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Estado
Raza: Goblin
Nivel: 8
Rango: Lord; Jefe De La Horda
Habilidades <<Gobernante De La Horda>> <<Voluntad Rebelde>> <<Aullido Abrumador>> <<Esgrima B+>> <<Codicia Insaciable>> <<Alma Del Rey>> <<Sabiduría De Un Gobernante I>> <<Ojos De La Serpiente Azul>> <<Baile En La Frontera De La Muerte>> <<Ojo De La Serpiente Roja>> <<Manipulación Mágica>> <<Alma De Un Guerrero Loco>> <<Tercer Impacto (El Tercer Canto)>> <<Instinto>> <<Sabiduría De Un Gobernante II>>
Protección Divina: Diosa Del Inframundo
Atributos Oscuridad; Muerte
Bestias Subordinadas Kobold Superior <<Hasu>> (Nvl 1); Gastra (Nvl 20); Cynthia (Nvl 20); Rey Orco <<Bui>> (Nvl 36)
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Guiando el camino a través del bosque tipo laberinto estaba Gilmi.
"Somos llamados los goblins del principio."
Dijo silenciosamente Narsa que estaba a mi lado. La solemnidad de su voz era como la de una antigua miko.
"Se dice que los goblins nacimos de la Tierra de los Muertos, de la cual vinimos a este mundo."
¿Está hablando de la Diosa del Inframundo?
"La difunta Deetna, nuestra diosa madre, nuestro único fundamento."
Me recuerda a la leyenda de la que hablaba Reshia. En esa leyenda, los dioses deseaban que Deetna regresara de la tierra de los muertos. Y lo hizo, sólo que… Vino acompañada de monstruos y bestias mágicas.
Parece que la leyenda de la que hablaba Reshia también fue transmitida a los monstruos.
¿Una coincidencia?
"Pero nuestro dios, Deetna, fue derrotado, y el que vino a gobernar la tierra de los muertos fue Altesia. Fue a través del caos que su alboroto y su terrible poder cosecharon sobre el mundo que ella conquistó nuestra tierra. Y luego volvió a desafiar al mundo de los humanos."
Así que los vivos y los muertos pelearon una vez más, ¿Huh?
"Pero perdimos otra vez. Cuando ella corrió a esta tierra, nos dejó una orden antes de dejarnos atrás… Protejan la Fortaleza del Abismo, declaró. Háganlo y nacerá su rey."
¿Cuánta pasión había en esas palabras que realmente te sacudes al pronunciarlas? ¿Qué hay en tus pensamientos más profundos… Narsa?
"Y cuando llegue ese día, despertaremos, y nos enfrentaremos una vez más contra los humanos."
Es un poco diferente de la historia que Gilmi dio.
"¿Y?"
Pregunté.
Este prólogo es demasiado largo. Sólo quiero oír la conclusión.
"Las cuatro tribus juntas protegen lo que es sagrado. Así que para proteger la Fortaleza del Abismo, cada uno de nosotros recibió un tesoro de los guardianes de la Tierra de los Muertos."
Escuché gritos desde el flanco derecho, pero se lo dejé a Gi Gu Verbena.
"Ese tesoro… Es su objetivo."
Dijo Narsa.
Los gritos se elevaron desde el flanco izquierdo, pero los árboles bloquean mi visión… No tengo otra opción que confiar en ellos.
"¿Pero por qué sólo ahora?"
Pregunté.
"¿No fue la guerra hace más de 400 años?"
"…Es porque ya no pueden esperar más. Así que pensaron en adquirir al rey con sus propias manos."
La amargura parecía calar a Narsa.
En ese momento, aunque es imposible que estuvieran esperando a que esas palabras fueran pronunciadas, los goblins de Gaidga aparecieron.
"Adquirir al rey, ¿Huh?"
Como muñecas sin voluntad…
El rey soy yo.
Alguien que sólo fue puesto en la posición por otros no es un rey.
"Gi Za, te lo dejo a ti."
Ordené.
"Ningún problema."
Sonrió audazmente el jefe druida, Gi Za, mientras cargaba desde mi lado hacia la pelea. Siguiéndolo desde atrás había un montón de goblins portadores de magia.
Bajo el liderazgo de Gi Za, vientos incoloros y aguas azules, atacaron a los goblins de Gaidga.
"El jefe de Gaidga es Rashka, hijo de Mishka. Es mi prometido."
Ya veo. Tal vez pueda hacer uso de eso. Narsa sólo bajaba la cabeza sin siquiera preguntarme qué estaba pensando.
"¡Expúlsenlos rápidamente, y recuperen la aldea de Ganra!"
Comandé.
A pesar de todo… Ya sean esos cuatro tesoros o el rey que todos ustedes desean… Tomaré todo de vuelta.
Miré a los goblins bajo mi control.
"Gilmi, busca en los alrededores."
"Sí."
Las copas de los árboles son el hogar de los goblins de Ganra. Narsa parecía soportar algo mientras agarraba con fuerza su pequeño puño mientras observaba la situación que tenía ante ella.
Como un humano… ¿Huh?
Estreché los ojos por su comportamiento. Para bien o para mal, tratar con humanos podría ser mejor que tratar con goblins. Entonces miré el amargo campo de batalla. Allí oía gritos de alegría sonando en varios lugares.
"Mientras tanto, parece que hemos logrado nuestro objetivo."
Murmuré.
Gilmi que estaba buscando en los alrededores desde lo alto de un árbol fue a informar.
"Parece que los goblins de Gaidga se han retirado."
Dijo. Asentí con la cabeza a la conmoción de los goblins de Ganra.
"Consigue algo de comida y vigila atentamente los alrededores… Todo esto debería estar bien, ¿No?"
Dije con una mirada aguda y contundente. Narsa, aparentemente incapaz de soportar mi mirada, asintió a regañadientes con la cabeza.
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Si esa atmósfera tuviera que ser expresada en una palabra, entonces la palabra “extravagante” encajaría mejor.
Mármol pulido sobre el que se colocaba una alfombra roja, extendiéndose directamente hacia la habitación más profunda hacia el trono del rey.
En la que tapices tejidos por los sastres más hábiles durante un período de varios años cubrían las paredes. En la que un candelabro incrustado de joyas ilumina el lugar a través de piedras mágicas que cuelgan del techo. Y en la que hermosos vitrales de colores, invisibles incluso en la iglesia occidental, se fijaron a las ventanas, permitiendo que la luz que pasaba por las ventanas coincidiera con los hombres de la habitación, creando una atmósfera de ensueño.
Era la sala del trono, donde el rey se reunía con sus invitados. Y sentándose en ese trono estaba sentado un anciano conocido por los países vecinos como un rey majestuoso.
Ashtal Do Gelmion. Él es el amo del reino en el lado occidental del continente, cuya frontera se extiende desde el Bosque de las Tinieblas hasta el sur.
A ambos lados de la alfombra roja estaban las piedras angulares de esta nación, los nobles, los burócratas, los soldados y los comerciantes. Se quedaron allí como paredes, sin soltar ni el más mínimo temblor de una tos. En esa habitación, sólo una cosa prevaleció, y eso no era otra que la dignidad del rey.
"Los caballeros sagrados han llegado."
Repentinamente, dentro de esa atmósfera tensa, como el sonido de un chasquido, esas palabras resonaron.
El rey miró a la puerta que tenía delante mientras se abría. Y de ella entraron tres hombres vestidos de armadura.
Uno era un hombre de mediana edad. Con un rostro de rasgos sofisticados, la espalda recta y el pelo plateado casi blanco, dio la imagen de un mayordomo. Sin embargo, la agudeza que yacía en su mirada refutaba cualquier noción de que él fuera uno. Mientras se frotaba el bigote, su presencia abrumaba los alrededores.
Otro era un hombre joven. Su arrogante mirada nadaba de izquierda a derecha. Su cuerpo era como una roca, y estaba vestido de armadura. Sus fauces parecían como si pudieran aplastar incluso el acero, y en sus feroces ojos azules se veía arder una ambición. Incluso su corto pelo parecía estar de cara al cielo, parado contra él.
El último era un hombre de pelo largo vestido con armadura roja. La belleza de su deslumbrante, largo y dorado cabello hizo fácil confundirlo con una mujer. Su esbelto cuerpo tenía una piel de porcelana blanca que parecía como si no hubiera sentido ni una sola vez el toque del sol. Aunque parecía una mujer, una sonrisa sarcástica se le escurrió por los labios mientras sus estrechos ojos miraban a la gente que le rodeaba.
"Gowen Ranid, Gulland Rifenin y Gene Marlon han llegado para responder al llamado del rey."
Mientras el hombre de mediana edad se arrodillaba ante el rey, los otros dos le seguían. El rey levantó su brazo que era como un árbol muerto, y les hizo señas para que se relajaran.
"¿Qué requiere el rey de nosotros?"
Los caballeros sagrados son el mayor activo militar del reino. Para que tres de los siete fueran convocados al rey… Sabían muy bien lo urgente que era el asunto.
De sur a suroeste se encuentra el Bosque de las Tinieblas. En el norte se encuentra la cordillera del Dios de las Nieves (Yggrasil). En el este está el Reino Santo de Shushunu. Y en el sureste está la Alianza de los Señores. Para este país que está rodeado de todos ellos, lo que más valora es la fuerza. Y los que han alcanzado el ápice de esa perseguida fuerza son los siete caballeros sagrados.
"Una petición vino de la Iglesia del Oeste."
Dijo el rey. Al oír eso, Gowen, que seguía arrodillado, comprendió inmediatamente los detalles de su tarea.
"Encuentren a la santa."
Dijo el rey en voz baja.
Cada uno de los tres asintió a través de las expresiones en sus caras.
"Tráiganla viva a toda costa."
Ordenó el rey.
"¡Por su voluntad!"
Respondieron los tres caballeros sagrados.
Satisfecho, el rey los despidió.
"Reshia Fel Zeal, la santa de Zenobia, ¿Verdad?… ¿Qué diablos están pensando esas personas de la iglesia, me pregunto?"
Esto es un secreto, pero la Torre de Marfil realmente presionó a este reino.
La Torre de Marfil está repleta de excepcionales magos y burócratas. Así que aunque este reino tiene un número de gente excepcional bajo su mando, no se atreve a burlarse de la fuerza de la Torre de Marfil.
Sin embargo, esa Torre de Marfil y la propia Iglesia del Oeste pidieron que se realizara una búsqueda por el bien de una sola niña.
Una existencia fortuita, pero al mismo tiempo preocupante. Si está viva, encuéntrala y tráela de vuelta.
Mientras una llama ardía en los hundidos ojos de Ashtal, sonrió.
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"Me pregunto qué está planeando nuestro rey."
Preguntó Gene al caminar mientras jugaba con su pelo largo.
Después de haber sido despedido de la presencia del rey, no se molestó en controlar sus frívolos labios, ni se molestó en ocultar la retorcida impresión que daba cuando una sonrisa sarcástica se elevaba sobre sus labios.
"Realmente no te importa, ¿Verdad? En cualquier caso, ¿Qué tal si empezamos buscando presas en el bosque? Ha pasado un tiempo desde que tuve el placer de cazar."
Se rió ferozmente el hombre conocido como Gulland.
Como un caballero de gran estatura que también es conocido como el Caballero de la Tormenta, no hay nadie superior a él cuando se trata de manejar una gran espada.
"¿Qué piensas, viejo?"
Preguntó Gene con una sonrisa al viejo caballero que caminaba delante de ellos. Gowen, el más antiguo entre los santos caballeros, y el que supuestamente tuvo más logros entre ellos.
"…La Torre de Marfil y la Iglesia obviamente le presionaron para que lo hiciera."
Dijo Gowen mientras miraba a los dos que estaban detrás de él.
Esa mirada que les envió… No los miraba con ojos sobrios, no. Más bien los miraba con una mirada que podía decirse que era extremadamente fría. Era una mirada helada que parecía mirar hacia abajo a algo completamente inútil.
La sonrisa de Gene tembló.
"Como era de esperar del Caballero de Brazos Fuertes, tus ojos son increíbles. De hecho, tu mirada ya ni siquiera se siente humana."
Dijo Gene mientras miraba a Gowen con ojos ridículos. Si uno mirara más de cerca, se podría ver que la mano izquierda de Gowen era en realidad un brazo metálico y burdo.
Cuando Gowen dejó de caminar, Gene también se detuvo y tomó distancia.
"¿Quieres intentarlo, abuelo? Mi Fifire es rápida, ¿Sabes?"
Dijo Gene mientras ponía las manos sobre la fina espada de su cintura.
Sus movimientos eran naturales, y bastante espantosos, no había aberturas en sus movimientos. Siempre estaba listo. Listo para cualquier presa que venga a atacarlo.
"Deberíamos parar. No hay nada interesante en pelear entre nosotros aunque Gulland lo encuentre divertido."
Dijo Gowen sin expresión al enviar su mirada al hombre alto y musculoso.
"¿Qué, entonces no lo van a hacer? Y aquí pensé que podría matar al herido."
Se rió Gulland en un tono bajo mientras Gene se encogía de hombros.
"No eres bueno juzgando el carácter."
Dijo Gene.
Al oír esas palabras, Gowen volvió a caminar. Gene y Gulland se miraron uno al otro una vez, y entonces ellos también comenzaron a caminar.
Luchar aquí sólo les haría daño.
Si van a luchar, es mejor que peleen desde el principio y ganen. Los dos eran también muy conscientes de que este era el curso de acción más sabio.
"La princesa cautiva, Reshia Fel Zeal, ¿Cierto? Mientras tanto, ¿Por qué no vamos a rescatarla?"
Mientras Gene lo decía suavemente, los otros dos asintieron ambiguamente.
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Nota del Autor:
Cambié un poco la perspectiva, y coloqué una historia del reino humano. Los villanos son agradables, ¿Huh?
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