
gusto… 

Me toqué el mentón.

— Después de eso, tuve que terminar con Lapis.

—………………

Una quietud silenciosa fluyó.

— ¿………qué?

Reí suavemente.

— Imagínalo. Imagina su decepción. ¿Cuánto estuvo decepcionada de mí? Un momento atrás, yo estaba aconsejando sinceramente a la Srta. Farnesio para que se convirtiera en nada más que una esclava a la autoridad, pero justo después, en un abrir y cerrar de ojos, fue revelado que yo no era más que un esclavo del amor. Eso no es cierto. Eso no debería serlo –sacudí lentamente mi dedo índice de derecha a izquierda.

— Lapis no me pidió amor. Claro, nos revolcamos un poco en una cama, pero bueno… eso no es tan importante. Yo habría amado a Lapis aun si fuese eunuco – Barbatos me miró, confundida–. Muy bien, lo diré honestamente. Pude haberla amado un poco menos. El deseo sexual es muy importante, después de todo. Además, elogiando su nombre como súcubo, la habilidad de Lapis en ese campo es realmente… wow, inimaginable. Aunque mi relación con las mujeres no estaba en el lado desordenado, se sentía como si me hubiese sido virgen de forma tan repentina. Lo admitiré. Las actividades sexuales han realizado un trabajo justo de incrementar mi amor por ella. Pero hasta allí. No fue esencial. El lenguaje entre nosotros iba más allá de los movimientos corporales.

—…………

— El único deseo de Lapis es obtener la autoridad absoluta. Pero si le pidiese amor, entonces ella ocasionalmente habría tenido que someterse. Tal como lo hice inintencionalmente por Lapis… cuando conocí a la vieja, a la criada, y a Giacomo Petrarca –sacudí mi cabeza–. Eso sería ignorar los deseos e intenciones de Lapis, y eso también seria desechar mi propio deseo. Porque… –sonreí–. Yo amaba la autoridad más de lo que lo hacía Lapis.

Barbatos cerró su boca.

Mirándola gentilmente, añadí.

— Si me tocase hacer una suposición ruda, entonces bien. Lapis estaría de tercera.

— ¿Tercera qué…?

— Estoy hablando de la secuencia de amor. El orden prioritario en la vida personal. Una persona debe conocer lo que para ella es importante y lo que no. si tratas de tomar ambas aquí y allá, entonces terminarás siendo el león que pierde a su conejo y su ciervo –fruncí ligeramente el ceño–. Así, la vida de uno se despedazará caóticamente. ¿Debería llamarlo frágil? Al final, si te enfrentas a una elección crucial, entonces necesitaras saber de antemano lo que vas a elegir. Hmm. En mi caso, lo primero en mi lista de cosas más importantes para mi es una vida donde se pueda vivir con un poco de vagancia, y la segunda más importante es la autoridad. Y ahora, Lapis Lazuli se ha convertido en la tercera cosa más preciada para mí.

—………

— ¿No es impresionante? La vagancia ha estado conmigo desde que tenía un año de edad. La autoridad ha estado conmigo desde que tenía 6. Como ha de ser obvio, esas dos han sido mis compañeras de toda la vida. A pesar de eso, eso que logré obtener en solo medio año ha tomado su posición como tercera cosa más importante en mi vida. Si no es un milagro, entonces no sabría cómo llamarlo – presioné mi pecho con ambas manos.

El latido de mi corazón fue transmitido a mi palma. Nunca olvidaré esta emoción. Era una experiencia ciertamente asombrosa y impresionante.

— Eso no es amor –dijo Barbatos. Me pregunté si era mi imaginación, pero su voz temblaba–. Está bien si terminaron, pero amor… es una emoción que tiene más valor que otra cosa. Es algo que haría que las demás cosas se apartaran voluntariamente para abrirle paso.

— Ah. Eso es así para la mayoría de las personas –asentí–. Y es por eso que esa mayoría está equivocada –y sonreí como lo había hecho hasta ahora, y como lo seguiría haciendo–. Yo sé la respuesta…

Siempre…

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El Guardián del Norte, Margrave de Rosenberg, Georg von Rosenberg.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 17.
Cercanías del Castillo del Lord Demonio Dantalian.

— Asistente. ¿No hay más reportes de equipo de reconocimiento?

— Ninguno. Nuestros frentes están complemente claros, general.

Mi asistente respondió con un rostro complacido. No solo era él. Los soldados a mi alrededor también estaban alegres. Dentro de poco, nuestras fuerzas llegarían a salvo al Castillo del Lord Demonio Dantalian.

Inicialmente, fuimos constantemente cautelosos con nuestros alrededores.

Fue porque luego del área de colinas, un amplio bosque se extendió ante nosotros. Al contrario de las colinas, las emboscadas eran más probables en un bosque.

No podías eliminar las probabilidades de que un enemigo te tendiera una. Enviar una pequeña unidad a propósito para que fuese derrotada, y luego apuntar por emboscarnos mientras no teníamos cuidado… en términos simples, una táctica engañosa muy básica. Incluso si era una probabilidad entre mil, yo no iba a hacer caso omiso a lo relacionado a una emboscada.

— Ciertamente, parece que todas las fuerzas militares de Dantalian fueron eliminadas ayer.

— Si. Aunque, al principio tenía mis dudas, parece que fue una preocupación inútil.

Luego de atravesar el bosque, una montaña rocosa de dimensiones considerables apareció ante nosotros.

Con una mirada se podía ver que era una montaña yermada que lo único que tenía era roca. La vegetación no podía crecer en los Castillos de los Lores Demonio debido a la energía mágica excesivamente poderosa que manaba de ellos. Ciertamente, esta montaña ante nosotros era el Castillo del Lord Demonio Dantalian.

— Nuestros exploradores encontraron la entrada a la cueva.

— Hm, procedan con el plan.

Tal como lo habíamos planificado anteriormente, una fuerza distanciada entró en la cueva. Era un procedimiento para confirmar si realmente había hierbas negras apiladas dentro del castillo.

Estaba bien si realmente no había hierbas. Esta no era más que una acción tomada para demostrarle a mi gente que no estábamos quedándonos sin hacer nada. Si hubiese hierbas, entonces sí, era una gran fortuna, si no, no era gran cosa. Se encontraba a ese nivel.

Tres horas después, el grupo separado terminó su búsqueda y regresó. Mi asistente me dio el reporte con voz emocionada.

— ¡General, ellos dicen que descubrieron 6 vagones llenos de Hierbas Negras!

— ¡¿Qué?!

Ese era un resultado asombroso.

En completa incredulidad, me levanté y di un paso al frente, y ciertamente, las tropas dispersas estaban transportando las hierbas negras mientras celebraban. Al ver esas tropas, mis 1.500 soldados vitorearon. Se sentía como si hubiese llegado un festival.

Actualmente, las hierbas negras eran vendidas en el imperio por más de 10 monedas de oro cada pieza. ¡Al menos 10 de oro! Dependiendo de la región y el precio de mercado, el precio solicitado podría ascender a las 20 piezas de oro.

Antes de saberlo, mi boca se abrió completamente.

— Gran Lord. Dios Hades…

¿Cuánto podría generar las hierbas en todos esos 6 vagones? En total, probablemente habría 7.000 plantas. 70.000 de oro… el presupuesto procesado por la familia imperial del imperio en un solo año era de 500.000 de oro. ¡Eso significaba, que poseía una séptima parte del presupuesto nacional requerido para manejar todo el imperio anualmente!

— ¡Es el mayor de los éxitos, Majestad! –mi asistente gritó fervientemente–. Ahora el territorio de Rosenberg sobrevivirá. ¡No, esto no está en el nivel de simplemente vivir! ¡La gente lo venerará como un santo bendecido por las Diosas!

— Así es. Podremos salvar a todos mis ciudadanos, a todos los que sufren de esta enfermedad misteriosa…

Mi pecho se hinchó con deleite.

¿Cuántos de mis súbditos estaban adoloridos? ¿Cuánta gente enviaba sus oraciones a las Diosas, y cuantas veces las Diosas cruelmente les devolvían el silencio?

Dos de mis nietos murieron por esta enfermedad. Uno de ellos apenas tenía 6 años…

Mi pecho palpitó ante el recuerdo del cadáver ennegrecido de mi nieto. En ese tiempo, mi hija había sostenido el cuerpecito mientras gritaba de dolor. Un poco más, si hubiese invadido este lugar un poco antes, entonces mi hija no habría tenido que perder a su hijo…

— Majestad, ¿qué quiere decir con salvar a todos los ciudadanos? –preguntó mi asistente–. Ciertamente, se las venderemos al precio apropiado. Apenas liberando este suministro al mercado sería suficiente para recibir grandes elogios de sus súbditos.

— No. les proveeremos la hierba gratuitamente a todos aquellos que estén enfermos –declaré eso luego de calmar mis emociones.

Comenzando por mi asistente, todos los comandantes de mi compañía también me miraron con expresiones de sorpresa en sus rostros.

— ¡Eso es impensable!

— La buena fortuna ha caído sobre mí dos veces en esta expedición. La primera fue que mi territorio se encontrara, afortunadamente, adyacente al Castillo del Lord Demonio Dantalian. La segunda fue que fuimos capaces de dividir y conquistar a las tropas enemigas antes de que pudiesen unir fuerzas.
El hecho de que fuéramos capaces de obtener las recompensas de guerra hoy, fue solamente porque las Diosas nos lo permitieron. No deberías olvidarlo.

— Si las Diosas me han concedido fortuna, entonces mi papel es conceder esa fortuna a mis súbditos. La gloria de Dios debe ser la gloria de todos. ¿No es así, caballeros?

—………………

Mi asistente y comandantes de equipo me miraron de nuevo.

Poco después, mi asistente se arrodilló sinceramente ante mí.

— Éste le ha jurado lealtad, Majestad.

Los comandantes bajaron sus cabezas uno por uno. No se trataba simplemente de un gesto hecho por soldados para mostrar respeto a su soberano. Ajeno a una relación contractual, esta era una señal de respeto entre guerreros.

Personalmente los hice levantar a uno por uno y que se pararan apropiadamente.

— Díganle esto al resto de nuestros soldados. Que a cada personal militar que haya aquí se le distribuirá equitativamente una hierba, y que una vez que regresemos a nuestra tierra, les invitaré a comer cerco y beber cerveza.

— ¡Entendido!

Si un noble como yo recibiese respeto, entonces, a cambio, tenía que responderle no con palabras, sino con comodidades. Nadie podría mostrar gratitud con palabras.

Las palabras que vagaban en un espacio vacío eran como una muralla construida en el aire. El viento más ligero podría derribarla. La lealtad venia del dinero. No había razón para sentir pena de admitirlo.

— Bueno, moveremos los barriles de pólvora, Majestad.

— Háganlo.

— Si. ¡Transporten los barriles!

Los soldados cargaron cuidadosamente los barriles de pólvora de la carreta. Ya que existía el peligro de que explotaran por manejarlos inapropiadamente, 4 magos se quedaron cerca y los vigilaron. Era obvio. Si una explosión accidental se produjese, todos moriríamos. Incluso la negligencia más pequeña no era permitida.

Los magos pasaron toda la expedición salvaguardando los barriles de pólvora.

Ellos pudieron haber sido utilizados como Fuerzas Mágicas Aéreas, pero afortunadamente no hubo una batalla tan feroz como para que ellos necesitaran ser enviados.

Magos. En otras palabras, las Fuerzas Mágicas Aéreas, era una fuerza militar increíblemente valiosa. Oslo ellos podían dominar los cielos. Era una fortuna que no perdiéramos a ningún mago en esta expedición. Sinceramente, había demasiados lujos que podían ser considerados una fortuna…

— Majestad, hemos colocado todos los barriles de pólvora dentro de la cueva.

— Bien. Detónenlos cuidadosamente. La mayor prioridad es que ustedes encuentren un lugar a salvo.

— ¡Si! ¡Detonen los explosivos!

Los magos apuntaron a la entrada de la cueva y dispararon, en completa sincronía, un hechizo elemental de fuego. El rango máximo de los hechizos mágicos era de 50 metros. Las bolas de fuego volaron a una velocidad razonable y explotaron dentro de la cueva.

BOOOOOOOOOOOOM.

El estruendoso sonido de una explosión vibró y sacudió la montaña rocosa.

La pólvora estaba hecha de nitrato de potasio y carbón. Y junto con eso, cada barril también contenía terrones de metal y piedra. Aunque era problemático usarlo en una batalla actual, era muy útil para derribar fortalezas enemigas como esta.

El Castillo del Lord Demonio Dantalian se derrumbó ante mis ojos. Aunque era imposible derribar una montaña completa, así que, solo la entrada había colapsado. Aun con eso, yo estaba satisfecho.

Mi asistente dejó escapar una voz conmovida mientras observaba el espectáculo al pie de la montaña que colapsaba.

— Asombroso.

Ciertamente lo era. Era una expedición que de principio a fin era perfecta.

Ahora sería imposible para el Lord Demonio Dantalian regresar. No solo había perdido a todas sus tropas, sino que también había perdido su fortaleza. Las medidas de seguridad del Margrave de Rosenberg fueron completadas.

Dentro de mí, no había ninguna emoción de lastima. Esta era la ley de la jungla. 

Era obvio que los humanos serian hostiles con los demonios. Acepta tu derrota obedientemente, oh, debilucho Lord Demonio.

— ¡Todas las tropas! ¡Regresemos a casa!

BUUUU.

Los clavadistas, con excesiva alegría, soplaron fuertemente los cuernos.

Recibiendo la refrescante luz de mediodía, mis soldados se movieron con entusiasmo. Ya que el viento también soplaba calmadamente, todo era perfecto.

— Eso era. Ya estábamos en otoño…

Las hojas se habían tornado rojas y los granjeros salían a los campos. Era la temporada donde todo ser vivo cosechaba su vida.

Ciertamente, mi vida avanzando por los campos de batalla y las arenas durante más de 50 años seguía siendo la misma.

Yo deseaba caer en un campo de batalla.

Deseaba estar tendido junto a los demás guerreros.

Pero…

‘Gracias, Majestad. Oh, Grandes Dioses. Permítanle a este hombre sin valor la oportunidad de dejar algo para su gente en su periodo de vida. Solo puedo estar agradecido’.

Mentalmente les oré a los dioses.

Si quizá, luego de darle la cura a mi gente, luego de salvar mi tierra, se me permitiese cerrar lentamente mis ojos. Si ese fuese mi destino, entonces no estaba nada mal. Ciertamente, no lo estaba.

Estaría dejando esperanza para la nueva era y la nueva generación.

¿Acaso ese no era un rol final muy reconocido que un anciano pudiese recibir?

— ¡General! ¡El equipo de reconocimiento ha regresado urgentemente!

Mientras contemplaba en cómo podría dividir la herencia entre mis hijos e hijas, mi asistente me dio un reporte. Su voz era muy alta. Por alguna razón, una complexión de perplejidad se había apoderado de su rostro. ¿El equipo de reconocimiento? Ya a estas alturas no debería haber nada valioso que reportar con tanta urgencia.

— ¿Qué sucede?

— ¡Han aparecido fuerzas enemigas! ¡Tropas enemigas fueron avistadas adelante!

Ante el grito de mi asistente, el aire alrededor se tornó frio. Pude sentir que los soldados a nuestro alrededor estaban sorprendidos y miraban al asistente.

Yo también estaba asombrado, pero mantuve un rostro calmado deliberadamente. Si el comandante era sacudido por la ansiedad, entonces esa ansiedad seria esparcida inmediatamente a toda la tropa. En otras palabras, era una enfermedad más terrible que la Muerte Negra.

Hmm. Parece que se requería un cambio de atmosfera.

— ¡Calma! ¿Lo olvidaron? Nuestra guerra no termina hasta que regresemos a casa. ¡Siempre y cuando la batalla no termine, las tropas enemigas aparecerán por doquier! Esto es obvio. ¡¿Qué razones hay para comenzar una conmoción?!

— M-mil disculpa.

Una vez que mi asistente bajó su cabeza, las tropas estuvieron a punto de contener rápidamente sus reparaciones sin pensarlo. Mi asistente había recibido el regaño en lugar de los demás soldados. Este también era el rol crucial de un asistente.

— Repórtalo con más detalles. Dime donde están ubicadas las fuerzas enemigas y su fuerza militar aproximada.

— Si, general. Las fuerzas enemigas están ubicadas en la zona de colinas por donde pasamos ayer. ¡Su número llega aproximadamente a 3.000!

— ¡……………!

Apenas fui capaz de contenerme y evitar abrir mis ojos de par en par.

La sensación de que mi sangre estuviese siendo drenada me engulló. La razón por la cual fui capaz de mantener mi compostura fue simplemente porque había pasado toda mi vida en los campos de batalla y arenas. Si no hubiese tenido esas experiencias, entonces probablemente habría gritado de una manera inapropiada.

— ¡¿Dijiste 3.000?!

Sin embargo, fui completamente incapaz de controlar la urgencia en mi voz. El humor era pésimo. Pude sentir la decepción de los soldados a mí alrededor.

Incluso pude ver el pálido rostro de los comandantes a cargo…

— Si. El equipo de reconocimiento ha reportado claramente que eran 3.000.

Mantente sereno. Siempre había la oportunidad de reportar algo mal.

Yo había pasado por situaciones así en el pasado. Luego de descubrir el hecho de que las fuerzas enemigas, las cuales estuvieron luchando brutalmente toda la noche, tenían una fuerza militar 3 veces menor a nuestra, toda la tensión en mi pecho desaparecía. Los cinco sentidos de un ser humano no siempre eran precisos, aún era demasiado pronto para entrar en pánico.

— Hmmm. Eso es bastante duro de creer. Por ahora, daré una orden a todas las tropas.

Me aseguré de fingir sinceramente una actitud compuesta. Esos soldados no tenían más opción que vivir sus vidas mirándome. Sin una orden, ellos se pondrían ansiosos. Es decir, era posible borrar la ansiedad con una orden.

— Saldremos de estos bosques lo más rápido posible. Todo el personal militar, avance mientras mantiene en mente la posibilidad de luchar.

— ¡Si, mi general! ¡Soldados! ¡Avancen a toda velocidad! ¡Avancen a toda velocidad…!

Nuestras fuerzas cruzaron rápidamente el bosque. Dos horas después, nuestras tropas llegaron a la región de colinas y presenciaron una vista que era totalmente increíble. Al otro lado de la colina, ciertamente estaban ubicados 3.000 soldados enemigos esperando seriamente nuestra llegada…

— General…

Mi asistente me miró con un rostro tan pálido como el mármol. La fuerza militar de nuestro lado era aproximadamente de 1.400. Comparado al otro lado, éramos 2 veces menor. El lado que ganaría era obvio. Quedaba claro para todos los comandantes a cargo, y era bastante evidente para los soldados también…

Componte, Georg. Ser capaz de fingir ignorancia incluso en este tipo de situación es lo que un comandante hace. Ellos deben actuar como si no saben la verdad que todos los demás saben claramente. Claro, era un rol angustiante. Pero esa era la única forma en la que podía tomar la responsabilidad.

— Asistente. ¿Por qué crees que las fuerza enemigas han aparecido aquí?

— ¿Perdón?

— Si ellos tenían una fuerza militar de 3.000 soldados, entonces habría sido apropiado aparecer mucho antes. Tenían todas las oportunidades de acabarnos. Sin embargo, las tropas enemigas llegaron luego de que hubiésemos saqueado y destruido su fortaleza. Sin importar como lo veas, este es un uso de tropas bastante anormal.

— E-eso es cierto, general…

— ¡Todo el personal, atento a mis palabras!

Grité mientras tensaba mi cuello.

Todos los soldados se volvieron a verme al instante. Este momento era importante. Esta era la única oportunidad que tenía para prevenir que su espíritu de lucha colapsara. Apostemos el movimiento victorioso en esto.

— ¡Esos soldados enemigos ante nosotros apenas han llegado a este campo de batalla! Ellos desean bloquearon, pero estamos un paso adelante. ¡Tuvimos suerte al derribar su fortaleza!

No importaba si eso era cierto o no. implantar vigor en mi soldados era mi único objetivo…

— Por eso, regrésenles una fuerte risa a cambio. Hemos ganado y ellos fallaron. Y encima de todo, hemos descansado lo suficiente por lo que nuestro aguante es firme. ¡Pero ya que ellos acaban de llegar a este campo de batalla, ellos siguen cansados! ¡Si atacamos ahora, entonces la victoria estará de nuestro lado!

Los soldados se motivaron un momento antes de que, eventualmente, sus expresiones comenzaran a tensarse una por una. Bien. Su espíritu de lucha estaba regresando a sus ojos. Vamos, mis soldados norteños. ¡La gente espera nuestro regreso!

— ¡Patéenles el culo a esos malditos enanos! ¡Patéenles el culo y abusen de ellos! De acuerdo a los rumores, se dice que los enanos gritan como cerdos cuando se aparean. ¡¿Acaso no deberíamos, nosotros los humanos, enseñarle amablemente a ese ganado lo que son los verdaderos hombres?!

Los soldados respondieron con un grito. En lugar de algunas justificaciones un poco extravagantes, sería más efectivo en momentos lanzar abusos al enemigo. No retrocederíamos en una batalla de vigor.

— ¡Soplen los cuernos de Folles!

BUUUUUU. BUUUUUUUUU.

El sonido de los cuernos hizo eco por las amplias colinas. Era el ruido que simbolizaba el estallido de guerra desde hace 700 años. Si. La gente de nuestra tierra había ganado durante 700 años de historia y ahora, en este lugar. No nos derrotarán fácilmente.

— ¡Toda la caballería, a la carga!

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Lord Demonio más Débil, Dantalian. 71º Rango.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 17.
Cercanías del Lord Demonio Dantalian

5 minutos pasaron desde que comenzó la batalla.

Aunque era temporal, la situación actual de la batalla estuvo pareja. El espíritu de los soldados enemigos fue bastante impresionante. Sin embargo, hubo algo más que se ganó la mayor impresión. Fue la condición actual de Laura De Farnesio.

— Srta. Farnesio, ¿está bien?

— Si. No hay problema alguno con ésta damisela.

— Pero estás sudando bastante…

Laura De Farnesio había estado sudando bastante desde hacía rato. Me preocupaba que estuviese nerviosa, pero afortunadamente ese no era el caso. Era un tipo de calor en su cabeza. De acuerdo a ella: ‘eso siempre sucedía cuando forzaba su cerebro’. Eso era lo que me decía.

— La moral de su escuadrón de caballería parece ser relativamente alto.

— Una elección tonta. Habría sido mejor si hubiesen intentado flanquear en el momento en el que avistaron nuestras tropas. Aunque ellos sufrirían bajas durante la persecución, al menos un 30% de ellos habría regresado con vida –la Srta. Farnesio sonrió. Su sonrisa seguía siendo extraña.  Las comisuras de su boca eran tensas y sus labios estaban torcidos. Sin embargo, de alguna forma se
sentía como si esa sonrisa expresara de forma más apropiada a Laura De Farnesio. Al menos, eso me gustaba–. Pero el enemigo no eligió huir. Como si eso fuese lo más obvio, ellos se adentraron en la batalla. ¿Conoce la razón detrás de esto, milord?

— Probablemente sea por la hierba negra.

— Correcto. Si ellos son capaces de regresar con la hierba negra, entonces serán capaces de salvar su tierra. Incluso sería posible recibir elogios de la gente. Las fuerzas enemigas están tan centrados en ese engaño que son incapaces de abandonar sus vagones.

Ante un anzuelo tentador, un puedes puede, por todos los medios, escapar cada vez, pero ellos se apegaron a él.

¿Acaso no era una habilidad bastante esplendida?

La Srta. Farnesio había usado la fantasía conocida como hierbas negras como una forma de presionar al enemigo a entablar combate. Las fuerzas enemigas probablemente no comprendieron que estaban siendo engañados. Literalmente se habían convertido en peces estúpidos. Nuestro truco había surtido efecto en ellos.

— Ahora bien, Srta. Farnesio. Aunque hasta aquí es notable, la moral de las fuerzas enemigas no pueden ser seducida con eso. ¿Cómo planea encargarse de esa situación?

— Simple. La razón por la que su moral es alta es porque están a la ofensiva. Pero ésta damisela es bastante egocéntrica. Ella no puede permitirles tener ese papel estimulante por tanto tiempo en el escenario –la Srta. Farnesio tomó un muñeco de arcilla en su mano–. Los presionaré lentamente a un papel angustiante.

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El Guardián del Norte, Margrave de Rosenberg, Georg von Rosenberg.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 17.
Cercanías del Castillo del Lord Demonio Dantalian.

— ¡General! ¡La caballería enemiga está flanqueando!

— ¿Qué?

Miré la otra ala del campo de batalla. Mi asistente tenía razón. Una unidad de la caballería enemiga estaba avanzado por una vía indirecta por la colina y se nos acercaba. Mi rostro se tornó amargo.

— Otra táctica estúpida… si ellos tienen más caballería en sus fuerzas de reserva, entonces solo sería apropiado hacerlas participar en la batalla de inmediato. ¿Por qué ellos ordenarían algo como un asalto flanqueado?

No había duda de que el comandante enemigo era un novato en tácticas.

Actualmente, una batalla feroz entre nuestras tropas montadas y las del enemigo estaba tomando lugar. Nuestros poderes de batalla eran considerablemente balanceados.

Si el enemigo fuese a utilizar sus fuerzas de reserva en esta situación, entonces era probable que perdiéramos. Nuestras tropas montadas serian aniquiladas, seguidos por nuestra infantería. Nuestras fuerzas serian derrotadas por completo. A pesar de eso, su comandante había elegido estúpidamente usar sus tropas de reserva como una fuerza desplegada.

— Hmm. ¿Acaso su comandante no tiene ojos para ver el flujo de la batalla…?

En mi posición, solo pude estar agradecido. Si sus fuerzas corrían a nuestros flancos, entonces, todo lo que teníamos que hacer era ordenarles a nuestra infantería que los bloqueara. Un simple extendido de lanzas sería suficiente para mantener a su caballería al margen.

Aunque esta seguía siendo una batalla muy tensa, estaba bien. La victoria seguía estando de nuestro lado. Teníamos la habilidad de salir victoriosos. ¡Las

Diosas no nos han abandonado!

— Compañía de infantería en el ala derecha. Preparen sus lanzas y extiéndanlas como un muro anti-caballería. Muéstrenles el Infierno a esos hombres irresponsables, y…

En ese momento, algo llegó a mi visión.

Los vagones de transporte. Los vagones cargados totalmente de hierbas negras estaban nuestra retaguardia… seguramente, ¡¿eso era lo que buscaban?! ¿Estaban más desesperados por asegurar sus pertenencias que ganar la batalla de inmediato?

El comandante enemigo era un tipo codicioso. Era atroz estar obsesionado con el dinero por encima de la propia victoria. Pero esa codicia nos había agarrado por el tobillo… me mordí fuertemente el labio y di una orden.

—…concentren la fuerza militar en el ala derecha.

— ¡General, entonces nuestras fuerzas serán débiles en ambos lados! –mi asistente comenzó a asustarse-. El enemigo puede ser capaz de superarnos. ¡Considérelo por favor!

— Asistente. Ellos tienen como objetivo nuestros vagones. No podemos permitirles que nos arrebaten las hierbas aquí.

— ¡………!

Esas hierbas eran el futuro de nuestra tierra. La vida de nuestros niños. La esperanza de curar a los familiares de la desesperación. ¡No dejaremos que estas nos sean arrebatadas tan fácilmente!

— Rápido. Si los vagones son asaltados entonces todo habrá terminado.

— ¡Si, general! ¡Como ordene!

Una vez que la señal de bandera fue enviada, nuestros soldados cambiaron su objetivo hacia el ala derecha. Con esto, el comandante enemigo debería estar enojado por tratar de tomar los vagones. No centres tus ojos en algo como el botín y ven ante nosotros justamente.

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Lord Demonio más Débil, Dantalian. 71º Rango.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 17.
Cercanías del Castillo del Lord Demonio Dantalian.

— La guerra es realmente divertida, milord –la Srta. Farnesio tarareó.

Actualmente, la moral del enemigo fue cortada un nivel. Su comportamiento agresivo se tornó lentamente en un comportamiento pasivo. La astucia que ellos mostraron ante el estallido de guerra ya se había esfumado.

— Y pensar que controlar libremente a esta gente a voluntad le daría a esta damisela tal placer. Ya es imposible contenerse. Aunque la victoria es posible solo por destrozar el ala izquierda del enemigo así, sin más, pero… eso sería insípido.

— ¿A qué te refieres con insípido?

— Obviamente, el sabor del platillo. Los platillos cocinados con sinceridad son los que tienen valor. ¿Acaso un platillo preparado con más prisa que cuidado no sería algo descortés para con los invitados?

La Srta. Farnesio habló con voz complacida.

Su rostro brillaba como el de una niña que estaba absorta en su juego.

— Ésta damisela desea manipularlos un poco más. Blandir un poco más. Disfrutar un poco más. Es por es que ésta damisela no hará algo tan insípido como acabar al enemigo instantáneamente.

—………………

Ciertamente… ¿esta era la inclinación de la humana apellidada Farnesio? Si fuese yo, no habría pensado como ella. Si la oportunidad de aplastar a la otra parte apareciera, entonces me aseguraría de acabarlos sin términos inciertos. ¿Debería llamarlo ‘ruptura desde el inicio’? Sin importar lo que fuese, disfrutaba posicionándolo de inmediato.

Por otro lado, la Srta. Farnesio era parte de la facción que disfrutaba las cosas con vagancia. Al darle a la otra parte esperanza seguida por la desesperación y luego seguida por la esperanza una vez más, ella deseaba recibir tanto placer como pudiese.

Bueno, para resumir, si fueses a decir que yo sentía autoridad cuando me veía abrumando a la otra parte, entonces dirías que Laura De Farnesio sentía autoridad cuando veía a la otra parte desesperarse por su culpa. Solo la dirección era distinta, pero el deseo de autoridad era el mismo.

Dejé escapar una pequeña risa.

— No eres diferente a una niña que está completamente emocionada con su nuevo juguete. Eso, una vez que te aburras hasta cierto grado, terminarás comenzando a manejar las cosas tan rápido como yo. Ya que ahora es el momento más divertido, juega tanto como desees.

— Hmm. Ya que pasará bastante tiempo antes que ésta damisela se canse de esto, para ella está bien esto, por ahora.

— Te he dado mi advertencia claramente.

Yo conocía muy bien ese sentimiento, ya que hubo un momento en el que yo pasé por algo similar a lo que ésta pequeña está experimentando ahora. Incluso ahora, el recuerdo de cuando secretamente hice que dos chicos se retiraran de la escuela, mientras yo era el presidente escolar, fue placentero.

Sin embargo, hacer algo como eso muchas veces, me aburrió.

Aunque los humanos se cansan de la gente demasiado rápido, ellos raramente se cansan de ellos mismo. Era gracias a ese principio que fui capaz de vivir tanto… una vez que pasaran de 7 a 10 años, la Srta. Farnesio naturalmente comprenderá esto también. Por favor, disfruta tus días dorados tanto como puedas.

Laura De Farnesio observó las líneas delanteras con ojos brillando con anticipación.

— Ah… no se retiren allí. Por favor, rebélense contra ésta damisela un poco más. ¿Acaso no son soldados valientes del Imperio de Habsburgo, señores? Muestren nuevamente el vigor que mostraron antes y hagan que ésta damisela caiga en más penurias… traten de correr hacia ésta damisela como miserables perros y hagan estragos con ella…

¿…era una sádica, o acaso masoquista?

Estuve calmado porque asumí que ella era una sádica, pero, inesperadamente, podría ser una masoquista.

¿Qué era eso? Cuando le presioné la coronilla a la Srta. Farnesio, ¿lo que sintió no fue ofensa sino placer? ¿Incluso yo, quien tenía el mejor ojo que discierne del mundo, juzgué mal su personalidad? Formidable. Para un sádico saludable como yo, los masoquistas no era más que una raza alienígena que yo no podía comprender. Era bastante problemático que hubiese tantos pervertidos únicos
en el mundo…

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El Guardián del Norte, Margrave de Rosenberg, Georg von Rosenberg.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 17.
Cercanías del Castillo del Lord Demonio Dantalian

La situación no era buena. Nuestras fuerzas lentamente estaban siendo forzadas a retroceder.

Aunque deseaba hacer lo posible con el fin de darle la vuelta a esta batalla, carecíamos de la habilidad para hacerlo. El enemigo, tercamente venia hacia nosotros mientras apuntaba nuestra recompensa. Nuestras tropas se vieron atadas de pies y manos por eso.

— Es como si nuestras posiciones hubiesen cambiado…

— Si. Es como si ellos fuesen los atacantes y nosotros los defensores ahora. A este paso, no podremos hacer ningún movimiento.

Mi asistente apretó sus labios. Su expresión era lamentable. Nuestras fuerzas eran incapaces de hacer esto o aquello, y a cambio de ello, estábamos siendo arrastrados por el enemigo.

Sin embargo, esa no era la parte más desastrosa. En realidad, nuestros soldados fueron puestos en una batalla bastante decente. Ese era el caso si al menos lo juzgabas objetivamente. Ellos inhabilitaron esa diferencia de doble fuerza militar y estaban luchando en términos iguales con las tropas enemigas.

Esto era probablemente el acto más impresionante.

Pero ligeramente. Muy ligeramente, la vista de nosotros siendo superados me cazaba.

Esa era la sensación que estaba sometiéndonos en una cama de espinas.

El lamento fluyó por mis labios.

—…si nuestras fuerzas estuviesen a la ofensiva, entonces muchas opciones estarían disponibles para nosotros. Al final, si nuestras tropas estuviesen en una clara desventaja entonces podríamos ordenar una retirada.

— Pero es difícil decidir algo en esta situación, general.

— Por eso lo digo. Esto es problemático.

Ya fuese victoria o derrota, un tipo de resultado tenía que aparecer claramente para que nosotros respondiésemos apropiadamente. Y sin embargo, ¿qué pasaba con esta situación actual? No era ni de una forma ni de otra. Solo el flujo de nuestra fuerza militar siendo raída era lo que avanzaba lentamente…

Probablemente yo no debería ordenar una retirada ante estas circunstancias en las que nos encontrábamos. Nuestros hombres se encontraban enfrentando desesperadamente al enemigo. La única cosa que daba ese ‘empujoncito’ a nuestros soldados era su esperanza. Un poco más. Si ellos ejercieron un poco más, entonces ellos podrían ser capaces de ganar. Esa era la esperanza que los
apoyaba.

Sin embargo, en realidad, esa ‘pequeña cantidad’ nunca disminuía. Las fuerzas enemigas mantenían tenazmente la mano en alto, y nosotros simplemente estábamos siendo tirados por ellos. El aguante de nuestras fuerzas lentamente estaba alcanzando su límite…

Si me tocase ordenar una retirada, entonces, en ese momento caería realmente la desesperación en nuestros soldados. Su espíritu de lucha se desvanecería al instante. Eso sería el final. Sin ser capaces de retirarnos apropiadamente, sin ser capaces de obtener la victoria, nuestras fuerzas colapsarían desgraciadamente.

Drosera.

Se sentía como si estuviésemos en un paciente rocío del sol. Una desagradable sensación pegajosa recorrió mi espalda. Mi boca se secó. La sensación de no ser ni una cosa ni la otra, mientras también éramos arrastrados, paso a paso, hacia nuestra muerte escrita… esta sensación vastamente agonizante.

¿Acaso el enemigo era ciertamente un novato? ¿Es que, quizá, caímos en una trampa? Era un pensamiento estúpido, pero fui incapaz de deshacerme de las dudas.

En primer lugar, este tipo de batallas estaba en contra de mis gustos. Causar estragos como una tormenta y acabarlos a todos. Ese era el tipo de batalla ideal que yo anhelaba.

¿Cómo pudo terminar así…?

— General. ¿No será que esto es una estratagema del enemigo?

— ¿Una estratagema?

Mi asistente me miró con un rostro preocupado.

— Me refiero a las dos unidades que nuestras tropas suprimieron ayer. Ellos pudieron haber dejado esas unidades a propósito, como señuelo, con el fin de llevarnos a ser descuidados.

— No. Eso es imposible –obstinadamente sacudí mi cabeza–. Si juntas esas unidades y las añades, entonces serian 300 soldados. Si los combinas con las tropas enemigas que enfrentamos ahora, entonces ellos podrían habernos acabado con facilidad. ¿Por qué desecharían su oportunidad de obtener una victoria tan sencilla?

— Eso es cierto, ¿eh…?

— Además de eso, atacamos el Castillo del Lord Demonio. Quizá, si nuestra situación actual fuese una verdadera trampa, entonces eso sería decir que ellos nos habían permitido destruir libremente su fortaleza. El enemigo no obtendría ningún beneficio si eso fuese cierto.

No había error. Ellos solo experimentarían perdidas.

Sus hibernas negras fueron robadas y su Castillo de Lord Demonio fue destruido. A un nivel estratégico, las fuerzas enemigas habrían perdido. Incluso si ellos nos diezmaran aquí, las tropas enemigas serían incapaces de celebrar su victoria. Habrían ganado la batalla, pero habrían sido derrotados completamente a nivel estratégico. Esa sería la conclusión de esta guerra.

—…supongo que no hay otra opción. Utilicemos a los magos.

— Si. Yo también pensaba que ya no quedaban otros métodos. Si la Fuerza Mágica Aérea bombardease con pólvora al enemigo desde el cielo, entonces nuestra situación podría mejorar, incluso si es algo mínimo.

El número de mago que poseían nuestras fuerzas actuales era de 4. Era un numero excesivamente pequeño, pero era suficiente para provocar un impacto en las tropas enemigas. Coloquemos nuestra fe en esa última carta. 

— General. La Fuerza Mágica Aérea ha preparado su formación.

Reportó mi asistente. Una vez que miré hacia arriba, un grupo de magos volaban por el cielo mientras mantenían una altura de 150 metros. El sudor se formó en mis palmas… apenas 4 magos. Sin embargo, las vidas de 1.00 soldados descansaban sobre sus hombros. No, si considerabas las hierbas cargadas en los vagones, entonces se trataba de la vida de 7.000 personas de nuestra tierra siendo soportadas sobre sus hombros.

Se los ruego. ¡Lleven el caos a las fuerzas opuestas!

No tienen que matar a muchos de ellos. Sería suficiente plantar el miedo de ‘la pólvora y las llamas que caen de cielo’ en sus corazones. Un desorden muy ligero. Solo eso sería suficiente para crear una base con el fin de invertir las posiciones de esta batalla. Los magos hábilmente avanzaron hacia las líneas delanteras. ¡Un poco más… solo un poco más…!

— ¡G-General! ¡Mire allá! –en ese momento, mi asistente se dirigió a mi. Era una voz teñida con desesperación–. Es una Fuerza Mágica Aérea. Las tropas enemigas también han movilizado sus Fuerzas Mágicas Aéreas.

— ¿Qué? ¡Eso no es…!

Posible. Antes de poder terminar mi frase, algo llegó a mi visión. Al otro lado, un grupo de magos hostiles montando escobas se acercaban desde el cielo. Eran mago con grandes sombreros cónicos sobre sus cabezas.

— No me digas… ¿brujas?

Todo mi cuerpo entró en shock.

Las brujas, quienes recibieron la juventud eterna por entregar sus almas a los Lores Demonio presumían el mayor nivel de habilidad. Más que eso, había muchas de ellas. Comparados con nuestros magos, ellas nos superaban.

— Diez, no, hay once. ¡General! ¡El lado opuesto tiene una asombrosa cantidad de personal mágico!

— Eso no es posible. ¡¿Por qué las brujas están allá?!

En el centro del cielo, nuestros magos chocaron con los suyos. En un abrir y cerrar de ojos, nuestros magos fueron cazados. Como si ellas jugaran con juguetes, las brujas asesinaros a nuestros magos, uno por uno. No era una batalla. Esto era simplemente una masacre…

Nuestro último mago corrió frenéticamente antes de finalmente ser derribado. Mientras sus extremidades eran cortadas, él dejó escapar un grito.

Los trozos de carne, los cuales fueron cortados en trozos más pequeños, caían desde el cielo. Luego, las brujas celebraron su masacre dando vueltas en el aire.

Mi asistente y yo quedamos atónitos ante la horrenda escena que acabábamos de presenciar.

Las brujas regresaron al campamento enemigo como si las preocupaciones del mundo no les afectaran. Casi se sentía como si ellas hubiesen salido a dar un paseo y ahora regresasen a su hogar.

Mi asistente me miró con un rostro tan pálido cuán cadáver.

— G-General…

—………………

Piensa. ¡No entres en pánico y concéntrate, Georg!

¿Por qué ellos enviaron a sus brujas ahora? Si ellos las tenían desde un principio, entonces ellos nos habrían acabado con toda la facilidad del mundo. ¿Por qué dejaron su carta del triunfo para esta situación? ¿Acaso su meta no es erradicarnos? ¿Qué significado posible puede haber…? Espera, ¿qué pasa si no había significado alguno? ¿Qué pasa si el no tener significado era lo que representaba sus intenciones…?

Abrí lentamente mi boca.

—…levanten la bandera blanca. Nos rendimos.

— ¿Perdón?

— Las fuerzas enemigas no tratan de enfrentarnos en serio. Ellos solo están jugando lentamente con nuestras tropas, mientras esperan que nos debilitemos. Nos tratan como juguetes –mi mandíbula temblaba debido a esta lamentable emoción–. Ellos pudieron demolernos si quisieran, pero no lo han hecho. Es porque, desde un principio, han planeado ridiculizarnos.

— Imposible…

Mi asistente comenzó a angustiarse. Yo no poseía la energía para reprocharle esa expresión. El sentido de derrota me apuñalaba las vísceras.

— Si siguiésemos luchando así, lo único que nos quedaría sería la erradicación. La única diferencia es si deseamos ser acabados antes, o después. Levanten la bandera blanca, asistente… solo podemos esperar que ellos nos muestren un toque de generosidad…

Enviamos un mensajero al campamento enemigo para informarles que nos rendíamos.

No había terminado con esto. Existía la posibilidad de que el enemigo no nos permitiera rendirnos. Solo seguirían observándonos morir mientras temblábamos de agonía.

Así, tanto la retirada y rendición serían imposibles. En ese punto, todo lo que nuestros soldados podrían hacer era determinarse a morir como perros y luchar hasta el final. Y, como el comandante enemigo había esperado, gritaríamos de dolor mientras caíamos en un infierno viviente, y finalmente morir en batalla.

Una sensación de impotencia completamente indescriptible cayó pesadamente sobre mis hombros… poco después, nuestro mensajero volvió. Afortunadamente, parecía que las fuerzas enemigas habían aceptado que nos rindiéramos. Excepto, por ciertas condiciones.

Dejar las hierbas negras robadas del Castillo del Lord Demonio, soltar las armas, y dejar los estandartes de nuestro escuadrón militar.

— ¿Están diciendo que renunciemos a nuestras recompensas, armas y honor? Esos no eran términos que pudiesen aceptarse fácilmente. En todo caso, este era uno de los tipos de rendición más humillantes.

La voz de mi asistente tembló.

— General. Esas condiciones son demasiado severas. En lugar de eso, solo deberíamos luchar hasta el final.

— ¿Y qué quedaría? Todos moriríamos, y la gente de Rosenberg seria engullida por el caos. Solo podemos soportar nuestra humillación aquí.

— Pero.

— No aceptaré argumentos.

Los comandantes a cargo dejaron caer sus cabezas. El humor era pesado. Era ese tipo de humor de haber perdido injustificablemente. Era inimaginable que llegáramos a este tipo de situación. Para ellos, y para mi…

— Notifícales que aceptaremos sus condiciones.

—…si.

— Levanten sus cabezas. Todos han hecho bien en seguirme fielmente. Yo solo soy el culpable de esta derrota. Ustedes no hicieron nada malo. Palmeé el hombro de mi asistente. Lo había dicho con una voz suave, esa voz que fluyó de mis labios me sorprendió.

— General.

— No olviden la humillación de hoy. Más que eso, hoy no será el peor día de sus vidas. Serán capaces de ir a casa luego de habérselas arreglado para sobrevivir y seguir en una pieza. No hay nada más importante para un soldado que esto.

Los comandantes a cargo asintieron con dificultad.

Esos hombres habían mostrado una lealtad más que suficiente a su señor. Era difícil encontrar soldados tan auténticos como ellos en el imperio. El solo hecho de ser capaces de enviar a esos solados de regreso a casa, sanos y salvos, era suficiente para no enojarme.

— Ahora bien, vamos. Este anciano tomará el liderazgo.

— Si, general.

La batalla había terminado. Nuestras tropas avanzaban mientras formaban una columna. Todos habíamos dejado nuestras armas.

La mayoría de nuestros soldados se rehusaron a soltar sus armamentos triviales, dagas y cuchillos, pero no había nadie que replicara por ello. Habíamos dejado hasta nuestras ballestas y lanzas.

Nuestros pasos se habían hecho tan ligeros debido a la cantidad de equipos pesados que habíamos perdido, pero la atmosfera alrededor de las tropas era tan pesada que no tenía límites. Todos estaban en silencio.

Las tropas enemigas estaban esparcidas por ambos lados de la colina. Se sentía como si el mar se hubiese dividido a la mitad. Ellos probablemente no estaban diciendo que nos fuéramos obedientemente. Rencorosamente apreté mis dientes ante esta senda guiada que se sentía como si se burlase de nosotros.

‘Algún día me vengaré’.

Por eso renunciaré a la idea de morir sumisamente en mi cama.

Lord Demonio Dantalian. Juro por mi nombre, Georg von Rosenberg, que en lo que me queda de vida, me vengaré completamente por la derrota de hoy. ¡Diez veces, no, te haré pagar 20 veces la cantidad y te veré mientras pides perdón de rodillas!

Si estoy determinado, entonces podría reunir diez mil soldados. No era imposible solicitar, además, ayuda de los demás margraves cercanos, e incrementar las tropas a veinte mil. Erradicar algo como el 71º Lord Demonio sería una tarea sin esfuerzos.

Algún día. Una vez que la Muerte Negra se haya apaciguado, y mi tierra haya obtenido un punto de estabilidad, volveré.

En ese momento, mientras estaba marchando hacia adelante con las tropas restantes.

— ¿…………?

Algo llegó a mi línea de visión. En la cima de la colina. Pensando que había visto mal, fruncí el ceño y quedé atónito.

Un ángel estaba de pie allí en la cima de la colina.

Una chica indescriptiblemente hermosa estaba allí. Era tan encantadora que hacía que yo, quien estaba en la edad de estarme preparando para la muerte, pensara eso también. La miré inexpresivamente antes de sacudir rápidamente mi cabeza como si estuviese encogiéndome de hombros

Cálmate. No hay razón para que un ángel se refleje en mis ojos, ¿no? Yo estaba demasiado teñido en la realidad como para creer que un ángel pudiese haber descendido de repente a la tierra. Pensemos en ello como que he visto a una chica increíblemente elegante.

—………………

En ese momento, la chica envió un saludo modesto hacia mi dirección. Ella ligeramente levantó el borde de su abrigo e inclinó su cintura. Era el estilo de saludo que era perfectamente correcto en asuntos de nobleza.

‘¿No será que me está saludando?’

Con el fin de examinar de cerca a la chica, parpadeé varias veces. 

Y en el momento en el que volví a mirar la colina distante, lo vi…

—……………

Había un demonio detrás de la chica.

Aunque, en toda mi vida, nunca había visto la existencia conocida como demonio, ‘a lo que’ la gente se refería exactamente cuándo llamaban a algo el diablo, ahora lo comprendía.

— Todo…

Cada nervio de mi cuerpo estaba enviándole señales de advertencia a mi cerebro.

Eso no estaba permitido. Eso era algo que no estaba permitido que existiese sobre la tierra.

Claro, era una alucinación. Una vez que volví a parpadear y miré la colina otra vez, la chica-ángel había regresado.

— Todas las fuerzas…

Sin embargo, mis instintos estaban gritando. La intuición que había pulido durante 50 años gritaba con todas sus fuerzas. Eso era peligroso, quedarse aquí un segundo más era altamente peligroso. El haber seguido mi intuición me había salvado la vida muchas veces… en eso abrí mi boca.

— ¡Todas las fuerzas… retírense! ¡Esto es una trampa!

Y al mismo tiempo. Miles de flechas llovieron desde la colina.

Los gritos resonaron desde todos lados. La sangre se esparció. Lo que una vez fue una marcha silenciosa de partida, instantáneamente se había convertido en el mismísimo infierno. En ambos lados, las tropas enemigas que estaban divididas a la mitad, estaban disparando sus ballestas sin parar. Nuestras tropas, quienes habían dejado sus armas, no podían considerar la opción de resistirse y eran
masacrados como ganado.

— ¡Escapen! ¡Todas las fuerzas, que no les fallen las rodillas! ¡Hagan lo posible para escapar!

A pesar de haber gritado como si estuviese vomitando sangre, mis soldados no respondieron. Ellos simplemente estaban ahogados por el pánico, y corrían por todos lados, confundidos. Incluso había soldados que bajaron sus cabezas al suelo y comenzaron a temblar.

— ¡Majestad, usted tiene que escapar! –gritó mi asistente–. ¡Este lugar es peligroso! ¡Por favor, considere el futuro!

— Pero los soldados…

— No consideramos hombres que son incapaces de preocuparse de sus propias vidas como parte de la compañía libre. ¡Oigan! ¡Tomen al margrave y retírense de inmediato! ¡Si nuestro señor llega a tener un solo arañazo, entonces personalmente les clavaré una aguja en el culo!

La caballería llegó a mi lado, pero yo no me moví. Yo era el comandante. No podía escapar mientras abandonaba a mis soldados. Incluso si ellos no eran la milicia de la ciudad sino soldados contratados, eso seguía siendo lo mismo.

— Perdone mi rudeza.

Mi asistente extendió sus piernas. Luego clavó el tacón de su zapato en el muslo de mi caballo de guerra. El animal, siento apuñalado por un tacón afilado, dejó escapar un gemido y comenzó a correr a toda velocidad.

— ¡Asistente…!

— ¡Las Diosas protegerán Rosenberg!

En pocos instantes, ya había cruzado toda la colina y escapado del campo de batalla. Me volví por última vez y vi a mi asistente hacer todo lo que podía para ordenar a los soldados.

Una flecha llegó volando de algún lugar y atravesó la cabeza de mi asistente.

Cayó de su caballo. Su expresión facial, y la imagen de él cayendo al suelo, fue algo que no fui capaz de ver. La infantería cubrió completamente mi alrededor. El cadáver de mi asistente cayó en el centro de las tropas restantes… como si hubiese sido tragado por el océano.

— ¡Ughhh…!

El sabor a sangre recorrió mi boca. Sin darme cuenta, me mordí la lengua. La ira cruzó mis venas y la rabia apareció. El interior de mi cabeza estaba tan caliente que mi cráneo se sentía desorientado. Miré la colina.

— ¡Te mataré…!

Era seguro que esa chica era la comandante de las fuerzas enemigas. Ese saludo, el saludo que parecía tan modesto, no era más que una señal para comenzar a disparar. Esa chica era el peón del Lord Demonio Dantalian. El verdadero culpable de concederme la desgracia. ¡Y mi… no, el enemigo de mi Rosenberg!

— ¡No te perdonaré! ¡Lo juro por el Río Estigia, no te perdonaré hasta el día en que mueras! ¡Arriesgando el nombre y el honor de Rosenberg, arriesgando mi sangre y mis huesos, definitivamente te mataré!

Fingir eso mientras gritaba como un bastardo derrotado. Eso estaba bien. Como un juramento, dije el lema transmitido en mi familia por generaciones.

 — ¡El Norte no enviará esta venganza al olvido!

Entregaré lo poco que me resta de vida para vengarme de esa chica. Lord Demonio Dantalian. Esto va contigo también. Te decapitaré y llevaré tu cabeza ante el altar de las Diosas. Y allí, una vez que haya cumplido con mi venganza, entonces, allí será cuando cierre mis ojos.

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