Novelas ligeras en español

sábado, 1 de abril de 2017

Dungeon Defense capitulo 13

Nos fue dada una sola misión.

Ir al norte.

Ir al norte y rescatar a Barbatos.

La cantidad de descanso dada a nuestros soldados fue de medio día. Nos quedamos con los suministros que fueron apilados como una montaña dentro de la Fortaleza Blanca, y ya que estaría más allá de nuestra capacidad llevárnoslo todo, quemamos el resto. Mientras quemábamos los suministros, los cuales planeamos en un principio usar para alimentar y vestir a los prisioneros, también decidimos quemar a los presos.

Pues eso sería más eficiente.

Por eso ordené la crueldad.

— Incendien cada aldea humana que veamos en el camino.

Fuego y humo estaban presentes a cualquier parte que mi ejército fuese. Mis soldados marchaban mientras incendiaba todo lo que encontraban a su paso, y marchaban mientras colocaban humo detrás de ellos. Avanzamos enérgicamente con el fin de proveerle asistencia a Barbatos.

Los humanos deseaban refrenar el asalto y devolverlo al territorio demoniaco.

Ya que la guerra era una ocurrencia que pisoteaba la tierra en la que tomase lugar, los humanos deseaban que la tierra de los demonios fuese pisoteada en lugar de la de ellos.

Ahora, durante la situación actual donde el segundo ejército había caído completamente, la única persona bloqueando el paso del inmenso ejército humano era Lord Demonio Barbatos. Ella apenas obstruía a los 40.000 del ejército humano con sus 20.000 soldados. Proveerle ayuda a Barbatos era una tarea mayor. De esa forma, el territorio demoniaco podría evitar el terrible desastre de la guerra.

Barbatos y yo no nos volveríamos los renegados que habían traído esta guerra.

— ¡No se obsesiones con el saqueo! ¡Mátenlos si desean tomar sus vidas, pero no desperdicien sus energías con una masacre. No tenemos tiempo para violar, por lo que controlen justamente sus genitales. Quemen todos los pueblos humanos y dejen sin hogar a todos esos aldeanos.

No tuve la más ligera vacilación. Quemar todo. Prenderle fuego a todo lo que este a la vista. Las aldeas, suministros que no quememos se convertirán en ayuda que alimentará al enemigo. Yo estaba ejecutando una táctica cheongya a lo inverso.

Ocasionalmente, los ancianos de las aldeas se volverían locos por la frustración reprimida y nos implorarían. Los ancianos rogaban que al menos necesitaban las semillas si deseaban llevar a cabo la primera labrada durante la próxima primavera, por lo que nos pedían que destruyésemos de raíz sus esperanzas de sobrevivir.

No tenía tiempo para explicarles a los viejos la urgencia de nuestra situación. Sus circunstancias no deberían ser las mías y mis circunstancias no deberían ser las suyas, por lo que no tenía tiempo para que nuestras desalineadas circunstancias se cruzaran. Incluso si no tenía suficiente tiempo, esa era una dislocación difícil de reparar. Intimidé a los ancianos.

— ¿Entonces morirán? ¿Morirán a cambio de eso? Escúchenme bien, humanos. Hasta que el invierno termine, huyan a las montañas y no vuelvan. La agricultura este año ha llegado a su fin, por lo que no alberguen ningún tipo de cariño. ¡No vuelvan de los valles montañosos!

Con lágrimas en sus ojos, los ancianos y ancianas partieron para buscar refugio.

El humo elevándose de las Montañas Negras se movía con más ligereza, pero ciertamente, iba hacia el norte. Con cada día que pasaba, las aldeas que se encontraban de camino al norte eran quemadas.

La gente salía de los pueblos donde solo quedaban cenizas. Los humanos que habían perdido sus hogares escapaban hacia el sur o se ocultaban en las montañas.

El humo era denso por todos lados. El sonido de llanto y los sollozos hizo eco por las áreas donde el vapor se espesaba. Ellos considerarían una fortuna que la nieve y la lluvia que caía durante nuestra marcha de incendio provocado era ligera. Si se hubiese vuelto difícil quemar las cosas por el clima, entonces yo habría tenido que matar a cada humano.

Los refugiados cantaban mientras se iban:

Si nos vamos ahora, ¿cuándo regresaremos?

Si nos vamos ahora, ¿cuándo regresaremos?

Nuestras aldeas están ardiendo y nuestros hijos se están quemando.

Ahh, si nos vamos ahora, ¿entonces cuándo regresaremos…?

Al no tener camino que seguir ni destino al que llegar, parecía que los humanos confiaban en canciones durante su momento de partida. Aunque la canción era lamentable y estúpida, no los detuve. De cualquier forma, impulsé las espaldas de los humanos. Huyan, dispérsense, expandan la canción, infórmenle a la gente con una canción que hemos llegado como su plaga…

De camino, el ejército de los duques bloqueó nuestra senda. Ellos eran soldados que habían huido de sus fortalezas porque fueron incapaces de soportar la amarga canción de la gente. Sin embargo, esto fue después que los duques hubiesen ofrecido la mayoría de su personal militar a la familia Imperial con el fin de proveerles asistencia militar. Aunque su espíritu era digno de ser elogiado, solo su espíritu era el que podría ser halagado.

Mientras miraba ligeramente las fuerzas enemigas que apenas alcanzaban los 50 soldados, Farnesio preguntó:

— ¿Qué deberíamos hacer, milord?

— Aplástenlos.

— Entendido… que agotador.

Mientras murmuraba lo aburrido que era, Farnesio comandó a sus tropas.

Ya que nuestra victoria era aparente, Farnesio se inventó un juego. Era uno hecho para ver cómo podría matar a todos los 50 soldados enemigos sin perder a uno solo. Mientras probaba todo tipo de tácticas, Farnesio ridiculizó al enemigo.

El juego fue un éxito. Los soldados fueron acabados completamente.

Decapitamos a todos esos supuestos soldados y los colgamos en varas. Cada vez que quemábamos una aldea, lanzábamos unas 15 cabezas. Tras ver esas cabezas, los ancianos escuchaban nuestras palabras con más calma. Sin verme en la necesidad de amenazarlos verbalmente, ellos empacaron sus cosas a su propia discreción y con el fin de encontrar refugio. Fue perfectamente bien. Debí haber
hecho esto antes.

Sin duda alguna, éramos el ejército de un Lord Demonio.

Si pudiésemos expresarlo con un poco más de certeza, entonces éramos un ejército de bastardos.

Nuestro personal militar consideraba el hecho de que ellos eran bastardos como algo de que estar orgullosos. Mientras más robáramos, nuestros soldados formaban un ejército poderoso. Marchar no era doloroso.

Nuestros propios soldados entregarían sus propios títulos de ejército, tales como “Los Precursores de Invierno”, “La Plaga de los Humanos”, y “Los Saqueadores de Montañas”. Ya que el invierno era algo que estaba maldito, la plaga era algo en lo que se podía jurar, y saquear era una cosa malvada que hacer, uno podía saber cuan inmoral era mi ejército. Que digno de ser celebrado. Ahh, que anárquico.

Era una buena temporada.

Mi vida era más que solo miserable, por lo que yo cantaría acerca de mi desamparo. Los refugiados cantaban porque no sabían a dónde ir, y yo cantaba porque no sabía de donde había venido. La canción de una persona que no tiene un lugar al que ir y la canción de una persona que no tiene lugar al que regresar eran completamente diferentes.

— ¿Qué debería ser: esto o eso? Los muros detrás del templo de la deidad de la ciudad han caído - ¿será esto? Cuando ellos mueran y mueran unas cien veces. O si morimos y morimos juntos, sin embargo - ¿deberá ser eso?

— ¿…qué demonios es esa canción? Es muy extraña.

Farnesio frunció el ceño. Lapis, quien estaba cabalgando a mi lado en su caballo, también me miró con extrañeza. Les dije una mentira.

— Son las letras de una melodía que escuché en mis sueños anoche. Las cuerdas rítmicas alrededor de mi lengua están tan bien que la canción fluye naturalmente. ¿No podría ser una melodía bendecida que las Diosas nos han dado?

— Hmmm.

— Traten de cantarla conmigo. Es una canción que casualmente libera la carga propia. Las canciones son cantadas para disfrutar el sabor de hacer algo que es pesado pero con alegría. ¿Qué será todo en el mundo: esto o eso?

La canción circuló instantáneamente entre los soldados. “Ellos dicen que esta es una canción que Nuestro Señor el Lord Demonio hizo luego de escuchar personalmente a la Diosa”, un regalo de calidad para este rumor sin bases. Una vez que incluí el ritmo de trot a la canción y la recité, nuestros soldados se deshacían de las canciones militares y reían ante el trot. Nuestras topas alteraban las letras para igualarla a su gusto.

Badum, tat, badum, tat. ¿Qué será: esto o eso?

Badum, tatat, tat, quemar los templos y masacrar a la gente - ¿será esto?

Cuando mueran y mueran unas cien veces.

O si morimos y morimos juntos sin embargo - ¿será eso?

Nuestros oficiales y hombres cantaban, masacraban, saqueaban, y cometían incendios intencionales. 

Con un “koong chuck”, un aire de emoción sopló mientras ellos oscilaban sus espadas, y con otro “koong chuck”, ellos tarareaban mientras establecían el fuego. Cada vez que el canto era recitado, sangre era dispersada.

Mientras avanzábamos más al norte, el tono del tambor de cuatro golpeas se tornó placentero. Las brujas eran las que estaban más frívolas por el trot y soltaron un ambiente caprichoso. Mientras montaban sus escobas, las brujas volaban bajo y cantaban el coro. Debajo de las brujas, los soldados cantaban juntos mientras pisaban el suelo. Como el coro y la repetición andaban por todos lados, nuestra marcha procedió rápidamente.

La canción de los refugiados se extendía hacia el sur. La canción de los invasores se enterraba en dirección al norte. El himno de los refugiados era el lamento de la gente, y el himno de los saqueadores era la alegría de la gente, por lo que no los diferenciaba. Simplemente los consideré a todos como personas.

Mientras éramos cubiertos por el humo elevado por las llamas, propagábamos la melodía.

Mientras nuestras tropas iban sincronizadas con el ritmo, solo Lapis permanecía fría. Ella se negaba firmemente a cantar.

— Ese es un mal hábito.

Honestamente era un discernimiento exacto.

11º día del 3º mes.

Antes del 13º día que Barbatos nos había hecho jurar, habíamos agarrado el bloqueo enemigo por la nuca.

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El Rey de los Campesinos, Dantalian. 71º Rango.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 3, Día 11.
Llanuras de Neris

— Atraviésenlos.

Hablé mientras apuntaba hacia el cerco enemigo.

Para la gente, las palabras seguían al mundo y estaban cargadas de acuerdo a sus vidas. Sin embargo, para los individuos en el poder, el mundo seguía a las palabras, y las vidas de los demás cambiaban de acuerdo a las palabras dichas por las figuras de autoridad. Yo era un hombre de influencia. Les ordené atravesarlo, por eso pasó.

Humbaba lideró a las demás brujas y bombardearon al enemigo. Robamos demasiada pólvora de la Fortaleza Blanca que ahora estábamos casi rebosantes de ellas. Las brujas distribuyeron los sacos de pólvora sin reserva. Poco después, los magos de las fuerzas enemigas volaron al aire para contratacar.

Las tropas enemigas eran demasiadas y nuestras fuerzas eran pocas. Sin embargo, los soldados enemigos estaban dispersados ampliamente con el fin de formar un cerco. Nuestras fuerzas retrocedieron y se aferraron en un solo lugar.

El enemigo estaba disperso y nosotros concentrados. Las fuerzas enemigas tenían que mantenerse atentas tanto en el interior como el exterior del cerco, mientras todo lo que teníamos que hacer era correr hacia adelante mientras mirábamos al frente. Como si martillara un clavo en un trozo de madera, Farnesio martilló a nuestros soldados en el bloqueo. Excluyendo esto, no había otro plan u otro ingenio inusual. Era un ataque frontal poderoso.

Farnesio exclamó.

— Un ejército que gana a través de un asalto frontal es un ejército alegre. Sus palabras se tornaban pocas cuando comandaba. Ella solo implantaría las tácticas con el fin de que los capitanes soportaran las reuniones de estrategia, pero durante los combates reales, ella observaba el campo de batalla con una mirada parpadeante.

Farnesio leería los campos de batalla como si ella estuviese viendo un libro. Se sentía como si los gritos de los soldados, los movimientos de la unidad, y el sonido de los cuernos tuviesen un significado fijo para ella, y ese significado se refería a palabras y líneas. Cuando los movimientos de nuestros soldados eran vagos, ella hablaba.

— No duden y avancen.

Cuando las fuerzas enemigas soportaban tenazmente, ella hablaba.

— Aguanten también, y sean determinados a derramar su sangre.

Una vez que el cerco enemigo comenzaba a ceder, ella volvió a hablar.

— Ataquen allí.

Farnesio leía el campo de batalla como si fuese un libro, y como si estuviese conectando todos los errores dentro de una hoja de papel, ella reparaba el error en un campo de batalla con sus órdenes. Lo que ordenaba era preciso, y por eso, esas órdenes se aferraban profundamente en nuestros oficiales y hombres.

Sin pronunciar una palabra, los capitanes mantenían a Laura De Farnesio, quien estaba mirándoles las partes posteriores de sus cabezas, con alta estima. Ellos presumían que eran capaces de sentir la mirada de la general interina mientras estaban luchando. Desde los capitanes hasta los soldados rasos, no había una sola persona que dudara de las palabras de la general. Recordé las palabras de un genio matemático que declaraba que el mundo entero parecía números para él.

Para Farnesio, el campo de batalla probablemente le parecían palabras y frases.

Un talento natural.

Antes de que la marca de las 2 horas hubiese pasado desde que comenzamos el asalto en el bloqueo, Farnesio habló.

— Se acabó.

Una sonrisa curva se dibujó en los labios de Farnesio.

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5 minutos después, tal como ella había declarado, el cerco colapsó. Las fuerzas enemigas levantaron sus banderas y huyeron. Ya que su retirada parecía deliberada, Farnesio les prohibió a nuestras tropas perseguirlos sin razones.

— No los sigan. Sino, terminaremos sufriendo.

Los capitanes se quedaron en silencio y obedecieron la orden. Era la diversión de un capitán perseguir a las tropas enemigas remanentes, golpearlos por detrás, y vaciarles los bolsillos.

Hechizados por ese interés, el número de soldados que preferían la caza por encima de la lucha eran incontables. Sin embargo, Farnesio no era una general que era tacaña acerca de saquear. Los capitanes, quienes habían saqueado tanto como quisieron durante nuestra forzada marcha hasta aquí, comprendían muy bien la naturaleza de la general. Si Farnesio les decía que no persiguieran, entonces ellos no debían hacerlo. Era una regla solemne.

Luego que los soldados enemigos se habían retirado, como si las cortinas hubiesen sido echadas a un lado, el campamento de Barbatos fue revelado. La persona a cargo del campamento salió.

— Bienvenido, Dantalian. Gracias a ti, somos capaces de sobrevivir otro día.

— Solo puedo disculparme por mi llegada tardía.

— Y aun dices que llegas tarde… en primer lugar, no teníamos expectativas de que alguien llegara.

El supervisor sonrió amargamente. Había sangre esparcida en la barba blanco puro del supervisor.

Este hombre con apariencia de un anciano era un Lord Demonio, el 16º: Zepar.

— Aunque solo sería una etiqueta apropiada preparar un banquete para ti y tus hombres por habernos permitido escapar de la muerte, desconcertantemente, nuestra situación actual es desfavorable. Lo siento. Sin embargo, si hubieses llegado un día después, te habríamos recibido como cadáveres ciegos.

— ¿Cómo podría la etiqueta en la guerra ser igual a la cortesía común? No nos preocupemos por cosas así. Ni siquiera existe la más mínima razón para que se sienta desconcertado, Duque Zepar.

Zepar, el 16º en Rango, y yo, quien era el 71º, conversamos mientras usábamos un lenguaje parcialmente decente. Podría haber ido en contra de la cortesía, pero Zepar era el lord que había recibido salvación, y yo era el lord que le había dado esa redención. Indirectamente le estaba sugiriendo que esto era el decoro de la línea delantera. Zepar debió haber entendido mi implicación ya que había asentido con la cabeza.

— Sin embargo, me siento bastante apenado por darte la bienvenida así. ¿Qué hemos estado haciendo mientras tú, quien posee un rango inferior, estaba cruzando la cordillera y viniendo a rescatarnos…?

— Duque Zepar, ¿qué parte de esto es su error? Ya que los lores de la Facción de las Llanuras han protegido el continente demoniaco, el cual ha levantado sus extremidades, la gente probablemente elogiará sus esfuerzos. Todo lo que he hecho es asistir ligeramente a los lores a ayudar a sus súbditos. Ahora bien, avancemos.

Mientras intercambiaba palabras de bendición, Zepar nos guió hasta el campamento.

El campamento estaba solitario. Era un lugar que dependía únicamente de cercos de madera y trincheras. Las vallas se habían roto debido a los constantes ataque que se desarrollaron en los últimos días. En las picas de madera, había cadáveres empalados a través del abdomen y estaban colgando como ropa recién lavada. Las aves de rapiña aterrizaban en los cadáveres y disfrutaban de la parte más suave de sus carnes; los ojos. La sangre manaba de las cuencas vacías de los cadáveres ciegos. El momento en el que nos acercamos, las aves volaron en alerta.

Mientras lo hacían, ellas dejaban caer los globos oculares rasgados en la tierra. Zepar no dijo ni una palabra mientras pasábamos cerca de los cadáveres de sus hombres.

Al ver a mis tropas entrar en el campamento, los soldados que aun estaban vivos se reunieron. Celebraban mientras levantaban sus lanzas.

- ¡Hurra por Su Alteza Dantalian! ¡Hurra!

- ¡Bendiciones a nuestro salvador!

Los soldados bloquearon nuestro camino por lo que fuimos incapaces de movernos. Era inimaginable que los rostros de los soldados que habían sobrevivido al purgatorio fuesen hermosos. Ellos se olvidaron de las extremidades y dientes y estaban sucios por la mugre que fue esparcida sobre ellos.

Si hubiese algo sobre ellos que fuese hermoso, entonces era la sonrisa tan brillante que se formaba en sus caras. Zepar regañó a los oficiales y hombros.

— ¿Qué es esto? No importa cuán alegres estén, no es costumbre bloquearle el paso a un rey. Rápido…

— No, tranquilo, Duque Zepar –lo detuve–. La regla de que un rey pase por lasenda de su gente no existe.

Bajé de mi caballo y abracé a uno de los soldados. El soldado era un orco joven.

Un fuerte olor a heces de caballo, sangre y orina emanaba de su cuerpo. Mantuve cerca al joven orco y le besé la frente.

— Todos son admirables. Todos son dignos de ser elogiados. Hicieron un buen trabajo manteniendo su tierra. Lamento no haber podido llegar antes. Lo hicieron bien…

El soldado estalló en llanto. Tras escuchar mis palabras, los demás soldados a mí alrededor comenzaron a derramar lágrimas también. Se arrodillaron a mi alrededor y mojaron los bordes de mi ropa con sus lágrimas. Lloraron plenamente mientras murmuraban “su…alteza…”. Zepar no pudo interferir con los soldados que lloraban por haber sobrevivido. Eso era algo que nadie podía atreverse a impedir.

Mientras el sonido del llanto inundaba el campamento, una voz aguda lo cortó.

— ¡Oye! ¡Alto y débil!

Era Barbatos. Ella estaba de pie más allá de las espaldas bajas de los soldados.

Barbatos saltó. Como si cruzase por escalones de piedra, ella pisó las espaldas de sus soldados y corrió hacia mí. Como su comportamiento no tenía rostro o dignidad, yo quedé desconcertado y mi boca quedó completamente abierta.

Barbatos abrazó al yo que estaba allí.

— ¡Te estoy jodidamente agradecida, maldito hijo de puta!

— ¡Uwaah!

Perdí el equilibrio y casi caía. Barbatos rió mientras colgaba de mis hombros y se mecía.

— ¡Maldito bastardo, perro bastardo! ¡Eres un maldito que realmente llega dentro de seis días porque se le dijo que viniese en ese tiempo! ¡Tú, tú! ¿Te arrastraste hasta aquí en solo seis días porque las montañas son como el patio de tu casa? ¡Maldito bastardo!

— ¡Uwaahh!

Fui besado a la fuerza. En realidad, esto no era un beso sino una succión. No había posibilidad de que esto fuese algo más que una succión.

Yo, quien había preparado una escena bastante romántica y digna, ahora estaba torciendo el cuello con el fin de evitar una exhibición pública de succión.

Los labios de Barbatos eran evitados frecuentemente. Al suceder eso, esta chica se enojó por alguna razón.

— Ah, coño. Quédate quieto.

— ¡¿Euub?!

Barbatos me agarró la cabeza con ambas manos. Finalmente, ella fue capaz de meter su lengua en mi boca. Ese fue el momento donde la succión se había convertido en un beso profundo. Para alguien que tiene la apariencia de una niña, su habilidad para besa era extraordinariamente inigualable.

Primero, ella tomó mi respiración y convirtió el interior de mi boca en un vacío. Habiendo sido oprimido, perdí la fuerza de mi lengua.

Luego, Barbatos envolvió s lengua alrededor de la mía y comenzó a chuparla.

Nuestros labios se descarriaron por un instante. En ese momento, inhalé fuertemente mientras dejaba escapar un “¡Eub… ah!”. Eso fue por un instante. Poco después, Barbatos se apoderó de mi boca una vez más, y en ese momento, ella presionó el centro de mi lengua con la suya y la estimuló. La fuerza fue drenada de mis articulaciones.

Barbatos ligeramente agarró y apoyó mi cuerpo – el cual estuvo a punto de colapsar ya que mis rodillas se habían distorsionado. Me van a violar. Esas palabras pasaron por mi cabeza. Realmente, me van a violar hoy. Honestamente creía que iba a ser violado de esa forma. Barbatos, quien estaba presionado el centro de mi lengua con la suya, luego envolvió su lengua a ambos lados de la mía. Soltando un “Eub…”, gemí. ¿Acabo de gemir? ¿Realmente lo hice? ¿Iba a acabar solo por una simple lengua?

No importaba cuanto moviese mis brazos con el fin de quitarme a la otra parte de encima, todo era inútil. Como fui incapaz de poner fuerza en mis brazos, mi agitación se deslizó. Barbatos sonrió con su mirada. “Ay, qué lindo”. Se sentía que Barbatos decía eso. Como si me dijese que dejara de preocuparme, Barbatos tomó ligeramente me agarró la entrepierna con su mano izquierda. Dios Santo.

Mi visión quedó en blanco. Mi última línea de resistencia había desaparecido sin dejar rastro. No había forma de resistirme ahí. Mis rodillas temblaron de miedo por la técnica de esta pervertida Lord Demonio que había vivido cientos de años.

Pude sentir con todo mi cuerpo que el término “ser comido” significaba que me iban a comer. Ese era un temor básico que los humanos retenían hacia las bestias desde el principio de todo. Primitivamente temblé. Dios, por favor, solo, en serio.

Barbatos luego mezcló las técnicas de empujar su lengua como un taladro y capturar la mía con la suya como si fuese una soga y daba vueltas alrededor de mi boca. Se sentía como si una licuadora me batiera el cerebro.

— Ahhh.

Al final, Barbatos removió sus labios. Una delgada línea de saliva colgaba vagamente como un puente de suspensión entre la lengua de Barbatos y la mía. Mientras jadeaba pesadamente, miré ferozmente a Barbatos.

— Tú… realmente tú…

— No trates de robarte astutamente los corazones de mis hombres.

Barbatos me mordió el lóbulo de la oreja y susurró.

— Te agradezco que me hayas salvado, pero hasta ahí. Escucha bien. Mis soldados son míos. Lo que más odio son los derrochadores que destrozan lo que es mío. Aunque esta vez te dejaré con esto, pero si vuelves a seducir a mis subordinados alguna otra vez…

La lengua de Barbatos lamió la parte interna de mi oído. Esa sensación húmeda y fría envió un escalofrió hacia mi columna.

— Dantalian. En ese momento, realmente te violaré en frente de todos los soldados.

—……

Hipo.

— ¿Tu respuesta?

— T-tendré cuidado.

— ¿Qué planes tienes esta noche?

La voz de Barbatos, la cual me estaba preguntando por los planes de esta noche, estaba bañada con lujuria. Si hubiese un color para la respiración propia, entonces la respiración de Barbatos probablemente sería un rosa claro. Hipé.

— Eh… ¿ninguno?

— Ehh. ¿Entonces lo considerarías? Uno acaba de hacerse.

— Espera un momento, por favor. Aunque no estoy seguro si estás cansada o no después de haber bloqueado los ataques continuos del enemigo, ¿qué hay de tener un descanso apropiado hoy?

— Bueno, ya que estoy cansada, supongo que debería mejorar mi salud con tónicos, ¿no?

Gyaaack.

— Cada existencia racional en este mundo tiene el derecho de tomar decisiones concernientes a su comportamiento sexual dentro de la sociedad.

Barbatos, ante tu tentación, me rehúso obstinadamente…

— Niega todo lo que quieras. Solo negaré tu negación.

Esto no estaba correcto.

Barbatos tomó mi mano derecha y comenzó a arrastrarme. Mientras me arrastraba, se sentía como si me hubiese convertido en un esclavo que ha sido vendido a otro amo debido a una mala cosecha. Era miserable, y nuevamente miserable.

Miles de soldados observaban vacíamente la imagen de mí siendo arrastrado.

Era obvio lo que iba a quedar en las mentes de esos soldados hoy. La escena de Su Alteza Dantalian abrazando los sucios cuerpos de los soldados y llorando por ellos ya se había distorsionado y evaporado. Solo una escena quedaría dentro de los soldados y ellos se reirían y hablarían de ellos toda la noche. “Su Alteza Barbatos ha devorado a Su Alteza Dantalian”. Cosas así.

Con mi último trocito de esperanza, miré a Lapis, Farnesio y a las brujas. Todas omitieron mi mirada.

Las brujas incluso sacudieron sus brazos como si fuesen gente de Pyeongyang y estuviesen viendo apasionadamente a su líder. Las brujas estaban sonriendo ampliamente.

- ¡Que se lo coman bien, alteza!

Si los hoyos de mis oídos aun trabajaban correctamente, entonces eso era lo que las brujas habían gritado distintivamente.

Maldición.

¿La cortesía de vender al propio maestro y decirle que sea bien comido de qué costumbre nacional y de qué principio moral mundial venia? Ya que los tres principios fundamentales en las relaciones humanas habían colapsado y los anillos Olímpicos se habían desvanecido, lo veré como algo que todos han cometido.

Confucio y Mencio los van a maldecir a todos. Muéranse. Muéranse todos…

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El Guardián del Norte, Margrave de Rosenberg, Georg von Rosenberg.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 3, Día 11.
Llanuras de Neris.

Los hombres y oficiales eran incapaces de reconocerme mientras me acercaba caminando con un bastón. Incluso después de que mostrase el anillo de la Casa Rosenberg, el portero aún seguía dudoso. 

Mi apariencia era sucia y desgastada.

Aunque voy a ir a preguntar, no esperes mucho, el portero dijo eso mientras iba a informar a la gente sobre mi llegada.

Poco después, un capitán llegó mientras traía una soga usada para atar a los criminales. Era un capitán con el que yo estaba familiarizado. Incapaz de tratarme como un criminal, el capitán dudó:

— Dicen que el crimen de traernos la derrota fue atroz…

— ¿Acaso Su Alteza la Princesa Imperial le ordenó atarme?

— Mil disculpa, milord.

Mi garganta estaba sedienta. Tosí secamente. Ya que fui golpeado en la parte posterior de mi cabeza y había caído en la nieve, mi tos se había hecho más frecuente. Esta tos seca que me habían descubierto después de cumplir los 60 me recordaba mi edad. La vejez que enfrentaba porque era viejo, era doloroso.

— ¿De qué tienes que disculparte? Átame.

— Por favor, moléstese con este capitán.

El capitán me ató ambos brazos y me guió a la base. Durante el mediodía, las áreas que la luz solar había llenado dentro de la base militar eran amplias. En cada ubicación donde el sol brillaba, los soldados estaban reunidos y charlando un poco. Una vez que el capitán comenzó a llevar a un anciano atado con una soga, los soldados se volvieron a ver. Alguien debió haber reconocido mis viejos huesos ya que mi nombre había comenzado a extenderse rápidamente.

- Ese es el Margrave de Rosenberg.

- Bueno, la razón de nuestra posición fue tomada el otro día…

Los hombres y oficiales susurraron. Se sentía como si mi cuerpo estuviese complemente abierto y mi carne interna estuviese siendo revelada. El capitán me guió no a la sede usada para los consejos de guerra, sino a la tienda personal de la Princesa Imperial.

— Le he traído al general derrotado, majestad.

General derrotado. Me encogí de hombros. La desgracia que sentía ahora se clavó en el rincón más profundo de mi psique, más de lo que lo había hecho mientras caminaba en frente de los soldados.

La Princesa Imperial no respondió. Su sombra pudo verse vagamente a través de la tela blanca de la tienda.

— Majestad.

El capitán volvió a llamar. Nadie respondía. Sintiéndose perplejo, el capitán se volvió hacia mí. 

Parecía que el capitán no tenía el coraje de presionar y llamar por tercera vez a Su Alteza la Princesa Imperial, quien era como el cielo. Aclaré mi garganta.

— Majestad, éste está aquí para bajar su cabeza.

— Entra.

Una voz refinada fluyó de la tienda.

Con los pasos de un crimina, entré en el cuartel. La Princesa Imperial estaba sentada en un escritorio y manejando documentos. En el centro de la tienda, había vapor que se elevaba de una cubeta llena de agua caliente. Incluso luego de entrar, la Princesa Imperial seguía tocando solamente los documentos. 

Parecía que estar en la tienda de Su Alteza por un largo periodo de tiempo incomodaba grandemente al capitán. Solo el sonido de una pluma escribiendo sobre pergamino resonaba en toda la tienda. 

Aunque el tiempo debería ser el mismo sin importar el tipo de espacio en el que te encontrases, el capitán era incapaz de manejar el tiempo dentro de este espacio aislado. La Princesa Imperial habló:

— Se puede retirar, capitán.

El capitán se fue rápidamente.

Solo así, la Princesa Imperial se levantó. Ojos que eran tan rojos como la sangre miraron mi rostro. Allí no había emociones.

— Sir Rosenberg.

— Si, hable, por favor, majestad.

— Vos habéis perdido.

Caí sobre mis rodillas.

— No perdone a este, majestad.

— Así es. Así es como deberías comportarte. Sin embargo, sino te perdono, entonces ¿los soldados que han caído volverán a la vida? ¿La cordillera penetrada estará bloqueada otra vez? Nuestros súbditos, lo que han sido quemados hasta la muerte, aún son personas que fueron quemadas, y los soldados, lo que liberaron el cerco y retrocedieron, siguen siendo nuestros soldados que huyeron.

—………

— ¿Por qué perdiste?

Detalladamente, le conté todo lo que sabía.

La Princesa Imperial escuchó silenciosamente mis palabras. Tras oír todo, ella exclamó.

— Ya veo, entonces ese hombre es Dantalian.

— ¿Cómo es que usted sabe de tal…?

— Una asociada que tengo me envió algo de información. Échale un vistazo.

La Princesa Imperial sacó un reloj de bolsillo del interior de sus ropas. Una vez que giró la manecilla horaria del reloj, humo comenzó a salir. Una pantalla transparente era mostrada débilmente en el humo. Un artefacto Memory Play.

Era una herramienta con un precio exorbitante.

- Conviertan este lugar en un infierno.

- ¿Ah? Por ‘infierno’ ¿a qué se refiere, maestro?

- Puedo oler un aroma en alguna parte. Es el olor de la grasa emanando de las repugnantes masas de carne. Es el olor de la codicia y la hipocresía. 

Mis ojos se abrieron notablemente. La imagen de Dantalian apareció en la pantalla. Él ordenó una masacre e incontables humanos fueron asesinados. 

Contuve la respiración. La Princesa Imperial apagó el artefacto y me preguntó.

— ¿Qué te parece? Tú debiste haber visto a este Lord Demonio en persona.

— Si… sin duda alguna, ese es el Lord Demonio Dantalian.

— ¿No hay posibilidad de que ellos hayan adquirido a un hombre con el mismo rostro que Dantalian y lo hayan hecho actuar como el Lord Demonio? Además, ¿no hay posibilidad de que ellos hayan contratado a un gran grupo de magos para realizar esta actuación mientras se disfrazaban?

— Las probabilidades de que eso sea cierto son increíblemente bajas. Majestad, este reconoce a la bruja que apareció con el Lord Demonio,

— ¿Quién es?

— Cruzamos espadas hace unos días. Éste había cortado a esa chica. Si fuese sido una actuación, entonces habría sido difícil tener una apariencia tan idéntica a esa. Más que eso, la chica que está en los brazos de Dantalian es la general del Lord Demonio.

La Princesa Imperial colocó su mano en su barbilla y se puso a meditar.

— He enviado una persona a Pavía para confirmar esta situación. Aparentemente, es cierto que hubo un incidente donde el mercado esclavista fue asaltado el otoño pasado. La gente de Pavía cree que fue el acto de una bestia demoniaca salvaje.

— Majestad.

— El Lord Demonio Dantalian probablemente masacró a la gente deliberadamente, sin importar la raza, con el fin de disfrazar el asalto en el mercado como un ataque de bestia. Ya que tanto humanos como demonios murieron indiscriminadamente, no había otra opción que verlo naturalmente como un acto cometido por bestias demoniacas.

—………

— Él es un hombre cruel, Sir Rosenberg.

Cruel.

El juicio de la Princesa Imperial era infinitamente correcto. El Lord Demonio Dantalian era un hombre despiadado. No había ocasión en la que él perdonara la vida de los humanos que capturaba como prisioneros. Si eso fuese por victoria, entonces el calmadamente arrinconaría a sus subordinados en una situación mortal. Seguramente, sin duda alguna, Dantalian era un villano que encajaba muy bien en el título de “Lord Demonio”.

¿Pero por qué? ¿Por qué hizo que la escena que acababa de presenciar, tras haber despertado de mi inconsciencia, se sintiera tan sentimental? El escenario que yo no sabía con certeza si era realidad o alucinación. Dentro de la luz solar que era similar a la niebla, Dantalian y las chicas estaban mezclados como rayos de luz. Esa escena se había convertido en un misterio y estaba impresa en mi córnea. Mientras más empujase ese escenario fuera de mi cabeza, más cerca se situaba. Sin embargo, incluso esa cercanía estaba muy lejos como para yo cruzarla. Se sentía como ese sitio fuese el nirvana.

— Rosenberg.

— Si, majestad.

— Habsburgo ya te ha dado su fe una vez.

La Princesa Imperial levantó una daga.

Cerré lentamente mis ojos. Ya había venido aquí completamente determinado.

La razón por la que no me había suicidado era porque mi individualidad consideraba el suicidio como un acto inviolable. Como morir voluntariamente era la labor propia, era algo increíblemente extravagante para un traidor que había condenado a su raza y arruinado su país. Mi muerte ya no me pertenecía, y debía ser castigada por el país. He venido aquí para morir.

— Majestad. Ratifique su justicia.

—………

Inesperadamente, el sonido de una risa vacía alcanzó mis oídos.

La espada cortó el aire y luego la soga, liberando mis dos manos. Sintiéndome extraño porque mi cuello aun no era cortado, abrí mis ojos. En frente de mí, la Princesa Imperial estaba sonriendo.

— No voy a tomar tu vida.

— ¿Majestad…?

— Tu cuerpo está exageradamente sucio. ¿Por qué es que el margrave, el cual es uno de los cuatro que tenemos en nuestro imperio, no está manteniendo su equipo apropiadamente? Las bases de la mente propia se encuentran en el cuerpo, y la base del cuerpo de uno está en las ropas, entonces, si las ropas están destrozadas, entonces eso revela que la mente de la persona también está desordenada.

La Princesa Imperial desató mi collar. Aunque traté de retroceder, la Princesa Imperial agarró firmemente el borde de mis ropas. Era desconcertante. No había posibilidad de que la Princesa Imperial desease este viejo cuerpo, por lo que no podía descubrir la razón detrás de su acción actual.

— Es una orden.

— Como un vasallo, ¿cómo podría…?

— ¿Siempre fuiste mi vasallo? Sin embargo, ya que eres un criminal del imperio,

sería difícil para ti oponerte a mis palabras. O quizá, ¿rechazarías las palabras de un lord con el cuerpo de un criminal?

—………

No podía resistirme.

Las blancas manos de la Princesa Imperial se posaron sobre mi pecho. Como los botones fueron desechos mi abrigo se deslizó.

A pesar de ser una dama que nació en el Palacio Real, las manos de la Princesa Imperial eran rusticas. Vagamente recordé el rumor de que a una edad tan joven, la Princesa Imperial había aprendido cómo pescar por parte de un pescador, uncazador le enseñó cómo cazar, y aprendió como trabajar la tierra por parte de un granjero. Los aristócratas susurraban que era el comportamiento excéntrico de la Princesa Imperial. Sus dedos eran ásperos. Esta aspereza probaba que los comportamientos excéntricos de la Princesa Imperial no eran simplemente un acto de delincuencia a una joven edad. Mientras soportaba el lujo de la Princesa Imperial desvistiéndome, lo que no era un lujo, hablé.

— Alteza, el reptil…

— ¿Hm?

— ¿Cómo aprendió a despellejar un reptil?

— Vi a un cocinero haciéndolo en el Palacio Real.

— ¿El jefe de cocina le enseñó, Majestad?

— No. No recibí lección alguna. Solo observé.

La Princesa Imperial acercó la cubeta de madera y metió un paño en él. Quedé atónito.

— ¿Le está diciendo a éste que usted aprendió el método de blandir el arma para despellejar mediante la observación?

— Generalmente, así es para mí.

Con un salpicado, la Princesa Imperial lavó mi cuerpo con el paño. Mi piel estaba árida y seca por lo que recibía bien el agua caliente. Sentí mi piel respirar con jadeos. Mientras continuaba respirando, mi mente se relajó. La Princesa Imperial confortó mi exhausta espalda y hombros con la toalla.

Detrás de mi espalda, la Princesa Imperial habló.

— Tu cuerpo me habla de tu vida. Es la prueba de que has vivido con tu cuerpo y no con tu vida.

— Eso es algo indecente como para que lo escuche un criminal. Por favor, refrénese de hablar tales cosas, majestad.

— ¿Dónde recibiste esa apuñalada en tu espalda?

— Esa es una cicatriz que uno obtuvo a sus 18 años, la primera vez que uno fue al campo de batalla por primera vez. Mientras uno estaba corriendo de miedo, uno fue cortado por una persona sin nombre.

— Ahh. Si es a los 18, entonces es la misma edad que tengo yo actualmente. Aunque era impía, una pequeña risa fluyó de mis labios. Era sorprendente que la Princesa Imperial tuviese 18 años, y era extraño que yo hubiese pasado la edad de 60. Ya que el legado que yo había caminado desde los 18 hasta los 60 era tan amplio, reí oscuramente. Esto era algo de lo que solo yo podía reír vagamente.

— Aunque los números pueden ser casi los mismos, uno no cree que su destino pueda ser alcanzado por otros.

— Has creado tu lealtad a la Familia Imperial por los últimos 60 años y ha sido justo para con tu gente durante ese tiempo también, pero parece que ser derrotado unas míseras 2 veces es suficiente para arruinarte. Consolaré tu cuerpo.

—………

— Tu humillación es tuya nada más y es algo que no puedo limpiar. Por eso, ya que no puedo limpiar tu mente, considera la idea de que estoy consolándote al limpiar tu cuerpo. El camino de consideración al menos no será solitario.

Entrecerré mis ojos.

Mientras el agua fluía, el vapor caliente se elevaba. El vapor llenó la tienda como humo. El olor de la piel emanaba del vapor. Ya fuese el reptil, el cual tenía su piel removida personalmente por las manos de la Princesa Imperial, había disfrutado un lujo profundo como un animal, o si yo disfrutaba del gran lujo de tener mi cuerpo siendo limpiado por la Princesa Imperial como un vasallo. No podía decidir cuál de las dos cosas era superior. Mientras recibía el vapor caliente, hablé.

— ¿Qué podría hacer uno?

— Lideraré a los caballeros y la retirada. En altamente improbable que Barbatos nos deje solos mientras nos retiramos. Su salvajismo probablemente se haya amontonado hasta el punto donde ella desea regresarnos todos los golpeas que sus fuerzas han recibido hasta ahora. Tú bloquearás nuestra retaguardia.

— ¿Está diciéndole a éste que muera mientras defiende?

— No te detendré.

Mi cuerpo tembló.

La Princesa Imperial tocó mis hombros con sus manos desnudas. Como sus rusticas palmas habían rozado mi piel, mi carne interna comenzó a picarme.

— Sin embargo, no serás solo tú. Mi hermano también deberá estar allí. Si dejas que el Príncipe de la Corona del Imperio muera, entonces probablemente te convertirá en un traidor por toda la eternidad. Pero, si eres capaz de llevar de vuelta al Príncipe de la Corona al sur, entonces ¿eso no sería una acción grandemente admirable?

— ¿…le está dando a este una oportunidad?

— Simplemente deseo darte una ubicación apropiada –la Princesa Imperial apuntó–. Incluso si también pierdes esta vez, no castigaré a la región norteña.

Lo juro en el nombre de Habsburgo, por lo que anda mientras cargas toda tu humillación solo.

Esta era una extravagancia que un criminal no podía esperar.

Bajé mi cabeza.

— Estos viejos huesos llevaran a cabo su orden, majestad.

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El Rey de los Campesinos, Dantalian. 71º Rango.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 3, Día 11.
Llanuras de Neris – Campamento del Ejercito de las Llanuras.

— Shh.

Barbatos me despertó.

— Tranquilo.

Mi cuerpo había quedado exhausto luego de haber jugado con Barbatos desde el mediodía, por eso me quedé dormido. Barbatos tampoco debería estar completamente bien debido al cansancio, pero durante la noche, durante esta ambiciosa noche donde incluso el sonido de las aves no se podía escuchar, ella me había despertado. Por referencia, la gente que yo más odiaba en el mundo era esa que me despertaba mientras yo dormía plácidamente. Gente que despierta a otros son unos pacientes psicópatas y mentales. No aceptaré argumentos.

— ¿Sucede algo?

— Sígueme tranquilamente.

Barbatos disminuyó su voz y sonrió. Aunque ella me había dicho que la siguiera, ella abruptamente me tomó por la mano y comenzó a arrastrarme. Barbatos y yo actualmente estábamos en un estado donde no teníamos siquiera un maldito hilo encima, es decir, estábamos desnudos. Dios mío. 

Barbatos estaba tratando de sacarme de la tienda mientras estábamos sin ropa. No tuve más elección que quedar en shock.

— Oye, ¿estás loca, chica?

— Te mostraré algo bueno.

— ¡No sé lo que sea, pero no pienso salir desnudo!

— Te dije que te quedaras quieto, idiota.

Barbatos seguía riendo. Ella era una chica sin una pizca de sentido común. La parte más atroz de esta chica era el hecho de que ella era insensible, la fuerza de su agarré también se incrementó innecesariamente. ¿De dónde venía la fuerza de ese pequeño psique que tenía? Cuando Barbatos me arrastró, inevitablemente yo era movido como un trozo de paja vagando por el río. Oh, señor.

¡Esta puta loca realmente me sacó arrastrado de la tienda!

Era bastante tarde, por lo que el campamento estaba en calma. Solo las antorchas ligeramente difundidas que los guardias de turno sujetaban brillaban en la distancia. Yo emití un gritito.

— ¡Sálvame, Diosa Budista de la Misericordia!

— Shhh, cállate un poco, ¿quieres? Realmente no haces caso a lo que otros te dicen, ¿no?

— ¿Me estás diciendo eso a mí? ¿Ahh? ¿Eso es algo que me estás diciendo a mí?

— Oh, Ascuas de la Consolación.

Barbatos sopló su aliento en su palma. Luego tocó mi rostro, cuello, hombro, pecho y culo con su mano derecha. El momento en el que lo hizo, una calidez se esparció por las áreas donde tocó. La noche de invierno ferozmente fría se había tornado tan calidad como el atardecer durante el pasado otoño. El aguanieve que estaba batiéndose a través del aire se derretía antes de poder llegar a mi piel.

— ¿Mejor?

— Gracias, tienes mi gratitud. Estoy muy agradecido, pero un problema más fundamental, ¿no crees que quizá haya un problema más fundamental?

— ¿El hecho de que eres feo?

— Esta desgraciada…

— Coño, te estoy llevando para enseñarte algo bueno, solo sígueme. Estaría bien si solo tu verga fuera larga, pero es que tu boca es lo jodidamente larga también. Tu lengua es tan extensa que podrías hasta establecer una granjita en ella, maldito verga floja. ¿Debería cortarte la bocota esa y metértela por el culo, maldito inepto? El bastardo que menea el culo cada vez que abre la boca y también crea el olor de la mierda acumulada del Mar del Norte hasta el Mar Blanco eres tú, maldito hijo de puta. ¿Hm? No me hagas convertirte el hueco de mierda en hueco diarreico y que derrames mierdita liquida cada vez que camines, novato. Asi que cierra la maldita boca y sígueme.

—………

Enfrentarse a Barbatos en una batalla de maldiciones era lo más increíblemente estúpido que uno podía hacer.

Ya que yo era un individuo que por cuenta propia había conocido la educación apropiada y un hermoso refinamiento desde una edad muy joven, más que eso, como la blasfemia era lenguaje de otro mundo, inevitablemente solo podía ser arrastrado por las manos de la villana conocida como Barbatos. ¿Qué podría hacer en contra de la gracia divina de insultos de Barbatos, los cuales contenían 500 años de labor? Si era un pecado haber nacido amable, entonces yo era ese pecador. Trataba mi crimen con simpatía.

Barbatos me llevó fuera de la base militar. Los patrulleros casi nos atrapan en varias oportunidades. Mientras evitábamos a los guardias, tuvimos que dar vueltas y girar a través del campamento. Durante ese tiempo, Barbatos ocasionalmente se volvía y me besaba sin ninguna razón en lo absoluto. Barbatos era una chica que besaba cuando sentía ganas de besar. Solo pude rendirme.

Debido a la nieve, el exterior del campamento se había convertido en un campo blanco. Cadáveres estaban enterrados en el campo de nieve, y sobre esos cuerpos, más nieve caía y los empujaba a una capa más profunda en el suelo. Luego de haber llegado a ese lugar, Barbatos soltó mi mano.

— De acuerdo. ¿Qué piensas hacer aquí…?

Barbatos caminó hacia el campo cubierto de nieve.

Hacia el cielo nocturno de donde la nieve venia cayendo, Barbatos extendió los brazos. Comenzó a cantar. Suponiendo qué tipo de acción era esa durante la mitad de la noche, miré a la chica.

Era una canción que fluía sin letra, solo sonido.

Barbatos miró al cielo como si ella fuese una santa recibiendo la epifanía de Dios y mientras caminaba hacia los campos nevados interminablemente vastos, ella tomó la ventisca en sus brazos como si fuese a desaparecer para siempre. 

Era difícil distinguir el campo cubierto nieve con el cuerpo blanco completamente desnudo de Barbatos.

Su canción se sentía como si esta viniese de la ventisca y no de sus cuerdas vocales, y la ventisca se sentía como si se lamentase en el distante cielo de invierno.

-…

El invierno estaba aullando en ese lugar. Los fríos llantos de invierno atravesaban fácilmente la calidez que cubría mi piel. Mi cuello se envió.

Poniendo más fuerza en sus cuerdas vocales, la canción de Barbatos se tornó más poderosa. Barbatos abrió su boca completamente y mantuvo sus ojos entrecerrados. Ella recibía la ventisca que venía de arriba con su melodía, y hacia que el viento regresara hacia arriba. Se sentía como si su voz hubiese entrado a un rango vocal que mis oídos no pudiesen soportar.

Ahh… el viento nevado lleva el ruido. Llevado por el viento, desde este lado de la tierra nevada hasta el otro lado, hasta el borde del bosque de los álamos hyun, hasta el lobo que ha asomado su cabeza entre los bosques y nos observaba silenciosamente, hasta las brechas entre los dientes del lobo, hasta los cadáveres que tenían sus rostros clavados en la helada tierra, hasta los ojos de los cuerpos donde la sangre se ha congelado, desde allá hasta aquí, e incluso hasta las áreas que están más allá de esos lugares y se encuentran aisladas, la ventisca se arrastraba hasta esos lugares y la melodía se filtraba en ellos también.

Thuck.

Desde debajo de la tierra nevada, el brazo putrefacto de un cadáver se levantó. Trozos de carne fueron rasgados del brazo, revelando el hueso. Incluso las motas de nieve que estaban en el hueso se podían ver. Con un “thuck”, el sonido hecho cuando un pisaba la nieve resonó levemente en toda el área. 

Thuck, thuck, cada vez que el sonido resonaba, brazos surgían de la nieve. Como si tratasen de agarrar algo, las manos heladas se sacudían en el aire vacío. Cientos, miles de manos rasgaban en el cielo.

La canción de Barbatos casi llegaba a su fin. Con ella en el centro, un incontable número de brazos muertos habían brotado de la nieve, mirando a esos esqueletos, Barbatos habló:

- Todos ustedes, vuelvan a la vida.

¿Ellos estaban esperando esa única línea?

Los movimientos de los brazos de los cadáveres se detuvieron. En el espacio vacío donde no había nada, los brazos apretaron sus puños. Mientras los cadáveres se levantaban, nubecillas de nieve se dispersaban también. Una vez que miles de montañitas de nieve se dispersaron al mismo tiempo, la ventisca se tornó más severa, y entonces, lentamente se calmó. Al hacerlo, había miles de cadáveres de pie en el campo cubierto de nieve.

Barbatos exhaló. Su respiración blanca y visible fluyó entre sus labios. Yo la miré.

— ¿Cómo estuvo? –Barbatos remarcó–. A pesar de pequeño frío, fue una buena idea seguirme, ¿no?

— ¿…qué acabas de hacer?

— ¿Hm? Reabastecer tropas.

Barbatos respondió de inmediato.

¿Reabastecer tropas? ¿Cómo es que esto puede ser un reabastecimiento de tropas? ¿Acaso esta no era una chica completamente demente?

Yo acababa de presenciar cierto punto en habilidad que yo no sería capaz de alcanzar sin importar cuanto luchase. También había presenciado la razón detrás del por qué el sistema social, que era parecido al de las tribus, aun no había colapsado en el mundo demoniaco. Los Lores Demonio no solo eran señores, sino que eran sacerdotes, chamanes y santos. Otros demonios eran obedientes debido a esa fuera horripilante contenida en ese nombre divino.

Un día, mi autoridad podría se lo suficientemente grande como para permitirme controlar las vidas de otros a mi voluntad. Sin embargo, yo sería incapaz de controlas las cosas que no tenían vida. Mi habilidad política repentinamente se tornaba cortes al estar en presencia de las habilidades propias de Barbatos. ¿Cómo tomaría esto? ¿Cómo iba a conquistar esto?

Inseguro de cómo iba a aceptarte, pregunté.

— Barbatos, ¿quién eres tú?

Barbatos colocó sus labios en los cadáveres. Ella no distinguía los cadáveres con carne rasgada y los esqueletos que habían perdido la carne. Ella bendijo a todos los cadáveres con un beso. Una ráfaga de nieve sopló a través del campo. 

Con la cabeza de un cadáver en sus manos, Barbatos volvió solo su cabeza para verme.

Ella sonrió.

— Una puta.

Y así, el ejército de esqueletos avanzó.

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El Guardián del Norte, Margrave de Rosenberg, Georg von Rosenberg.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 3, Día 12.
Llanuras de Neris – Campamento del Ejército Imperial.

El enemigo ha llegado al borde del campo que estaba oscurecido por una niebla de nieve.

Era de noche. Escuchando que el explorador había llegado a dar el reporte, caminé al exterior. La ventisca y la niebla se habían mezclado, haciendo difícil distinguir nada en frente de mí. El explorador estaba respirando pesadamente.

— Lo vi, general. Lo he visto. Estoy seguro. Cadáveres, cadáveres helados estaba acercándose como una horda. Ahh, lo vi…

Sacudí la nieve del hombro del explorador. Dentro de la Casa Rosenberg, los registros de guerra escritos por nuestros ancestros fueron pasados por generaciones. El reporte que el explorador habían dado encajaba con las características que describían a la Lord Demonio Barbatos. No había nada extraño en ello.

— No te preocupes, te creo.

— ¿Cree eso, Sir Rosenberg? ¿Realmente cree en esas estúpidas palabras?

El Príncipe de la Corona, quien había llegado rápidamente tras escuchar que había un reporte urgente, rió para ridiculizarlo. El Príncipe de la Corona actualmente estaba vistiendo su ropa de dormir y tenía una capa de piel sobre sus hombros. Me preguntaba si el pasaba toda la noche bebiendo ya que su cuello y mejillas estaban rojos.

— Veo que debido a su edad, el elogio de que usted sea un gran comandante es una antigüedad ahora. Piénselo, Rosenberg, ¿cómo es posible que los cadáveres se muevan?

— La líder enemiga es Lord Demonio Barbatos. En los registros de la guerra pasada hay varios pasajes de Barbatos habiendo usado artes oscuras para controlar a los muertos.

— Ah, esos registros pueden estar errados. Debería pensar usando el sentido común. Esta grandeza puede estar borracha, pero aun así veo el mundo apropiadamente, mientras parece que usted está sobrio, y aun así, ve el mundo al revés. Es un problema que ocurre cuando no bebe alcohol. Ahora bien, algo de alcohol. Vamos y disfrutemos bebiendo.

— Su Alteza – Príncipe de la Corona.

— ¿Oh? ¿Estás diciendo que no recibirás una copa de mí?

— ¿Cómo es posible que este…? Simplemente deseo protegerlo de los demonios enemigos.

— ¿Puede una persona que es incapaz de defender un simple muro, ser capaz de protegerme? –el Príncipe de la Corona hizo una observación poco placentera. Yo cerré mi boca–. Estoy bromeando. No te enojes.

— Sus palabras son incalculables, majestad.

— Oh cielos, realmente no piensas beber conmigo. Aunque tú, Sir Rosenberg, eres la persona que más necesita alcohol. Esta grandeza siente preocupación. Estoy sinceramente preocupado, Sir Rosenberg. ¿Cómo es posible que soportes tu mundo sin alcohol?

— Este planea perseverar a través de lo que se debe soportar.

El Príncipe de la Corona sacó una botella de alcohol de su abrigo. Debido a que el Príncipe de la Corona estaba intoxicado, la botella se le deslizó de las manos, cayendo en la nieve, pero sin romperse. Oh, cielos, esta preciosura… exclamó el Príncipe de la Corona y se preocupó. Sacudió la nieve que la botella tenia pegada. 

Esta preciosura, que preciosura…

Traté de mirar a través de la ventisca, pero no pude ver nada. Aunque fui incapaz de ver, les ordené a los capitanes organizar sus tropas. Los soldados que la Princesa Imperial había dejado eran todos viejos y frágiles o eran individuos que estaban tan cansados y viejo que eran incapaces de soportar la fría noche.

Los hombres y oficiales habían colocado sus ballestas en el suelo y comenzaban a frotarse las palmas contra las piernas. Ah, hace tanto frio que podría morir… exclamaron los viejos soldados. El sonido de ah… ah… mezclado con el ruido hecho por el viento nevado.

El Príncipe de la Corona preguntó.

— Entonces, ¿Elizabeth te dijo también que murieras?

— Su Alteza la Princesa Imperial le dijo a este que ella le proveería una ubicación apropiada.

— ¿Oh? ¿Esa ubicación es dentro de la Familia Imperial?

— Este no lo sabe.

— Entonces morirás sin saberlo –el Príncipe de la Corona habló directamente–. Elizabeth es un demonio. Sé que ella lo es. ¿Alguna vez has mirado esos ojos rojo puro que tiene durante un largo rato? Yo sí. Pude oler la sangre. Ella es una chica que hace que el olor de la sangre fluya a cualquier lugar que mira… 

Abruptamente sentí curiosidad. ¿Cómo fue la infancia de la Princesa Imperial? ¿Acaso la Princesa Imperial fue la Princesa Imperial desde que era joven? ¿Fue así desde el principio? Tosí. Hubo una sensación húmeda tras toser. Debido a mi experiencia, sabía que era un mal presagia cuando una tos seca se convertía en una tos húmeda de repente.

— Majestad, ¿sucedió algo en el palacio?

—………

El Príncipe de la Corona tragó su alcohol sin decir nada. Aunque él miraba en la misma dirección que yo, no se sentía como si lo estuviese haciendo. Parecía que para el Príncipe de la Corona, la ventisca que rugía ante nosotros parecía una ilusión. En eso habló.

— Es mi pecado.

El Príncipe de la Corona no dijo más nada después de eso.

El Príncipe de la Corona, Rudolf von Habsburgo, era inferior a su hermanita por todos los lados. La rebelión que el Príncipe de la Corona fue incapaz de suprimir por 7 meses con un ejército de 5.000 fue eliminada en 15 días por el ejército de 1.000 hombres de la Princesa Imperial. El lenguaje antiguo, que el Príncipe de la Corona logró dominar a la edad de 14 años, fue dominado por la Princesa Imperial a la edad de 5. Como la mala gestión de Su Majestad el Emperador continuaba, los nobles comenzaban a desear un monarca competente.

El Príncipe de la Corona era perfecto.

— ¿Lo ves?

El Príncipe de la Corona murmuró.

Inseguro de lo que se suponía que viese, miré al Príncipe de la Corona. Él estaba mirando oblicuamente la ventisca que rugía al pie de la colina.

— Alguien ha venido.

La neblina del amanecer apenas tocaba la región inferior de la colina. Una pata esquelética salió de dentro de la ventisca. El pie del esqueleto pisó ligeramente en la senda inclinada oscurecida por la niebla. Al dar otro paso al frente, la forma de un pie huesudo fue dejada impresa en la nieve en el lugar donde el pie estuvo.

-………

Al pie de la ladera, el esqueleto nos miró. Parecía que tuviese la mirada de un vagabundo que cuidadosamente examinaba la cordillera que ahora tenía que escalar. Aunque el esqueleto no tenía ojos, pude sentir su mirada. Era una mirada fría y transparente. El Príncipe de la Corona soltó una risa que fluyó en el viento nevado.

— Ha llegado un montón, ¿eh?

Desde la niebla mezclada con la nieve, miles de cadáveres comenzaron a salir.

Apuntando al campamento de nuestras fuerzas, los cadáveres ascendieron lentamente por la colina. El sonido de un cuerpo resonó en nuestra base. Los gallos quedaron alarmados por los cuernos y comenzaron a cantar. Una vez el sonido de las aves, el cual parecía como si nunca cesaría, finalmente cesaba, la ventisca rugió con fuerza una vez más y cubrió a los esqueletos. Nada era visible a través de ese torbellino de nieve. Nada se podía ver, y aun así, nuestras tropas levantaron sus lanzas y ballestas.

— ¡Ya veo, es el invierno!

El Príncipe de la Corona aulló fuertemente. Juntó sus manos alrededor de la boca para amplificar el sonido y gritó con fuerza.

— ¡Es el invierno! ¡Se acerca el invierno!

Nuestros soldados tenían miedo de la locura del Príncipe de la Corona. Se sentía como si él no estuviese informándoles a los soldados que los cadáveres habían llegado, sino que, estaba llamando a los cadáveres para que se acercaran con más prisa. El Príncipe de la Corona embriagadamente sacó una espada y la levantó al aire.

— ¡Todas las fuerzas, a la carga! ¡A la caaaargaaa!

El Príncipe de la Corona saltó sobre la valla de madera y comenzó a correr.

Todas las fuerzas, siganmeeee… ese sonido del Príncipe de la Corona resonó ampliamente. No le teman a la muerte, señores… los soldados se quedaron en su lugar. Inseguros de lo que tenían que hacer, se miraban entre sí y luego me miraron.

La figura del Príncipe de la Corona desapareció en la niebla nevada.

Poco después.

El Príncipe de la Corona regresó de la niebla. Estaba respirando pesadamente.

Tras empujarse a través de las aberturas en las vallas de madera con dificultad, caminó hacia donde yo estaba. Bajando su espada, el Príncipe de la Corona levantó sus hombros arrogantemente.

— Wow, no vino una sola persona. Parece que no tienen intenciones de luchar.

—………

— Solo retirémonos, general.

Volviéndome hacia los capitanes, ordené.

— ¡Rueden las piedras!

Los capitanes repitieron la orden. Las rocas, las cuales habíamos preparado de antemano, comenzaron a rodar hacia adelante. Debido al hecho de que las rocas eran incapaces de girar apropiadamente, ellas solo caían frecuentemente hacia una ubicación completamente aleatoria, sin embargo, ya que había demasiados no-muertos en esas ‘ubicaciones aleatorias’, las direcciones en las que rodaban no se les podría considerar netamente aleatorias. Las piedras colisionaban contra los esqueletos y hacían sus huesos pedacitos.

— ¿Qué? ¿Por qué escuchan las palabras del general e ignoran las órdenes de un lord? Esos tipos realmente están discriminando a la gente. Una vez que regrese a la capital, los castigaré como rebeldes.

La batalla estuvo ardiente desde el amanecer.

Aunque nuestros soldados eran viejos, ellos tenían bastante experiencia también. Ya que habían visto cosas más sorprendentes durante sus vidas, los soldados veteranos no estaban alarmados por la marcha de esqueletos. Aunque había un soldado que escapó, nadie trató de detenerlo. Los veteranos parecían haber comprendido que incluso si uno huyese solo en unas llanuras solitarias y nevadas, solo terminaría muriendo de hambre, congelándose hasta la muerte o devorado por las bestias.

Los viejos soldados masticaron el pan rancio, el cual fue distribuido como desayuno, durante un largo tiempo y lo tragaron con un poco de agua.

Una vez que las rocas habían caído, los viejos soldados agarraron las ballestas.

Estas eran armas clasificadas que absorbían la energía mágica de sus alrededores y disparaban flechas usando esa energía. Los proyectiles volaban sin naturalidad si el arma era disparada demasiado rápido, y retrocedería pesadamente y haría que la flecha se desviada si se disparaba con retraso. Los capitanes no tenían que dar instrucciones separadas para disparar ya que los veteranos podían disparar sus ballestas mientras hacían cálculos vagos de tiempo en sus mentes. Las flechas disparadas por los viejos soldados volaron rápidamente y perforaban con firmeza a sus objetivos.

Como ellos habían vivido de acuerdo a su propia discreción, ellos luchaban también de la misma forma. La manera en la que luchaban era parecida a la psicología natural de la gente… por lo que la gente está luchando. Los que estaban luchando eran personas. Inhalé profundamente el frio aire de invierno.

— ¡Atención a mis órdenes, capitanes!

Los capitanes inmediatamente se situaron en una sola fila cerrada. Ellos eran capitanes adultos. Eran viejos soldados que habían envejecido en las bases de un grado militar bajo debido a que poseían estatus humildes, tenían habilidades insignificantes, o eran incapaces de formar una línea apropiada.

Como la mayoría de ellos era gente nacida en el norte, fueron dejados también debido a la razón
de haber nacido en el norte. Ya que sus columnas no se habían corroída, ellos tenían sus espaldas rectas.

— Schleiermarcher.

— Sí, señor.

Pronuncié el nombre de cada capitán. Un capitán cuya barba aún era marrón se situó de pie y realizó movimientos militares. Él era el segundo hermano menor del oficial menor que dirigía la fábrica de tejidos que estaba en mi territorio.

Durante mi juventud, cuando compartía un enamoramiento infantil con una damisela de la aldea, me volví guardia de la fábrica de tejidos.

— Actualmente, la fuerza militar de nuestra fuerza central no supera los 2.000. Sin importar el costo, no debes permitir que el frente sea penetrado por esos cadáveres. ¿Comprendes? Defiende tu posición hasta tu último aliento.

— Como lo ordene, margrave.

— Aguanta cuanto sea posible. Las oportunidades de que nuestros camaradas en retirada sean capaces de sobrevivir se incrementaran mientras más resistamos. El Norte no enviará tu muerte al olvido.

— Entendido.

El capitán avanzó con sus sirvientes siguiéndolo. En la distancia, pudimos escuchar el débil sonido de un capitán gritándoles a sus soldados que avanzaran por la nieve.

Los demás capitanes restantes habían vuelto sus oídos hacia esa voz.

— Sir Roenbach.

— Si, general.

Un hombre de mediana edad usando una armadura plateada dio un paso al frente. En esta ubicación, este hombre era el único que no había nacido en el norte. Aunque su nombre era todo lo que le fue dejado, él una vez fue el líder de los Caballeros de la Guardia Real del Emperador. Había 6 caballeros en nuestras fuerzas actuales, y ellos tenían 20 valet siguiéndolos. Eran los últimos caballeros aquí.

— Mientras lidera a los caballeros, explore la ladera y acabe con cualquier nomuerto que sobresalga exageradamente. Su trabajo es prevenir que los cadáveres alcancen los 50 metros de nuestras vallas. Defienda la línea delantera con su vida, y caiga en las líneas delanteras.

— Cumpliré sus órdenes, general.

— El norte recordará sus muertes.

— Yo, Roenbach, logrará la gloria.

El líder de los caballeros ajustó su casco en su cabeza y montó su caballo. Los demás caballeros se reunieron alrededor de su líder. Los caballos de guerra, los cuales pertenecían a una buena raza, estaban exhalando aliento caliente incluso en este viento frio. Los caballeros bajaron sus cabezas hacia mi dirección una vez más, y luego lo hicieron en dirección al Príncipe de la Corona. Este asintió.

No dijo una sola palabra a modo de queja porque yo usaba a los caballeros a mi manera. El Príncipe de la Corona simplemente miraba la ventisca con ojos borrachos. Uno por uno, pronuncié el nombre de los capitanes.

— Bergmann, pondré a 20 infanterías pesadas bajo tu comando. Si hay una porción de nuestras defensas que parezca estar en peligro, anda allí y lucha.

— ¡Si, milord!

Décadas atrás, durante el año de hambruna, el joven que una vez mostró su inocencia por clamar tímidamente que había cazado un campesino preocupado porque el joven maestro tuviese hambre, ahora se había convertido en un viejo capitán, y respondió.

— Gabuaer, reúne a los sirvientes y distribuye los proyectiles a todos nuestros soldados. Más que eso, entrega el resto de nuestras provisiones a nuestros hombres y oficiales. La gente lucha con la fuerza provista por la comida.

— Serviré como necesidad, milord.

La chica que había enlistado en la milicia a pesar de su género, la chica que frecuente recibía burla de los hombres, y que una vez, había replicado en voz audible preguntando dónde se encontraban los hombres y mujeres del Norte, ahora estaba respondiendo mis órdenes en este lugar después que muchas décadas habían pasado.

— Poderosos soldados de Habsburgo, escuchen mis palabras –me volví has mis tropas–. No sé a quienes les han jurado lealtad ustedes, y no creo que esa lealtad se necesite cuando sus alimentos están en riesgo. Sin embargo, todos deberían saberlo. La labor de una persona y la tarea de un soldado, son cosas que todos deberían conocer muy bien. Si huimos, entonces los jóvenes de nuestro país morirán. Si nos rendimos, entonces la tierra de nuestro país será quemada. Oh, grandes soldados de Habsburgo, quienes una vez fueron jóvenes y siempre vivieron en esas tierras, es hora de que pasemos las cosas que disfrutamos a nuestros hijos e hijas.

Desenvainé mi espada y la elevé en el cielo. La espada formal, la cual había sido pasada por generaciones dentro de mi familia, se había perdido en la batalla anterior. ¿Pero por qué habría de importar? Viví en el campo de batalla. Este era mi hogar. Esto era en donde se encontraba la Casa Rosenberg. Grité. El calor de mis vísceras se elevó, ardiendo y perforando mi tos húmeda, y explotando en la atmosfera de invierno.

— ¡POR EL IMPERIO!

Los soldados levantaron sus ballestas y lanzas y gritaron fervientemente.

- ¡POR EL IMPERIO!

Mientras esperaba que mi voz llegara al otro lado de las posiciones, las cuales no podían ser vistas debido a la niebla y la nieve, rugí.

— ¡POR EL IMPERIO!

Los soldados repitieron.

- ¡POR EL IMPERIO!

La voces del otro lado de la base, las cuales estaban ocultas por la conmoción, llegaron hasta donde yo estaba también. Los soldados mayores, quienes habían nacido en diferentes lugares y vivieron de formas distintas, iban a morir juntos en el final de sus días en el mismo lugar. Los copos de nieve, los cuales se habían formado respectivamente dentro de las distintas temperaturas y estaban siendo llevados por distintos vientos, cayeron en el mismo piso y se desvanecieron. Vivir como un copo de nieve y, al final, morir como un copo de nieve. La nieve que se derretía primero con el fin de evitar la nieve, la cual iba a posarse sobre ellos, se derritiera. Agradecidamente acepté toda la nieve con vida similares y toda la nieve con muertes similares. El Norte era una nación nevada. Un hogar que estaba establecido para la gente que era incapaz de ir al sur. Volviendo mi vista hacia el cielo, suspiré. Este era un día perfecto para llorar. Un buen día para llorar… por la mañana, un capitán llegó corriendo hacia mí.

— Milord, la primera línea ha sido atravesada. Los soldados restantes en la primera línea se han unido a la segunda. Por suerte, hubo una pequeña confusión durante la retirada momentánea. Aunque muchos están heridos, pocos fueron los que murieron.

— Bien. Sigan defendiendo así.

Mientras miraba el mapa, di la orden. La ventisca era feroz por lo que era imposible percibir el campamento militar con mis propios ojos. Mientras trazaba las cosas que podían verse y las cosas que no en el mapa, sentí mi camino hacia una dirección e hice unas suposiciones de a dónde tenían que ir los soldados.

— Ya estamos ganando con solo ser capaz de resistir así. No luchen apresurados, no mueran tan rápidos. Soporten siempre y cuando puedan.

Instruyan esto a las tropas una vez más.

— ¡Entendido!

Tras un rato, un anciano llegó corriendo. Este era el asistente del capitán. Ya que el capitán había caído en batalla, el asistente estaba tomando el lugar de su superior. No le pregunté por qué el capitán había caído, y el asistente tampoco me dijo:

— General, el segundo grupo ha sido atravesado. El segundo y tercer grupo se han alineado y están resistiendo ante el enemigo. Nuestra moral a un no ha disminuido. El líder de los caballeros ha caído.

— Muy bien. Cuando regreses, infórmale a la comandante Gebauer que abandone la tarea que le fue dada y que participe en la línea delantera. Luchen mientras les quede tiempo, pero muévanse con prisa. Si se mueven rápido, serán capaces de luchar menos.

— Entendido, mi general!

Una vez que llegó el mediodía, cerca de la hora en que la ventisca había cesado, un mayor llegó corriendo. Una vez más, era una persona distinta. En la siguiente ocasión, un mayor había muerto y casi todos los demás capitanes habían caído, por lo que solo los que podían correr a reportar eran solo sirvientes de asistentes.

El mensajero dio un saludo puntual y entregó su reporte.

— La tercera línea ha sido atravesada. Todo nuestro ejército está resistiendo en la última barricada de madera. Aunque los rangos de las unidades están desordenados y asimilados, no hay problemas en luchar juntos como un grupo.

— Bien. Les ordeno a los caballeros restantes que carguen. Si utilizan la vía estrecha entre las vallas, entonces la carga debería ser fácil de realizar. Golpeen los flancos enemigos que ocupen nuestro lado.

— Entendido, milord. Puede que logremos la fortuna en la guerra.

Luego un soldado distinto, y un soldado diferente… finalmente.

Todo se había quedado en silencio pues ya no había más nadie a mí alrededor.

Al igual que una persona del Norte, los capitanes luchaban hasta sus últimos momentos. No capturamos a los soldados que huían, y ya que no lo hacíamos, creía que más se habían quedado. En la Guardia Real, desde los caballeros reales hasta los sirvientes de caballeros, todos habían muerto heroicamente en la batalla.

Durante el asalto final, el Príncipe de la Corona fue al frente con las tropas sin decir nada. No pregunté cómo había muerto el Príncipe de la Corona, y nadie tampoco me dijo cómo. El último mensajero que me dio el reporte no fue un capitán, ni un asistente, y ni siquiera el sirviente de un asistente. El último reporte fue dado por un soldado que no tenía rango. El soldado me informó que la última línea había sido atravesada e inmediatamente regresó al frente.

—…………

Mientras recibía el sereno sol de mediodía en mi espalda, miré el mapa.

La luz del sol derretía los desechos congelados, esparciendo un repugnante olor a humedad por todo el campamento. Era el aliento que había fluido de los Cielos. Ya que la nieve descendía del cielo, y esta era la esencia que emitía cuando la nieve se había derretido, se sentía como si este fuese el olor del cielo… ¿el país de la nieve era el país del cielo? ¿Era la gente de la nieve la gente del cielo? ¿Esa era la razón por la que la gente de la nieve regresaba con más facilidad al cielo?

Mi espalda se sintió cálida debido a la luz del sol. Mientras recibía esa esencia húmeda, recordé la vez que la Princesa Imperial había lavado mi espalda. No fui completamente ignorante con respecto a la razón detrás del por qué la Princesa Imperial nos había dejado al Príncipe de la Corona y a mi aquí.

- ¿Qué debería hacer este?

- Bloquearás nuestra retaguardia.

- ¿Acaso le está diciendo a este que muera mientras defiende?

- No te detendré. Sin embargo, no solo serás tú. Mi hermano estará allí también. Si dejas que el Príncipe de la Corona del Imperio muera, entonces probablemente serás reconocido como un traidor por toda la eternidad.

Volverme un traidor eterno.

La Princesa Imperial dijo eso.

La gente susurraba entre sí que el Margrave Georg von Rosenberg era la razón del inicio de esta guerra. El Margrave Rosenberg perdió las Montañas Negras y arruinó el plan del Imperio de terminar esta batalla con una pequeña guerra. Más que eso, Rosenberg ahora fue incapaz de proteger al Príncipe de la Corona de morir y por eso la sala de la corte del Imperio se verá perturbada. Por eso, mientras cargaba los crímenes y tareas por sí mismo, Georg colapsaría y quedaría sumergido en los desechos congelados que el cómo contribuirás grandemente; estas fueron las verdaderas palabras de la Princesa Imperial. Sintiéndome cegado por esa inmensa gracia Imperial, le pregunté a la Princesa.

- ¿Le está dando una oportunidad a este, majestad?

- Simplemente deseo darte un lugar apropiado. Vete mientras cargas toda tu humillación solo.

Aunque fue una oferta diabólica, al mismo tiempo, era el único camino para salvar al Imperio, por eso se hacía una oferta innegable.

La Princesa Imperial realmente le ha dado un lugar apropiado a este viejo saco de huesos. Como esta región era mi hogar y mi nación y era el lugar donde la gente residiría y residiría nuevamente, su alteza ha logrado visualizarlo.

Una sombra entró desde mi espalda. La sombra pisó la nieve. Mientras hacia un sonido confuso, la nieve recibió el peso de la vida que pisaba en ella.

— Hm. ¿Eres Georg von Rosenberg?

— Así es.

Seguí mirando el mapa. Cada mapa era un lugar donde la gente había muerto.

Pensé en la gente que había luchado de la misma forma que había vivido. Pensé en sus manos firmes y áridas que tiraban de los gatillos de las ballestas. Incluso después de haber disparado el proyectil, seguían tirando de la cuerda.

Disparaban y volvían a tirar, seguían tirando. La batalla continuaba siempre y cuando la vida persistiera, y se sentía como si no había más que el único instante que demostraba esa continuación interminable.

— La batalla terminó, muchachito humano. ¿Qué estás mirando?

— La batalla.

— Y si esa batalla termina también, ¿qué mirarás?

— La batalla.

El sonido de un metal se acercó y cortó el aire de invierno.

Así que este es el sonido de mi vida siendo cortada.

Eso pensé. Me preguntaba si la carne se separaba con más delicadeza que el aire ya que no pude oír el sonido de ser cortado. Mi visión saltó y saltó muchísimas veces hasta que eventualmente miré al cielo. Ese era el lugar al que regresaré. Cerré mis ojos.

- Ya que no puedo limpiar tu mente, considera la idea de que estoy consolándote al limpiar tu cuerpo. El camino de la consideración al menos no será solitario.

Contemplaré el significado y lo contemplaré una vez más. Sin embargo, ya que el país de la nieve era el país del cielo, un día, ellos volverán a la tierra y se apilaran una vez más, por eso continúen con sus lamentables vidas. Lo que me consoló fueron esas vidas pobres y fue más reconfortante que la consideración de su majestad.

Su gracia Imperial es infinita, majestad.

Por favor trátenos a los súbditos con simpatía.

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El Rey de los Campesinos, Dantalian. 71º Rango.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 3, Día 12.
Llanuras de Neris – Campamento del Ejercito Imperial.

—…………

Bajé la vista hacia la cabeza de Rosenberg, la cual había caído al suelo cubierto de nieve.

Rosenberg miraba al frente con los ojos cerrados. Ya las cosas probablemente no eran vivibles en esos ojos y tampoco era posible ser capaz de apreciar más cosas. Sin embargo, Rosenberg apuntará siempre hacia una dirección con esa mirada congelada. Luego de volver mi cabeza para seguir esos ojos, vi el cielo.

Luego murmuré.

— Ve a un buen lugar, margrave.

Levanté la cabeza de Rosenberg de la nieve. Sacudí la nieve que estaba en su cabello y usé un paño para limpiar el líquido que estaba fluyendo de su cuello.

Barbatos había decapitado a Rosenberg.

Por eso, nuestro plan fue un éxito. Aunque había una variable donde el segundo ejército de Marbas fue derrotado por la Princesa Imperial, considerando las habilidades de esa chica, en todo caso, ese era un resultado aceptable. Sería mejor considerar un alivio que Barbatos no perdiese. Además, fue gracias a la Princesa Imperial y su victoria que yo fui capaz de obtener la mía. Un empate.

Eso aún era un empate…

Durante un rato, la guerra había alcanzado un estado de calma.

Marbas había reclutado a las tropas una vez más y Barbatos tuvo que reorganizar a su ejército también. Los que necesitaban tiempo no eran solamente las Fuerzas Aliadas de los Lores Demonio, sino la Alianza Humana, la cual necesitaba tiempo para formar una nueva estrategia también.

Aunque parecía que los humanos esperaban que la guerra terminase en una pequeña batalla, yo me disculpaba. Esto aún era muy pronto. Por favor, participen un poco más en mi vals. Mientras miraba el rostro de Rosenberg, exclamé.

— ¿Qué estás tratando de ver incluso después de la muerte? Cierra tus ojos y descansa bien, margrave.

Bajé los parpados de Rosenberg con mi palma. Con eso, finalmente él había cerrado sus ojos. No sabía que gran causa y que gran sentido de justicia estaba tratando de ver este viejo en sus últimos momentos. Probablemente era algo tedioso.

Un capitán se acercó y me informó que Barbatos me estaba llamando. Ordené al capitán que sujetase la cabeza de Rosenberg. Intencionalmente lo intimidé.

— Planeo regalarle esto a la General Farnesio. Sujétalo bien ya que a la general le gustará mucho. Si por casualidad lo perdieses, la general se molestaría muchísimo. En ese momento, ni siquiera yo sería capaz de detenerla.

El rostro del capitán palideció y cuidadosamente sujetó la cabeza de Rosenberg. La forma en que sus dedos temblaban lo hacía parecer que estuviese sujetando su propia cabeza. Reí y me abrí paso hacia Barbatos. Dentro de la tienda vacía de los enemigos, Barbatos estaba limándose las uñas.

— Oh, ¿viniste?

— Estoy aquí para felicitarla por su gran victoria, majestad…

Exclamé mientras me arrodillaba. Yo era el tipo de persona que se arrodillaría incluso si era una broma. Barbatos resopló.

— Muy bien. Es bastante bueno ver tus palabras de mierda están ascendiendo. Sígueme.

— ¿Me vas a mostrar algo bueno otra vez? Tus cosas buenas están listas para cada día, por lo que no estoy seguro de cuando seré capaz de dormir apropiadamente.

Barbatos rió.

— ¿Puede seguirme sin decir una mierda? Si empiezas a joder, entonces te voy a insultar hasta que me canse.

Eso es lo que la sonrisa gentil de Barbatos me sugeria.

Como un individuo que creía en el sentido común y lo refinado, seguí a Barbatos.

Un prisionero estaba atado en uno de los rincones del campamento militar. Su armadura era bastante densa. Su posición social probablemente era la de un gran noble. Barbatos me susurró al oído.

— Este es el Príncipe de la Corona del Imperio de Habsburgo.

—……………

Seguro.

Esto era algo realmente grande.

Barbatos mordió ligeramente el lóbulo de mi oreja con sus incisivos.

— Dantalian, no me juraste tu lealtad a mí. Esta es una tragedia que considero bastante lamentable. Sin embargo, aunque no me has jurado tu lealtad, aun eres de confianza. No planeo aceptar eso sin un precio.

— ¿Oh? ¿Y qué quieres decir con eso?

— Te lo entregaré a ti.

Barbatos acarició mi pecho con su mano. Se sentía como si cada uno de sus dedos contenía una función orgánica. Por eso esto era lo que se sentía el toque de una mano que podía revivir a los muertos de la tierra. Así es como lo creía. Si era demasiado, entonces incluso yo me habría levantado inmediatamente si yo fuese un esqueleto.

— Puedes usar a ese prisionero como te dé la gana.

— Barbatos…

Gentilmente levanté la barbilla de Barbatos. Ella no se rehusó a mi toque descortés. Nuestros labios se acercaron.

— Podrás saberlo ya, pero desprecio a las mujeres con cuerpos pequeños.

— Hm, ¿y?

— Pero no puedo rehusarme a ti solamente.

— Lo sé, idiota.

Nos besamos un largo rato. Era un beso que contenía gratitud en lugar de lujuria. Barbatos, por la razón de que yo había forzado la marcha hacia el norte con el fin de salvarla, y yo, por la razón de que ella no ignoraría mi posición y me presentaría con una recompensa apropiada. ¿Cuán hermosa es una compañera que sabe cómo ser honestamente agradecido por lo que han recibido, y recompensa a la otra parte poco después? Éramos una hermosa pareja de negocios. Alejé mis labios y susurré.

— Aunque se siente que el deseo de llevar esto hasta el final en este lugar ya se ha acumulado.

— Tranquilo. Ayer ya tuvimos nuestra diversión sexual. Ve y encárgate de tu negocio.

Barbatos señaló al Príncipe de la Corona con su mentón. Asentí y me acerqué al Príncipe de la Corona del Imperio.

Me preguntaba si el Príncipe de la Corona se había revolcado varias veces en el suelo ya que su apariencia era más andrajosa que la de un perro callejero. Su cabello era plateado, y aun así, debido a la suciedad, estaba crudamente mezclado con un color marrón. Con un rostro completamente sucio, el Príncipe de la Corona me miró. Sus ojos estaban hundidos como un borracho que acababa de despertar de su intoxicación.

— ¿Quién eres tú…?

— Enemigo de Elizabeth.

—………

— ¿No deseas escuchar mi propuesta, oh, Príncipe de la Corona?

Sonreí calmadamente.

Sir Hermano Mayor.

Estoy aquí para informarte de algo bueno.

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3 comentarios:

  1. me da un pequeño orgasmo cada ves que suben un capitulo

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  2. Cuando subirán él próximo??
    PD:gracias por los capítulos

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    1. Primero 20 cap de Nidome no yuusha y despues 6 de nidoume no jinsei. Voy a hacer lo que pueda para traerlo lo antes posible pero no prometo nada

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