En el momento en que me di cuenta, había reencarnado en otro mundo.
Yo seguía durmiendo, y en algún punto me convertí en un Señor Demonio.
A pesar de que nunca lo hubiera deseado.
Pero para mí el no tener que trabajar, este mundo es el mejor. Debe ser cierto que cosas buenas suceden a personas buenas.
El sabor de la pereza es tan dulce como la miel. Gloria, diligencia, virtud y honor. Yo no tengo interés en eso.
¿Qué hay que ocultar? El rey perezoso… no es otro que yo.
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